15 de noviembre de 2019. Escuela de Comercio, 57º Festival de Cine de Gijón (sección: Esbilla). V.O.S.
Más o menos veinticuatro horas en la vida de unos adolescentes. Es el tiempo en el que se preparan, van, se divierten (o no) en un bar en el que toman bocadillos y bailan. También los vemos en el regreso. Siempre desde muy cerca. Como si fuéramos con ellos. Con grupos de amigos distintos y diversos que asisten a esa especie de ceremonia de iniciación.
Tyler Taormina consigue filmar las atmósferas y los sentimientos. Y lo hace dándole muy poca importancia a los diálogos y mucha a las imágenes, a los sonidos y a las músicas. También a los gestos personales y a las relaciones tácitas o expresas. Es como un Linklater que hubiera prescindido de un guión escrito y todo lo fiara al poder de la cámara para captar los ambientes, los tactos y los contactos. Ham on Rye es una película muy singular. Con textura propia. Deliciosa para quien disfruta viendo vivir a las gentes sin tener que saber quiénes son ni qué les pasa. Sus historias son desvaídas y dejan espacio para que el espectador entre en ellas y las interprete. Por lo demás, la proyección de esta estupenda película ha estado precedida de Nimos, un inquietante cortometraje de Yorgos Lanthimos sobre un chelista que se encuentra en el metro con una joven que le acabará sustituyendo en su casa.