23 de septiembre de 2018. Casa de la Cultura, I Festival Internacional de Cine sobre Patrimonio Industrial y Paisajes Culturales, Avilés.
La vida en Liebig mucho después de que la industria de conservas cárnicas que le dio nombre dejara ese lugar. Un pueblo argentino hecho a la medida de aquella fábrica inglesa. Unos ancianos que recuerdan y veneran aquellos tiempos felices. Y un lugar varado en la memoria a orillas del río Uruguay.
Aquí sería la Real Compañía Asturiana de Minas y después Asturiana de Zinc. Lo que vemos en la pantalla y lo que aún queda en Arnao son ejemplos de aquellas lejanas utopías paternalistas que tenían su corazón en una fábrica. Las palabras de estos venerables argentinos me resultan deliciosas por lo que dicen y por cómo lo dicen. Pero también muy próximas porque algunos somos hijos de aquella generación heroica que vivió con orgullo (como el protagonista brasileño de Construindo pontes) aquellos tiempos felices en los que sentían que el trabajo no alienaba sino que la fábrica y sus aledaños ponían esperanza en sus vidas y alegría para vivir. Entre la ironía y la nostalgía se sitúa la caligrafía fílmica de una película que encaja perfectamente en las intenciones de este festival. Antes de que se proyectara Liebig hemos visto dos cortometrajes danzantes. El primero, más discreto, fue Mon patriimonie tu t'animes à thiers de Lisa Robert y Clotilde Amprimoz. El segundo, magnífico, se titulaba Time subjectives in objective time de Kati Kallio y muestra como, en lo que se enciende y se apaga una cerilla, una cámara y tres bailarines pueden recorrer lugares de una industria abandonada especialmente propicios para la poesía. Así que han sido dos jornadas estupendas en las que hemos visto películas interesantes sobre las hibridaciones entre la industria, la cultura y la naturaleza (también humana). Gracias INCUNA por esta iniciativa y mucho ánimo para ir preparando la segunda edición del festival.