14 de septiembre de 2018. Cines Parqueastur, Corvera.
Un grupo prehistórico emprende un viaje de caza iniciatico con jóvenes elegidos. Mientras despeñan a unos bisontes el hijo del jefe resulta malherido. Todos lo dan por muerto así que tendrá que arreglárselas sin más ayuda que la de un lobo (luego sabremos que es loba).
No nos confundamos. No es una alegoría prehistórica sobre la domesticación de los animales. Es un cuentecito sonrojante sobre un muchacho guapísimo y su mascota. A pesar de mis prevenciones, el recuerdo de En busca del fuego de Jean-Jacques Annaud y de esa magnífica serie documental llamada La odisea de la especie me hacían no querer perderme una historia ambientada en escenarios de hace 20.000 años. Pero la esperanza de una buena película llena de gestos y silencios se disuelve a los pocos minutos cuando empieza a hablar el padre de la criatura. A partir de ese momento solo espero que la cosa acabe pronto y que el chico y su mascota lleguen cuanto antes a su casa. Cada año está más claro que Asturias en verano es un desierto cinematográfico. Las salas comerciales excluyen casi por completo las películas que merecen la pena y las salas públicas de versión original (Centro Niemeyer, Casa de la Cultura de Avilés, Valey, Laboral Cineteca...) echan el cierre considerando que el receso cultural debe ser todavía mayor que el escolar. Pareciera que entre mayo y octubre los que disfrutamos con el cine debemos ser castigados por nuestro vicio. Así que nada de cine en verano. Ni de noche ni de día. Sequía pública y privada en todas las carteleras al norte de la cordillera. Vivir aquí es una maravilla por muchos motivos. Si a uno le gusta el teatro en Avilés estará encantado durante todo el año (como puede comprobarse en mi otro blog). Pero si a uno le gusta el cine, el verano asturiano es insoportable. Viendo, por ejemplo, la cartelera gijonesa no se entiende que las mismas salas que durante el festival de noviembre se llenan para ver películas independientes, apenas ofrezcan nada digno durante estos meses (y más bien poco durante el resto del año). Va a ser que los responsables públicos y privados de la programación cinematográfica de esta región están empeñados en que durante el verano los cinéfilos asturianos suframos por serlo. Cinéfilos y asturianos.