viernes, 31 de octubre de 2014

Sueño de invierno

de Nuri Bilge Ceylan. Turquía, 2014. 195’.
31 de octubre de 2014. Cines Centro, Gijón. V.O.S.

Aydin es un hombre acomodado y culto que vive retirado en Capadocia con su mujer y su hermana. De joven fue actor y ahora dirige un pequeño hotel con encanto. La atención a los huéspedes, los artículos que redacta para un periódico de la zona y la idea de escribir un libro sobre la historia del teatro turco van ocupando su tiempo. Pero el distanciamiento con su joven mujer y la mala relación con su hermana divorciada son cada vez más evidentes. Un incidente con el hijo del inquilino de una de las propiedades que heredó de su padre y la disputa con su mujer por sus actividades filantrópicas harán que la culpa y la compasión también estén presentes en esta hermosísima historia sobre interiores existenciales.

Tres horas y cuarto de cine mayúsculo. Una historia chejoviana en la bellísima Capadocia nevada. La fotografía, la iluminación y los encuadres interiores hacen que esta inmensa película resulte siempre subyugante. Pero la cadencia con que Nuri Bilge Ceylan va construyendo la historia de esas vidas varadas, el cruce y las simetrías de los reproches entre los personajes y el acierto con que la parsimonia narrativa genera un distrute sosegado y creciente hacen de esta película una delicia para paladares cinematográficos sensibles a la contención narrativa. Los largos diálogos bilaterales (entre la esposa y la cuñada, entre él y su hermana, entre él y su esposa...) y algunas escenas más corales (la reunión filantrópica, el diálogo alcoholizado en casa del amigo, la llegada de la mujer a la casa del inquilino...) tienen una teatralidad y una hondura psicológica impresionantes. La percepción que uno tiene sobre los personajes y la sintonía que establece con alguno de ellos van variando a lo largo de la película (hasta la escena de la reunión filantrópica me reconozco más cerca de Aydin que de su mujer, pero a partir de ese momento noto el giro en mi apreciación sobre ambos). También es destacable la relevancia que van teniendo los personajes periféricos y el contrapunto que suponen algunos de ellos (los dos hermanos inquilinos en la magnífica escena en que la mujer los visita, el viajero que escribe un libro pero sabe vivir el presente...) Intuyo también que todo esto será percibido de modo muy distinto según la edad y el momento vital de cada espectador. Por eso me parece que Nuri Bilge Ceylan, el director turco que tanto me había impresionado con Tres monos y Érase una vez en Anatolia, merece entrar, con esta película, en el olimpo de esos cineastas que crean obras imprescindibles.

jueves, 30 de octubre de 2014

Borgman

de Alex van Warmerdam. Holanda, 2013. 113'.
30 de octubre de 2014. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

Borgman sale del bosque y entra en la casa de una familia acomodada. Ha tenido un encuentro violento con el marido, pero la mujer lo oculta y lo protege. La sintonía entre ellos acabará siendo letal cuando Borgman haga aparecer a otros personajes inquietantes.

Las referencias más obvias serían los Funny Games de Haneke o las historias vampíricas. Pero yo encuentro a este Borgman más cercano a una versión holandesa del mito del hombre del saco o del sacamantecas. Hay momentos surrealistas y derivas argumentales sorprendentes, pero no tan radicales como para que la historia no se siga o genere perplejidades. Hay también violencia, pero con un punto irónico o esteticista que también la hace llevadera. Ciertas imágenes (los perros en la casa, los cadáveres en el fondo del lago, la destrucción del jardín...) son sugerentes e inquietantes, pero el conjunto de la película no me resulta tan atractivo como le debió perecer al jurado de Sitges el año pasado.

sábado, 25 de octubre de 2014

Tokyo!

de Michel Gondry, Leos Carax y Bong Joon-ho. Japón, 2008. 110’.
25 de octubre de 2014. Cines Broadway, 59º Semana Internacional de Cine de Valladolid (Ciclo Bong Joon Ho). V.O.S.

