24 de mayo de 2020. Festival DocsBarcelona. Filmin, Avilés. V.O.S.
Karisa vuelve desde Mombasa al pueblo en que se crió para ayudar a su abuela. Allí la están acusando de brujería y su vida podría correr peligro. Los intereses de algunos y las supersticiones de muchos hacen que la mujer viva condenada a un ostracismo del que solo la protegen su nieto y sus hijas.
La actitud de la anciana es lo mejor de la película. Flemática, tenaz y con un punto irónico, la buena mujer es capaz de soportar con paciencia una presión que para cualquiera sería terrorífica. Y es que el peligro está cerca y los machetes podrían llegar cualquier noche. Pero la película no es tensa ni enfática. De hecho, uno reprocharía al nieto no actuar con un poco más de carácter. Las tremendas supersticiones que amenazan la vida de esa abuela apacible hacen que uno se acuerde de los libros de Marvin Harris (Vacas, cerdos, guerras y brujas, Caníbales y reyes...) Aunque, en eso de encontrar chivos expiatorios a quienes culpar de todo e intentar destruirlos, esa aldea de Kenia no parece estar tan lejos de España. La irracionalidad contagiosa y la tenacidad interesada vienen ser las mismas que las de nuestros inquisidores nacionales que no dejan de acusar y acosar y acusar a sus adversarios políticos por todos los males. No estamos en la Edad Media pero, viendo la forma en que algunos blanden aquí las banderas, bien lo parece.