18 de noviembre de 2017. Teatro Jovellanos, 55º Festival de Cine de Gijón (sección oficial). V.O.S.
Manana tiene una doble vida. Es ama de casa desatenta y escritora desquiciada. Lo segundo se impone a lo primero cuando, tras empezar a leerle lo que está escribiendo, su marido la obliga a dejarlo. La novela está inspirada en su propia familia y es una historia extrema que a ella la tiene obsesionada pero a él le repugna. El dueño de una papelería cercana también ha leído el manuscrito y lo considera una obra maestra. Así que prepara una habitación para que Manana pueda seguir escribiendo.
Nada me extrañaría que Nato Murvanidze fuera premiada por el atormentado personaje femenino que borda, con una fuerza más que notable, en ese espacio familiar enclavado en un paisaje urbano postsoviético. El tema de la creación literaria, el contexto y motivo en una familia, la autoría en esta mujer enigmática y el público lector reducido a ese modesto papelero que está seguro de estar asistiendo a la forja de un genio literario, todo ello compone una película muy potente que resulta cautivadora con unos encuadres de radical elegancia en entornos desangelados. El género de esta película (realista pero mágica, costumbrista pero reflexiva, áspera pero irónica) es muy transgresor. Como la propia mirada de género que contiene, que tampoco es nada obvia. Así que Scary mother es una singular propuesta que, a pesar de su extrañeza, se ve con mucho interés hasta ese cierre perfecto en el que el padre de la protagonista se convierte a la vez en personaje de su creación literaria y hemenéuta de la película. Sea cual sea su destino en el palmarés, está claro que el de Ana Urushadze es el tipo de cine por el que ha alcanzado prestigio un festival como este.