Tres historias de Tokio. Interior design de Michel Gondry. Merde de Leos Carax y Shaking Tokyo de Bong Joon-ho. En la primera una chica y su novio pasan unos días en el minúsculo apartamento de una amiga mientras buscan uno para ellos. En Merde un extraño ser que vive en las alcantarillas y que come flores y billetes sale para aterrorizar a los viandantes. Y en la historia de Bong Joon-ho un hikikomori que lleva diez años aislado en su ordenado apartamento no tiene más contacto humano que el de la chica que le lleva las pizzas. Pero un día la mira a los ojos.

La película se proyecta dentro del ciclo que este año dedica la Seminci a Bong Joon-ho, el autor de la tercera parte de esta trilogía sobre el extrañamiento en Tokio. La de Gondry nos habla de esos minúsculos espacios agobiantes en los que no se hace fácil la vida de los jóvenes nipones. La inesperada capacidad de la protagonista para convertirse en silla en el tramo final de la historia resulta especialmente poética y sorprendente. En el último plano de Merde Leos Carax nos anuncia irónicamente la reaparición en Nueva York de su extraño ser verde, pero lo resucitará en el Paris de Holy Motors. Su historia parece una estupidez propicia para las risas, pero la relación (implícita) de lo que cuenta con los ataques coordinados con gas sarín en el metro de Tokio en 1995 y la referencia (bien explícita) a  un episodio tan vergonzante de la historia nipona como el de Nankin en 1937 hacen que se me escapen sus propósitos en esta película y que la extrañeza que ya me provocó este personaje verde en Holy Motors se convierta en algo más negativo en esta lamentable parte de una película que, en conjunto, me resulta muy sugerente. Sobre todo por lo bien que conecta el mediometraje de Joon-ho con el de Gondry. En el del director coreano que motiva el ciclo los terremotos son la única oportunidad para salir de ese aislamiento autoimpuesto que parece querer denunciar en la hermosa fábula con que se cierra la trilogía. No ha estado mal, por tanto, la selección de las seis películas que hemos visto desde la tarde de ayer en la Seminci. Cuatro de ellas estaban en la sección oficial y, aunque no lo esperaba, me parece justificado el premio al mejor guión que se lleva El corderito, la primera de las que vimos ayer. Vista la acogida que ha tenido en su proyección de esta tarde en el Teatro Carrión, tampoco me extraña el premio del público que ha recibido Nuestro último verano en Escocia. También ha tenido una espiga de plata Mal cazador, el último corto de los cinco que hemos visto. Por lo demás, solo nos ha defraudado Alguien a quien amar, la película sobre la que, curiosamente, teníamos más expectativas. Así que otra vez ha sido muy grata esta breve visita a la Seminci. Un festival que, además, tiene el aliciente de unos teatros preciosos para las proyecciones (esta vez hemos estado en el Carrión, en el Calderón y en el Zorrilla) y de una ciudad que ofrece mucho en poco espacio. Lo ideal cuando se tiene poco tiempo. Volveremos.

Nuestro último verano en Escocia

de Guy Jenkin y Andy Hamilton. Reino Unido, 2014. 95’.
25 de octubre de 2014. Teatro Carrión, 59º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección oficial). V.O.S.

Doug y Abi se están separando. Pero viajan con sus tres hijos a Escocia para asistir al cumpleaños del padre de Doug. La celebración será muy especial porque el abuelo tiene cáncer y los días contados. Lo que los nietos hacen con él en la playa a la que solía ir con su hermano cambiará las vidas de todos.

Una película familiar. Por lo que cuenta y por el público al que está dirigida. Los diálogos de los niños son deliciosos y muchas veces hilarantes. Aunque quizá no tanto como le ha parecido a la mayoría del público que esta tarde ha llenado el Teatro Carrión y que reía sonoramente a la menor oportunidad. A mi, que soy de risa menos fácil, eso me descoloca un poco y casi me hace recelar de lo que estoy viendo. Pero no. Nuestro último verano en Escocia (extraña traducción de What we did in our holidays) es una película amable con las dosis justas de buen humor inglés (¿o escocés?) que se ve con agrado y que seguramente tendrá éxito en su exhibición comercial. Antes se proyectó el corto Mal cazador, de Sahim Omar Kalifa. Es la historia de un joven que encuentra en el campo a una chica que está siendo violada y con la que asumirá (sin problema) la obligación de casarse. Es un pequeño cuento sutil sobre cómo algunas obligaciones pueden resultar gratas si quienes las imponen no lo saben.

