de Ivan I. Tverdovskiy. Rusia, 2020. 135’.
7 de noviembre de 2020. 17 Festival de Sevilla (sección: Las nuevas olas). Filmin. V.O.S.
Una película radicalmente teatral. Por el contenido, por la forma y por el texto. Concebida como un tríptico formalmente muy sobrio y de gran realismo, la primera parte y la última se centran en el entorno familiar de Natasha, mientras que la segunda, notabilísima, tiene lugar en el propio teatro y nos ofrece con una fuerza impresionante los recuerdos de aquella tragedia por parte de quienes siguen queriendo recordarla y quizá conjurarla. El referente es histórico y, para quienes supimos de ella, aquellos hechos tienen la escala de las tragedias más extremas tanto por la acción de quienes los provocaron como por la forma en que el gobierno ruso decidió resolverlos (otra tragedia inconmensurable fue la que tuvo lugar dos años después con la masacre en la escuela de Beslan en Osetia del Norte). Así que Ivan I. Tverdovskiy nos ofrece una película de alto calado documental en la que la obscenidad insoportable se evita al plantear el relato como evocaciones muy emotivas pero sosegadas que también permiten reflexionar sobre la forma en que cabe afrontar los traumas. El guion de la película y la forma en que se desarrolla en su parte central me hacen desear que algún autor o director teatral la vea y se plantee la forma de llevarla al escenario. O mejor dicho, al patio de butacas.