jueves, 30 de noviembre de 2017

Asesinato en el Orient Express

de Keneth Branagh. EE.UU., 2017. 116.
30 de noviembre de 2017. Cines Parqueastur, Corvera. V.O.S.

Hercules Poirot tiene que viajar de Estambul a Londres en el Orient Express. Lo acompañan personajes muy notables y también un estafador que muere asesinado justo antes de que un alud detenga el tren. La parada será larga, lo suficiente para que nuestro detective encuentre al asesino (o asesinos).

Entretenida, bien contada y bien interpretada. Pero nada más. Las historias con gente que tiene que compartir algún tiempo en un mismo espacio dan mucho juego en el cine. Pero tratándose de trenes, yo tengo demasiado reciente esa joya polaca de Jerzy Kawalerowicz titulada precisamente El tren. Así que, por lujoso que sea el de Keneth Branagh y por notables que sean sus intérpretes, la verdad es que no resiste la comparación.

Hacia la luz

de Naomi Kawase. Japón, 2017. 101’.
30 de noviembre de 2017. Cines Los Prados, Oviedo.

Una joven que trabaja en la descripción de imágenes cinematográficas para ciegos conoce a un fotógrafo que ya casi lo es. La evocación de la luz crepuscular (la de los recuerdos infantiles con el padre de ella y la del trabajo fotográfico de él) los unirá de un modo especial.

Aunque Naomi Kawase sabe poner bien la cámara y la suya podría haber sido una buena historia, la poderosa reflexión inicial sobre la descripción de las imágenes cinematográficas no consigue hacer de esta propuesta un verdadero ensayo sobre la ceguera. Además del que, inspirándose en Saramago, Fernando Meirelles hizo en A ciegas, recuerdo en los últimos tiempos algunas magníficas películas sobre este tema. Por ejemplo, Gabor de Sebastián Alfie (2013),  Gözümün Nûru de Hakki Kurtulus y Melik Saracoglu o Blind de Eskil Vogt. Pero Naomi Kawase se queda muy lejos de ellas. Hacia la luz pretende ser muy emotiva, pero no da motivos para que los sentimientos de los protagonistas conmuevan al espectador.

lunes, 27 de noviembre de 2017

En relidad, nunca estuviste aquí

de Lynne Ramsay. Reino Unido, 2017. 95’.
27 de noviembre de 2017. Cines Los Prados, Oviedo.

Un tipo violento que rememora constantemente imágenes de un drama infantil y que tiene con su madre una relación extraña es contratado para rescatar a la hija de un senador, una niña que ha sido secuestrada por una mafia pederasta. Su trabajo es brutal y eficaz pero el encargo se complica cuando muere quien lo hizo.

La tremenda y estupenda historia de Tenemos que hablar de Kevin tiene poco que ver con esta. Aquí el dramatismo es efectista y el esteticismo abrupto y hasta molesto. Así que la película solo tiene el interés de que el actor que la protagoniza es Joaquin Phoenix y lo hace bastante bien.

domingo, 26 de noviembre de 2017

El autor

de Manuel Martín Cuenca. España, 2017. 112’.
26 de noviembre de 2017. Cines Ocimax, Gijón.

Álvaro quiere escribir una novela. Siguiendo las indicaciones del director del taller literario al que asiste busca inspiración en la vida y para ello observa y manipula a los vecinos de su edificio. Hasta que la historia que va pergeñando acaba haciéndole parecer autor de algo más que su novela.

Como cabía esperar, Javier Gutiérrez está estupendo en este papel modesto y contenido en el que me ha recordado esa gestualidad demorada que tanto me gusta en los de Eduard Fernández. Sin llegar a la atmósfera impecable de Caníbal, El autor es una historia bien contada que oscila entre el thriller (meta)literario y la comedia contenida. En algunos momentos la coproducción mexicana también parece notarse (para bien) en la dirección artística. La blancura del espacio doméstico de este escritor ingenuo combina muy bien con esa broma final que casi es una ensoñación carcelaria. Así que se ve con agrado esta nueva película de Manuel Martín Cuenca.

jueves, 23 de noviembre de 2017

Western

de Valeska Grisebach. Alemania, 2017. 100’.
23 de noviembre de 2017. Centro Niemeyer, Avilés, 55º Festival de Cine de Gijón (sección: esbilla). V.O.S.

Un grupo de obreros preparan una infraestructura hidráulica en Bulgaria. Las relaciones de uno de ellos con las gentes del pueblo cercano son mucho más estrechas y afectivas que las del resto de sus compañeros.

