de Nobuhiro Suwa. Japón,
2020. 139’.
26 de noviembre de 2020. 58º Festival de Cine de Gijón (sección: albar). Filmin. V.O.S.
Haru vive con su tía en Hiroshima. Tiene diecisiete años pero aún no ha superado la desaparición de su hermano y de sus padres en el tsunami de 2011. La hospitalización de su tía hace que se decida a emprender un largo viaje hacia su pueblo durante el cual conocerá a varias personas que la ayudan. Quiere llegar a la que fue su casa en Otsuchi, pero también encontrará una cabina de teléfono en la que podrá hablar y llorar a su familia.
La cabina tiene algo de pagoda en la que se desarrolla esa conmovedora escena final que, por si sola, justifica las más de dos horas y media de esta película que se pasan en un suspiro. De Nobuhiro Suwa había visto El león duerme esta noche, otra película muy singular que quiere ser como un juego de niños. La historia de Haru y la poética manera en que se nos muestra su periplo hacen de esta película una joya que merecería ser premiada en muchos festivales. Si no supiera quién la ha dirigido, diría que es heredera del mejor Ozú y que bien podría haber sido hecha por Kore-Eda. Nada menos.