sábado, 30 de diciembre de 2017

Wonder

de Stephen Chbosky. EE.UU., 2017. 113’.
30 de diciembre de 2017. Cines Los Prados, Oviedo.

El primer curso escolar para August. Ya tiene diez años pero hasta ahora se ha educado en casa y ha estado siempre muy protegido por su hermana y sus padres. Nació con un problema genético que le provocó una gran deformidad en la cara que la cirugía no ha conseguido resolver por completo. Enfrentarse por primera vez a la escuela no será fácil para él. Veremos cómo lo va superando a lo largo de ese curso.

El director de Las ventajas de ser un marginado no podía hacerlo mal y, aunque la historia tiene todos los mimbres para derivar en lacrimógena, políticamente correcta y excesivamnte obvia, Chbosky consigue mantener controlada su innegable intención edificante haciendo que siendo dulce no llegue a empalagar y siendo bienintencionada no peque de buenismo. De hecho, acercándose a territorios tan propicios para los tópicos y las letanías morales como los del acoso escolar, consigue sortear el maniqueismo con que suelen presentarse estos asuntos. Así que Wonder es un cuento moral sencillo y con notoria voluntad de formación cívica apto para cualquier público. De hecho, me han gustado mucho las reacciones del público infantil y adulto que abundaba esta tarde en la sala. Creo que se han emocionado y han disfrutado mucho contemplando lo que tiene de bueno el respeto a la diversidad humana y cinematográfica. Star Wars es en Wonder solo la afición pasajera de ese niño con casco de astronauta que tiene los gustos propios de su edad. Sin embargo, en nuestros cines se ha convertido en una religión con la que tienen que comulgar también los adultos y que deja pocas oportunidades para que puedan ser vistas y valoradas reivindicaciones de la diversidad (ética y estética) tan sencillas y accesibles como esta.