Se proyecta en el Niemeyer esta película que ha venido al festival de Gijón precedida por muy buenas críticas en el de Sevilla. No niego la calidad en la interpretación del personaje de ese alemán con ademanes de vaquero cuya mirada bondadosa me ha recordado la que tenía Basilio Martín Patino. Pero esta historia búlgara tiene muchísimo menos interés que la estupenda Destinos de Stephan Komandarev que vimos ayer. Por lo demás, el festival termina para mi esta tarde (mañana salgo para un congreso en Córdoba) y puedo decir que, además de los inconvenientes de la dispersión de salas de proyección tras la pérdida de los Cines Centro, aunque algunos estaban muy ansiosos por aplaudir los efectos del cambio de director, creo que en esta edición hemos perdido la estupenda tradición de las interesantes retrospectivas que venían caracterizando a este festival (con cineastas tan notables en la etapa de Nacho Carballo como Amir Naderi, Hong Sang-soo, Brillante Mendoza o Matteo Garrone) sin que el nivel medio de lo que he podido ver en la sección oficial y en Rellumes me parezca mejor que el de las ediciones anteriores. El palmarés (escribo estas líneas tras conocerlo) tiene además patinazos tan notables como considerar la mejor película a esa bobada francesa que es En attendant les barbares (con apariencia de cine muy independiente y muy experimental pero que solo puede parecer estimable a quienes sean muy francófilos o hayan visto muy poco teatro y muy poco cine -o las tres cosas- y a quienes piensen que considerar bárbaros a los gringos y fascinante la literatura francesa del siglo XII da pedigrí de cineasta a Eugène Green). O también que el premio especial del jurado sea para una propuesta tan balbuceante y amateur como es Until the birds return de Karim Moussaoui. Nada que objetar, sin embargo, al premio a la mejor dirección para Ana Urushadze por Scary Mother (aunque el premio a la mejor actriz debería ser para Nato Murvanidze por su papel en esa película y no para  Kim Min-hee por En la playa sola de noche -quizá ha sido una forma de premiar, sin que lo merezca, a Hong Sang-soo-). Sin embargo, me saben a poco los premios al mejor actor (póstumo) que ya pronostiqué para Harry Dean Stanton por su inconmensurable interpretación en esa joya que es Lucky o el del mejor guión para la extraordinaria película que es Destinos del búlgaro Stephan Komandarev. Estas dos junto con Scary Mother son, a gran distancia, lo mejor que he visto en este festival. Al lado de esas estupendas películas premiar En attendant les barbares solo demuestra la falta de criterio de un jurado del que, según parece, su presidente (Whit Stillman, el director de la estupenda Amor y amistad) muy lúcidamente ha discrepado.

Tehran Taboo

de Ali Soozandeh. Austria, 2017. 90’.
23 de noviembre de 2017. Cines Ocimax, 55º Festival de Cine de Gijón (sección animaficx). V.O.S.

Algunas vidas problemáticas en Teherán. Por lo que quieren y no pueden hacer. Por sus anhelos y sus condicionantes. El niño mudo es el contrapunto perfecto para estos personajes mayormente femeninos que no consiguen superar sus problemas.

Una animación absolutamente fiel a los modos tradicionales de interpretar y de hacer cine. Tanto que uno no sabe si se ha filmado otra película con actores reales que luego ha sido digitalmente transformada en dibujos o si se trata de un virtuoso ejercicio de imitación radical de las maneras cinematográficas. En todo caso, el resultado es una historia tan interesante como la mayoría de las películas que nos llegan desde Irán.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

En la playa sola de noche

de Hong Sang-soo. Corea del Sur, 2017. 101’.
22 de noviembre de 2017. Cines Ocimax, 55º Festival de Cine de Gijón (sección oficial). V.O.S.

Una actriz coreana pasa un tiempo en Hamburgo. Allí revisa la situación de su vida tras un amor con un director de cine. Luego la veremos en su país hablando con amigos de esas mismas cosas.

No sé si es que esta noche yo estaba más espeso o que lo autobiográfico se ha impuesto tanto en el cine de Sang-soo que no ha dejado espacio para esas ironías, simetrías, paralelismos y juegos con los reencuadres que tanto me gustaban en sus películas. Lo cierto es que, aunque hay cenas, discusiones y botellas verdes de soju, En la playa sola de noche no ha conseguido interesarme. La he encontrado muy diferente a En otro país, aquella primera película que me despertó tanto interés por la mirada de este director. Supongo que veré más películas de Hong Sang-soo aquí. Y confío en que él mejore o yo esté en mejor disposición para apreciarlo.

Destinos

de Stephan Komandarev. Bulgaria, 2017. 103’.
22 de noviembre de 2017. Cines Ocimáx, 55º Festival de Cine de Gijón (sección oficial). V.O.S.

Un hombre que tiene un taller a punto de ser embargado sobrevive conduciendo un taxi por las calles de Sofía. Tras dejar a su hija en el instituto va a ver al banquero con el que tiene la deuda. Este lo chantajea y ordena que se ejecute el embargo. Desesperado, el taxista le dispara y luego se suicida. La noticia genera debates en la radio. Esa noche los escuchamos mientras acompañamos a varios taxistas por las calles de Sofía.

