sábado, 21 de septiembre de 2013

Jobs

de Joshua Michael Stern. EE.UU, 2013. 122’.
20 de septiembre de 2013. Cines Los Prados, Oviedo.

La vida de Steve Jobs. Desde el garaje juvenil en que reunió a sus primeros apóstoles hasta su resurrección y la de Apple (valga la redundancia) a comienzos de este siglo.

Muchos piensan que Apple es una religión. Y debo confesar que soy practicante. Esta reseña está escrita con un MacBook Air que me acompaña felizmente desde hace casi seis años. Mi teléfono es un iPhone que hoy estrena iOS 7 (Ángela ya lo puso en el suyo el jueves). Y ahora mismo está actualizándose el iPad en el que evalúo a mis alumnos, leo los periódicos y hago muchas otras cosas a diario. Así que mi juicio sobre la película puede no ser objetivo. El tipo que inspira al personaje siempre me atrajo y el actor lo clava. Suscribo su fanatismo creativo y su desprecio por las inercias. Comparto su idea de que la tecnología debe hacerse transparente para las personas y facilitarles la vida, no obstaculizarla con esas opacidades elitistas en las que muchas veces caen quienes detestan el mundo Apple (incluso algunos de los que invocan códigos libres pero practican el hermetismo vital). Así que he disfrutando bastante con las dos horas de este biopic. Reconozco que el personaje (y quizá la persona) tiene su parte antipática, en eso la película no es nada apologética. Soy consciente de que, para alguien que no sepa que Facebook es más que un libro de rostros y Apple más que una manzana (¿existirá ese ser?), la película de Fincher es, obviamente, mejor que esta. Pero no comparto las duras críticas que he leido sobre Jobs. Seguramente me puede el prejuicio favorable, pero quizá también les esté influyendo el contrario a quienes desprecian esta biografía del profeta. ¿Temerán los efectos de morder la manzana?