Gözümün Nûru

de Hakki Kurtulus y Melik Saracoglu. Turquía, 2013. 78’.
25 de octubre de 2014. Teatro Zorrilla, 59º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección Punto de Encuentro). V.O.S.

Melik nos cuenta su historia. La de su pasión por el cine que le llevó a estudiarlo en la universidad de Lyon y la de su temor a no poder verlo más tras el desprendimiento de retina que le ha obligado a volver a Estambul. Tras la operación en su ojo izquierdo (el derecho ya lo había perdido cuando era adolescente) pasará cuarenta días boca abajo con los dos vendados. Y con la incertidumbre de no saber si podrá volver a ver.

Tenía motivos familiares para que esta historia me resultará muy próxima. Por otra parte, el magnífico recuerdo de Gabor, el documental sobre un director de fotografía ciego que vimos en la Cineteca de Madrid hace unos meses, también nos animó a elegir esta película entre la oferta matinal de la Seminci (se proyectaba en el teatro Zorrilla, lo que también es un aliciente). Y lo cierto es que este ensayo autobiográfico sobre la ceguera no nos ha defraudo. Al contrario, es muy original en la manera de contar una historia que podría resultar dura, pero que se hace muy grata e interesante. Los encuadres, la composición de las escenas, el uso de la voz en off, la manera de organizar las partes que se ven de la pantalla y las numerosas referencias a la propia actividad cinematográfica del protagonista me hacen pensar en un estilo generacional ágil y fresco que Kurtulus y Saracoglu podrían compartir con directores que me gustan tanto como Siminiani. Hay un uso impecable del espacio doméstico, de la naturalidad cotidiana de los miembros reales de la familia de Malik. Y hay también referencias al propio cine tan oportunas como las de los Lumiere (un apellido muy relacionado con Lyon y con los miedos de Melik) o Buñuel (en esa dulce evocación del ojo pintado en una tarta que un cuchillo corta). Así que hemos tenido suerte con la elección de esta mañana y hemos podido comprobar nuevamente el excelente nivel del cine turco. Quizá no se vea en España, pero Gözümün Nûru es una propuesta sobresaliente que no merecería ser proyectada solo en este festival. También ha sido muy bueno el corto de animación que la ha precedido (Una taza de café turco, de Bir Fincan Türk Kahvesi) en el que una abuela resume para su nieta la historia de su vida en lo que dura un café.  

viernes, 24 de octubre de 2014

Little feet

de Alexandre Rockwell. EE.UU., 2013. 60’.
24 de octubre de 2014. Teatro Calderón, 59º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección oficial). V.O.S.

Lana y Nico son dos hermanos deliciosos. Parecen haber perdido a su madre y la imaginan mirándoles desde una pluma que vuela tras una guerra de almohadas. O bajo el agua de la bañera. O en la playa a la que llegarán para liberar a su pececito después de un periplo urbano lúdico y maravilloso. 

Solo están ellos (y un amigo algo mayor). Son los hijos de Rockwell y él sabe que también la cámara está enamorada de ellos. Y el espectador. Pero no nos hace trampas cautivándonos solo con la espontaneidad de sus hijos como hacía Reygadas con los suyos en Post Tenebras Lux. En esta singular película Rockwell me recuerda más bien al Kore-Eda de joyas como Nadie sabe o Milagro. Pero con un tono poético y una alegría que borra la sombra de esa pérdida intuida. Little feet parece el más bello regalo a una madre muerta. El de la alegría de unos hijos que la recuerdan y la echan de menos, pero que son libres, creativos y felices. La coherencia de la noche no ha podido ser mayor porque esta joya americana ha venido precedida de otra también centrada en la mirada infantil. La gallina, el magnífico corto con el que Una Gunjak nos sitúa en la vida cotidiana de una familia que va a celebrar un cumpleaños en los terribles días del cerco a Sarajevo.

Alguien a quien amar

de Pernille Fischer Christensen. Dinamarca, 2014. 100’.
24 de octubre de 2014. Teatro Carrión, 59º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección oficial). V.O.S.

