18 de julio de 2016. Centro Municipal Integrado La Arena, Gijón.
Unas amigas chilenas se reúnen una vez al mes para la once, esa agradable merienda en la que charlan, se ríen y se ponen al día de cómo les va la vida. Lo llevan haciendo desde que salieron del instituto. Ya hace más de sesenta años.
Primeros planos de las viandas y de los rostros. Elegancia en los encuadres e ironía en el montaje. Así es este delicado homenaje a unas viejecitas que llevan décadas manteniendo viva una amistad con la que ni siquiera puede la muerte. Maite Alberdi filmó con delicadeza durante varios años las conversaciones de estas agradables niñas bien chilenas que se han hecho ancianas sin perderse el cariño. Aunque cada año son menos, siguen manteniendo la gracia que hace tan agradable asistir a sus meriendas. La idea me ha recordado al encuentro de las amigas de Colita que Ventura Pons filmó en Cola, Colita, Colassa (Oda a Barcelona). Aunque aquella merienda barcelonesa tenía más ironía y más enjundia que la once de estas veteranas chilenas, la forma en que Maite Alberdi pone la cámara y arma su relato es tan oportuna que uno se siente asistiendo divertido a uno de esos encuentros femeninos seniles y coloristas que hacen tan curiosos algunos cafés de nuestros centros urbanos. Lástima que un acento tan dulce y fascinante como el chileno se vea acompañado en esta película por esa costumbre que están adoptando algunos directores jóvenes de poner en inglés los títulos de crédito. De hecho, en el programa de mano el estupendo título de esta chilenísima película va entre paréntesis debajo de un patético Tea Time. Y es que algunos deben pensar que llenando el cine (y la vida) de palabras en inglés nos volveremos más internacionales. En Asturias sabemos que no "ye mundial" quien usa mucho el inglés, sino quien carece de complejos.