10 de noviembre de 2019. Cines Parqueastur, Avilés.
Una prisión vertical con un gran hoyo en el centro de cada celda. En cada una hay dos reclusos a los que les llega la comida sobre una plataforma que baja por el hoyo y se detiene unos segundos en cada planta. Así que los de abajo solo reciben lo que dejan los de arriba. La desigualdad es insoportable y cada mes los internos cambian de nivel sin saber cuál será su destino.
La idea es sugerente y la ambientación es simple pero potente. El primer tramo, más discursivo y teatral, promete una película llena de lecciones sociopolíticas y antropológicas. Pero conforme pasan los minutos la sangre va en aumento y la película no consigue remontar el vértigo del hoyo.