14 de abril de 2013. Cines Marta, Avilés.
Siete psicópatas es la historia de un guionista que escribe la historia de una película de la que solo tiene el título: Siete psicópatas. El desarrollo del guión será el de esta película en la que un amigo le ayuda secuestrando al perro de un mafioso psicópata y trenzando más historias de psicópatas. Hasta siete.
Esta película tiene varias capas. Lo dice uno de los personajes que la traman en el momento en que propone un giro en el guión para que la violencia de la primera parte deje paso a las palabras en la segunda, como en el cine francés. No es cine dentro del cine, es el metarrelato dentro del propio relato o el relato de un metarrelato. Haber sido el único espectador en la sala me ha impedido oír las risas que seguramente habrían despertado varias escenas o notar las reacciones de otros ante los momentos de violencia. Martin McDonagh consigue algo tan extraño como armar una historia (¿armar una historia?) que puede agradar tanto al público tarantiniano como al del cine francés (o quizá defraudar a los dos). Lo más difícil era cerrar ese guión y McDonagh lo consigue con los sucesivos finales (de tiroteos y de palabreos) y con ese epílogo que recuerda que un guionista no debe olvidarse de lo que promete a un personaje.