8 de diciembre de 2017. Cines Renoir Floridablanca, Barcelona. V.O.S.
Kat y Eva viven felices en una barca en los canales de Londres. La llegada de Roger (un amigo de Kat) sirve para que Eva encuentre apoyo (y semen donado) para su proyecto de ser madre. Kat acepta la idea aunque no está tan involucrada. Por eso las dos amantes no encajarán de la misma forma la pérdida del feto.
Si el arranque de 10.000 KM me pareció magnífico, el de Tierra firme me ha resultado algo ñoño. Encuentro que estos catalanes anglófilos y esta inglesa que quiere ser madre tienen maneras más propias de la adolescencia que de las crisis de la treintena de las que esta película parece querer ocuparse. Pero superada la primera impresión (y comparación) la historia va mejorando hasta ese tramo final en que la tierra firme por la que parece apostar la inglesa contrasta muy bien con esa vida deseable que su amante catalana le ofrece en el confortable canal. Curioso contraste (de homosexualidades, de paisajes y de dilemas sentimentales) entre la Tierra de Dios masculina que vimos ayer y esta Tierra firme femenina con la que ya son doscientas las películas que en lo que va de año he comentado en este blog.