Thomas Jacob es una estrella músical de fama mundial. Vive en Los Ángeles, pero vuelve a Dinamarca para grabar un disco. Hace años que no ve a su hija, así que el encuentro es obligado. Ella tiene un niño de once años, Noa, del que Thomas tendrá que hacerse cargo por una temporada. O para siempre.

El magnífico recuerdo de Una familia (la anterior película de esta directora que vimos el año pasado en el Niemeyer) nos hizo tener muy claro que una de las que no nos perderíamos en la Seminci sería esta. Y hay que reconocer que Pernille Fischer Christensen tiene una gran capacidad para analizar las tramas de los afectos familiares y llevarlas delicadamente a la pantalla. Lo había demostrado en aquella estupenda película que, además de otros méritos, incluye una de las agonías más impresionantes y que yo haya visto en el cine (aunque sea mucho menos conocida que la de Haneke). Sin embargo, en Alguien a quien amar el divismo del guapo cantante maduro acaba ahogando la intensidad de la historia. En la primera parte sorprende ver a un personaje con una gestualidad afectada que casi no varía entre los escenarios y la intimidad. Pero a partir del inesperado suceso que cambia la situación del niño, la historia parece concentrarse excesivamente en el abuelo y en un drama subjetivo que cada vez nos importa menos. Así que Alguien a quien amar se queda en un extraño punto medio entre la magnífica historia familiar de la anterior película de Christensen y el simple culebrón de sobremesa que por momentos parece. De hecho, ha sido más interesante Si me abandonas ahora, una historia también familiar de Maria Eriksson sobre el momento en que una joven se va a vivir con su novio y lo que pasa cuando una madre no lo lleva bien. Esos diecinueve minutos suecos casi resultan mejores que la hora y media danesa.

El corderito

de Kutlug Ataman. Turquía, 2014. 85’.
24 de octubre de 2014. Teatro Carrión, 59º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección oficial). V.O.S.

En un pueblo de Anatolia el pequeño Mert está a punto de ser circuncidado. Su madre quiere sacrificar un cordero e invitar a todos los vecinos pero no puede comprarlo. El padre pide un préstamo pero le entrega el dinero a una prostituta. Entre tanto, la hermana mayor de Mert le agobia con la idea de que él será el corderito que los vecinos se comerán. Como su madre lo llama así, él lo acaba creyendo.

Los paisajes invernales y los diálogos de los dos niños son magníficos. Las interpretaciones de los padres no tanto. Quizá porque los actores son menos toscos que sus personajes. La historia se sigue con interés y, aunque ese padre pasmado e imbécil pone un poco de los nervios, la astucia de la madre y los pequeños hace que el doble final resulte sorprendente y oportuno. Antes de la película se proyectó Tornistan, un breve corto de animación con el que Ayçe Kartal confronta la cotidianidad de los hogares turcos con los conflictos políticos de la plaza de Taksim. Aunque seguramente El corderito no será premiada, no ha estado mal como comienzo de estos dos días de Seminci.

jueves, 23 de octubre de 2014

Soy mucho mejor que voh

de José Manuel Sandoval. Chile, 2012. 87'.
23 de octubre de 2014. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

A Cristobal le acaba de dejar su mujer. Ella se ha ido a Barcelona y él deambula por Santiago en busca de otras mujeres. Con el deseo y la torpeza de un hombre a la deriva.

Una especie de ¡Jó qué noche! en versión chilena y masculina. Los encuentros y desencuentros de este "hueón" dubitativo van componiendo una historia que se ve con interés. El diálogo preambular (altamente sexual) entre las dos mujeres que intentan ligarse a Cristobal y ese final en que se debate entre intentar recomponer su familia o ser  capaz de renunciar a ella, enmarcan con acierto los acechos, requiebros y huidas de un personaje patético que no sabe ser ni marido, ni padre, ni amante (¿arquetipo de una masculinidad dislocada?). El chilenísimo lenguaje de esta película obliga a mantener la atención para no perderse nada. Pero a ello no ayuda la incomprensible decisión de subtitularla. Si ya son molestos esos subtítulos en inglés con que nos llegan las copias para festivales de algunas películas, que se pongan en español es mucho más grave. Aprender a entender (y disfrutar) las distintas formas de hablar español en los dos lados del charco (y también dentro de España) es un aliciente más para ir al cine. Por eso resulta tan molesta la falta de respeto hacia nuestra lengua y hacia nuestro cine que suponen esos subtítulos cuando, como hoy, el sonido no dificulta la escucha.

miércoles, 22 de octubre de 2014

De caballos y hombres

de Benedikt Erlingsson. Islandia, 2013. 85’.
22 de octubre de 2014. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.

