de Eduard Cortés. España, 2012. 112'.
5 de noviembre de 2012. Cines Marta, Avilés.
Hay un atraco, pero muy imperfecto. Para impedir que Carmen Polo se haga con las joyas de Evita, un peronista simula su robo en la joyería madrileña en la que han sido empeñadas. Le ayuda un joven que en medio del atraco busca un trébol de plata para regalárselo a una enfermera.
Entre el thriller y la comedia, entre la historia sentimental y la crónica política, oscila esta película que tiene como escenarios el Madrid franquista de los cincuenta y el refugio panameño de un peronismo casi tropical. Varias parejas arquetípicas se entretejen en esta historia: el ladrón listo y el ladrón torpe que perpetran el atraco amañado, los dos peronistas que lo organizan, el poli viejo y el poli joven que lo investigan, el chico y la enfermera que se enamoran, el hijo que busca a un padre mitificado… Todos esos personajes inspiran ternura y se hacen querer. Pero su destino está condicionado por las sombras de las otras parejas (Perón y Franco, Evita y Carmen Polo) que, fuera de plano, sostienen la trama. Es una historia entretenida y bien contada que consigue mucho porque pretende poco y en la que es una gozada ver de protagonista a Guillermo Francella (el magnífico ayudante de Ricardo Darín en El secreto de sus ojos) y comprobar lo bien que le sientan los años cincuenta, y los casi sesenta años, a Daniel Fanego (el amigo terrible de uno de los gemelos Mortensen en Todos tenemos un plan).
Entre el thriller y la comedia, entre la historia sentimental y la crónica política, oscila esta película que tiene como escenarios el Madrid franquista de los cincuenta y el refugio panameño de un peronismo casi tropical. Varias parejas arquetípicas se entretejen en esta historia: el ladrón listo y el ladrón torpe que perpetran el atraco amañado, los dos peronistas que lo organizan, el poli viejo y el poli joven que lo investigan, el chico y la enfermera que se enamoran, el hijo que busca a un padre mitificado… Todos esos personajes inspiran ternura y se hacen querer. Pero su destino está condicionado por las sombras de las otras parejas (Perón y Franco, Evita y Carmen Polo) que, fuera de plano, sostienen la trama. Es una historia entretenida y bien contada que consigue mucho porque pretende poco y en la que es una gozada ver de protagonista a Guillermo Francella (el magnífico ayudante de Ricardo Darín en El secreto de sus ojos) y comprobar lo bien que le sientan los años cincuenta, y los casi sesenta años, a Daniel Fanego (el amigo terrible de uno de los gemelos Mortensen en Todos tenemos un plan).