de Maite Alberdi. Chile, 2020. 84’.
24 de marzo de 2021. Cines Ocimax, Gijón.
Un detective privado ha puesto un anuncio en la prensa para buscar a alguien de entre ochenta y noventa años que esté dispuesto a hacer de espía en una residencia de ancianos. El elegido es Sergio que cada día le manda a su jefe un informe sobre lo que allí observa. Además de espiar para él, también irá conociendo a las personas que viven en esa residencia.
En La Once Maite Alberdi ya había demostrado la gran ternura y perspicacia con que sabe poner la cámara para retratar y respetar la ancianidad. En aquella joya nos hacía asistir a las meriendas que desde hacía sesenta años venían reuniendo cada mes a un grupo de amigas. El agente topo no es menos tierna y deliciosa que La Once pero además utiliza el magnífico recurso, casi ficcionado, de un investigador de la tercera edad que tiene la misión de fisgar e informar sobre las condiciones en que vive una mujer en esa residencia de ancianos. Sus conclusiones serán aleccionadoras y, sin ninguna estridencia, dan mucho que pensar sobre si el encerramiento institucional es la forma de vida más deseable para nuestros mayores. Para responder a esta pregunta convendría que cada cual se planteara muy en serio si a partir de cierta edad le gustaría dejar el lugar, las personas y las cosas con las que ha vivido siempre e irse a una institución que en el mejor de los casos tiene pinta de hotel de vacaciones perpetuas y en el peor es como un internado escolar sin periodos no lectivos.