En los hermosos paisajes de Islandia se van sucediendo varias historias de caballos y hombres. Primerísimos planos de lo que reflejan los ojos de los caballos separan las peripecias de una comunidad humana y equina mostradas como pequeños relatos salvajes.

Una pequeña joya muy nórdica y casi muda. Hay momentos surrealistas (como el de la imagen del cartel o el de la llegada a caballo al barco), encuadres preciosos (como los que cierran varias de las historias), escenas que dan algo de risa (o algo de grima) y una banda sonora más que oportuna para armonizar ese mundo bellamente mestizo de caballos y de hombres. 

domingo, 19 de octubre de 2014

El congreso

de Ari Folman. Israel, 2013. 118'.
19 de octubre de 2014. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

A la actriz Robin Wright le ofrecen su último contrato. La escanearán y harán que protagonice nuevas películas con la misma edad. Veinte años después es invitada al congreso de futurología que se desarrolla en un mundo irreal al que se accede con la mente y la química.

La primera parte plantea un dilema faústico que tiene en el presente y el futuro del cine un buen tema de reflexión. En ella, además de la protagonista, destaca un Harvey Keitel soberbio con un monólogo memorable durante el escaneado de la actriz. La segunda parte se desarrolla en un mundo animado en el que me siento confundido. Lo que le pasa a ese avatar dibujado me interesa mucho menos y, aunque reconozco la calidad de las imágenes, noto que la historia pierde coherencia y profundidad. Sin embargo, la breve tercera parte en la que la protagonista regresa al mundo real en busca de ese hijo tan especial me reconcilia de nuevo con una película que quizá plantea demasiadas cosas para una apuesta formal tan radicalmente escindida.

sábado, 18 de octubre de 2014

Relatos salvajes

de Damián Szifrón. Argentina, 2014. 115’.
18 de octubre de 2014. Parqueastur, Corvera.

Un avión en el que coincide gente que conoce a un tal Pasternak. Un canalla que cena en el bar donde trabaja la hija de un hombre que se suicidó por su culpa. Un adelantamiento en una carretera que acaba muy mal. Un ingeniero de explosivos al que la grúa le lleva varias veces el coche. Un trato con un empleado doméstico para que asuma la culpa del accidente que provocó el hijo de una familia bien. Y una boda en la que la esposa descubre la infidelidad del marido. Pasternak. Las ratas. El más fuerte. Bombita. La propuesta y Hasta que la muerte nos separe. Seis relatos salvajes.

Salvajemente magníficas son las seis historias de esta película que lamentablemente solo dura dos horas. Lo que se cuenta, los lugares en que nos coloca la cámara, los giros de cada historia, la forma en que se cierran... Todo es sobresaliente. Es ya alucinante el final de ese magnífico relato preambular en el que un avión se nos cae encima antes de que lleguen siquiera los títulos de crédito. Salvajes y más que oportunos son también los animales que los ilustran. Y están magníficos Darío Grandinetti, Leonardo Sbaraglia, Ricardo Darín y todos los demás actores que protagonizan estas seis geniales minipelículas entre las que yo no sería capaz de elegir la mejor. Hay ecos del Duelo a garrotazos de Goya en esa pugna entre conductores que Szifrón nos presenta en El más fuerte. Los magníficos Tres monos del hoy aclamado Nuri Bilge Ceylan partían de una situación similar a la que se nos plantea en La propuesta.  Todos hemos querido ser ingenieros de explosivos alguna vez para poder poner las cosas en su sitio como hace Ricardo Darín en Bombita... Y no sigo. Solo espero poder ver pronto una nueva película de Damián Szifrón. Y todas las que ha hecho hasta ahora. Está claro que Almodóvar sabe lo que se hace cuando produce películas tan excelentes como esta. Otra prueba del magnífico nivel del cine argentino.

viernes, 17 de octubre de 2014

La chica del 14 de julio

de Antonin Peretjatko. Francia, 2013. 88'.
17 de octubre de 2014. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

Una Francia en crisis que va a eliminar un mes del verano está celebrando el 14 de julio. Ese día una chica conoce a un vigilante de un museo. Para que prospere su amor se van a la playa con algunos amigos. En plan loco.

