17 de noviembre de 2017. Centro Municipal Integrado Pumarín, 55º Festival de Cine de Gijón (sección: rellumes). V.O.S.
Dos jóvenes viven juntos desde hace tiempo. No quieren casarse ni habían pensado en tener hijos, pero quizá ella esté embarazada. Unas visitas a los padres de ella y luego a los de él (que ella todavía no conoce) les harán replantearse sus vidas.
Encuentro que Kim Dae-hwan se parece más a Rohmer que a Hong Sang-soo. Con esto está dicho todo sobre esta segunda película de la primera tarde de esta edición del festival. La cámara está siempre bien colocada sin importunar una intimidad a la que asistimos en la casa de esa pareja, en su coche (siempre desde el asiento de atrás) y en los hogares de sus padres. Lo que se nos muestra son instantes cotidianos con diálogos en la cama, en mesas llenas de platos y botellas verdes de soju y en exteriores invernales que son los más propicios para reflejar el estado de esta pareja. Los dos se entienden muy bien pero las inseguridades sobre su futuro les pesan tanto como la certeza de no querer ser como sus padres. Por lo demás, los contrapuntos de las dos madres y los dos padres resultan perfectos para enmarcar una relación que se consolida en un momento crucial de la vida. Todo está muy bien contado y es más que interesante, pero esa escena final en la que la pareja duda en Nochevieja sobre el rumbo que tomar es el cierre perfecto para una película cuya sencillez es tan grande como su calidad. Habrá que seguir la pista a Kim Dae-hwan. Por el momento ya le deseo lo mejor en este festival.