Habrá quien busque filiaciones surrealistas para defender esta bobada, pero los vestidos cortos y bikinis de ellas y los gags y chorradas de ellos los encuentro muy adecuados para aquel tipo de espectador rijoso y de risa floja que tanto disfrutaba con las películas de Fernando Esteso. Lo triste es que mientras llegan a nuestras pantallas cosas como esta, no encuentran hueco en ellas magníficas películas españolas que ni siquiera se proyectan en el circuito del cine off. Estoy pensando, por ejemplo, en El tiempo de Plácido Meana, el primer largometraje de Kike Narcea. Una película que compartiría con La chica del 14 de julio cierta voluntad de género (transgresor). Pero la española es mil veces más corrosiva, inteligente y atrevida que esta tontería francesa. Algo que se advierte en cortos anteriores como  ¡Tía, no te saltes en eje! o Tuputamadre. Se pueden ver en Internet.

martes, 14 de octubre de 2014

La extraña

de Feo Aladag, Alemania, 2010, 119’.
14 de octubre de 2014. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.

Umay está casada en Turquía (concretamente en Estambul) con un hombre malísimo. Con su hijo Cem huye a casa de su familia que vive en Alemania (concretamente en Berlín). Pero ellos, que también son malísimos, no ven bien su decisión y la presionan para que regrese.

Otra vez "Por ser mujeres". Por tercer año consecutivo este ciclo (que también se programa en Oviedo) monopoliza el cine de los martes otoñales en la Casa de la Cultura de Avilés. La semana pasada no pude ver Chocó, de Jhonny Hendrix Hinestroza. El último martes de este mes y el primero de noviembre se proyectarán dos buenas películas que ya he reseñado aquí: La bicicleta verde de Haifaa Al-Mansour y La piedra de la paciencia de Atiq Rahimi. Pero hoy, con la sala llena con un público que merecería mejor trato, se ha proyectado esta cosa patética que tan poco favor le hace a la causa feminista y que desacredita a los emigrantes turcos (presentándolos como machistas y violentos) en una Alemania que parece el paraiso del buen rollo y la protección de los derechos de las mujeres. Cuando se deja de programar buen cine de todos géneros para seleccionar las películas solo por su discurso de género se corre el riesgo de que pase lo de hoy. Que se acaban proyectando las del género bobo.

lunes, 13 de octubre de 2014

Perdida

de David Fincher. EE.UU., 2014. 149’.
13 de octubre de 2014. Parqueastur, Corvera.

El día en que Amy y Nick cumplen cinco años de matrimonio ella desaparece. Todo hace sospechar que él la ha matado. Pero a medida que el caso se va haciendo mediático las cosas se van complicando.

Una historia con tres partes y tres temas. La desaparición, la trama y el regreso podrían ser los títulos de los tres momentos de este thriller sobre un personaje femenino que parece hitchcockiano. La presunción de la culpabilidad masculina, la resonancia mediática en la realidad y el matrimonio como peligrosa trampa  serían los asuntos sobre los que esta entretenida película plantea una ácida mirada. Al personaje de Ben Affleck le viene bien la contención habitual en él y Rosamund Pike demuestra habilidades camaleónicas para componer el suyo.  Así que son dos horas y media de buen cine que pasan en un instante.

domingo, 12 de octubre de 2014

Pichuco

de Martín Turnes. Argentina, 2014. 82'.
12 de octubre de 2014. Centro Niemeyer, Avilés.

El pasado 11 de julio Anibal Troilo "Pichuco" habría cumplido cien años. Bandoneonista prodigioso y compositor amante de la sencillez, fue uno de los grandes mitos del tango argentino.

Quienes lo conocieron hablan de él con veneración. Además de esos recuerdos, el documental recoge trabajos musicológicos, conciertos callejeros y fragmentos en blanco y negro de sus actuaciones. Todo ello en el contexto conmemorativo que también justifica el propio documental. Merece la pena verlo por esa música y por la pasión contagiosa de quienes la aman. También por las imágenes en time lapse de esas calles de Buenos Aires que tanto me gustan y que pisaré otra vez en noviembre.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Una cita para el verano

de Philip Seymour Hoffman. EE.UU., 2010. 90’.
8 de octubre de 2014. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.

En el invierno neoyorquino Jack aprende a nadar y a cocinar. Las dos cosas le ayudarán en su relación con Connie. Mientras tanto la de su amigo Clyde con su mujer se va erosionando.

La única película que dirigió ese gran actor que fue Philip Seymour Hoffman y una de las que se han estrenado en España con él como protagonista después de su muerte. Una historia sin grandes pretensiones sobre un tipo algo pasmado que inicia una relación sentimental con una mujer peculiar. Aunque el conjunto no es llamativo, tiene momentos notables (y un tanto hilarantes) como las confesiones de Connie sobre la muerte de su padre, la lección de inmersión en la piscina o la esperada cena que se acaba frustrando. Además de un gran actor, el cine americano quizá haya perdido a un director interesante.

domingo, 5 de octubre de 2014

Se dice poeta

de Sofía Castañón. España, 2014. 95.
5 de octubre de 2014. Centro Niemeyer, Avilés.

Se dice poeta. No poetisa. Esa es una de las cosas en las que están de acuerdo la mayoría de las veintiuna poetas jóvenes que hablan en este documental.

Se abre con unas hermosísimas palabras de Gloria Fuertes sobre la poesía. Luego parece que la voz narrativa va a ser la de la propia Sofía Castañón. Pero pronto queda postergada por la sucesión de reflexiones de esas poetas (y de algún que otro hombre) que hablan en femenino más o menos plural. A los dos lados de la pantalla parecen darse los mismos desequilibrios: la película y el público parecen más interesados por las cuestiones de género que por las literarias (las cinematográficas quedan en un discreto tercer lugar). En el coloquio con la directora se elogió el documental y se insistió en lo importante que sería llevarlo a las aulas. No estoy de acuerdo. Reconozco la lucidez y calidad expresiva de muchas de las poetas que hablan en él, pero me parece que la forma de organizar sus intervenciones hace que el conjunto resulte demasiado largo y reiterativo, así que lo encuentro poco apto para públicos distintos al que esta noche de estreno casi ha llenado el cine del Niemeyer.  De cualquier manera, es obvio que en un país cuyos telediarios dedican más tiempo al fútbol (masculino) que a (toda) la cultura y en el que hoy los periodistas felicitan a "las chicas" del baloncesto por haber llegado a la final del mundial es evidente que las cuestiones de género siguen siendo relevantes. Aunque no más en la poesía que en otros ámbitos. Por lo demás, hoy estamos de enhorabuena. Después de más de un año cerradas, esta noche han vuelto a abrirse las cortinas laterales que muestran la plaza tras los cristales antes y después de la proyección. Así que vuelve a ser muy singular la experiencia de ver cine en un lugar tan hermoso como el Centro Niemeyer.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Llenar el vacío

de Rama Burshtein. Israel, 2012. 80’.
1 de octubre de 2014. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.

Shira tiene dieciocho años y quizá se case pronto con un joven que le gusta. Pero la muerte de su hermana en el parto hace que los planes de su familia cambien para ella. Y deba plantearse casarse con su cuñado.

Ortodoxa. Integrista. Primitiva. Así es la atmósfera en que viven estas mujeres judias a las que la familia, la religión y la comunidad les han fagocitado la libertad. Viven en un mundo moderno. Con coches y supermercados. Pero sus vidas se desarrollan en un ambiente agobiante que parece medieval. Muchos interiores con barbas, rizos y sombreros. Formas de vida opresivas en las que los individuos no parecen serlo. Y todo eso no como una anomalía histórica en un país avanzado, sino como señas de identidad milenarias que algunos llegan a reivindicar. Si en Israel se consideran normales esas maneras de vivir, no es de extrañar que no encuentre oposición interna la locura de ese gobierno canalla que este verano volvió a masacrar a tantos palestinos. Rama Burshtein le dedica la película a su marido. Si yo fuera él no sabría qué pensar.