Taxi Teherán es el referente en el que uno piensa. Pero si el retrato urbano de la espléndida película de Panahi es luminoso y pintoresco, el que Komandarev hace de Bulgaria (y en general de Europa) desde los taxis de Sofía es nocturno y conmovedor. El naturalismo de esos recorridos, casi reales, con clientes variopintos se combina con una poética que apela directamente al corazón, el protagonista literal de las historias que abren y cierran esta extraordinaria película. En el coloquio Stephan Komanderev demostró que no es solo un tipo estupendo y muy honesto, sino un gran cineasta que haciendo un cine muy grande con recursos muy pequeños consigue conmover y dar que pensar. Así, que tras el premio que el cine bulgaro consiguió aquí el año pasado con Un minuto de gloria de Kristina Grozeva y Petar Valchanov, no sería extraño que Bulgaria volviera a estar este año en el palmarés. Eso prueba algo que ya debería ser evidente: que el cine, el buen cine, no es cosa gringa o francesa.

martes, 21 de noviembre de 2017

Lucky

de John Carroll Lynch. EE.UU., 2017. 88’.
21 de noviembre de 2017. Cines Ocimáx, 55º Festival de Cine de Gijón (sección oficial). V.O.S.

Vemos pasar los días con Lucky, un anciano que vive en un pequeño pueblo de Arizona y que sabe entender y disfrutar cada instante de la vida. Aunque a la suya ya le quede poco.

John Carroll Lynch ha filmado una joya. Con un testamento interpretativo tan extraordinario como el que nos ofrece Harry Dean Stanton, con un acompañamiento tan inesperado como el de David Lynch, con un guión y una música tan pertinentes y con una parsimonia tan oportuna para contar una historia como esta, uno no puede dejar de pensar en Jim Jarmusch y en Wim Wenders. En el coloquio se resaltó la relación entre esta magnífica historia crepuscular y la delicia en plenitud que es Paterson. John Carroll Lynch reconoció su deuda con el primer Jarmusch pero confesó que aún no había visto esta última (prometió hacerlo cuanto antes). Así que, tras una película tan fascinante como la de esta noche que merecerá todos los premios que reciba (también el de actor protagonista, que ya sería póstumo), uno siente que acaba de presenciar una de esas historias que se harán inolvidables y que darán mucho que hablar. Un tipo de película que por ser americana tendrá más probabilidades de ser distribuida en todo el mundo (ojalá que sí) que otras joyas parecidas filmadas en otros países. Estoy pensando, por ejemplo, en aquella historia fascinante del brasileño Marcelo Galvão sobre una jornada particular en la vida de un hombre de noventa y dos años que se titulaba A despedida y que tuvimos la suerte de ver el año pasado en el Niemeyer.

Casa de nadie

de Ingrid Guardiola Sánchez. España, 2017. 71’.
21 de noviembre de 2017. Cines Ocimax, 55º Festival de Cine de Gijón (sección: esbilla). V.O.S.

Comunidades envejecidas en un pueblo minero del norte de León y en un asilo barcelonés. Vemos imágenes invernales de la vida en Ciñera y de una Navidad con ancianos institucionalizados. También oímos sus voces explicando el final de la vida de un pueblo tras el cierre de su mina y el final de las vidas de unas personas que no tienen muy claro qué esperan ya.

La directora acaba de ser madre y antes de la proyección nos saluda con su bebé en brazos en un video grabado. Es un contrapunto perfecto para esta historia crepuscular filmada con sensibilidad y montada con inteligencia. Los dos entornos se van intercalando en una sucesión de imágenes y testimonios hiperrealistas magníficamente armonizados. No es una película amable, pero tampoco triste. Casa de nadie mira de frente a la vida, a su tramo final y a lo mucho que aún podemos aprender de él.

Pour le reconfort

de Vincent Macaigne. Francia, 2017. 91’.
21 de noviembre de 2017. Cines Ocimax, 55º Festival de Cine de Gijón (sección: rellumes). V.O.S.

Pascal y Pauline son dos hermanos que, tras la muerte de sus padres, no han vuelto a Orleans. Él está en México y ella en Nueva York y los dos deciden regresar para hacerse cargo de algunos asuntos pendientes relacionados con el patrimonio familiar. Allí se encuentran con los amigos de la infancia y también con los recelos que en alguno de ellos sigue despertando la diferencia de clase. Los dos hermanos han tenido siempre una vida regalada a la que parece que tuvieran derecho natural.

Filmada tosca e incidentalmente, al modo de Los ilusos de Jonás Trueba, Pour le reconfort también tiene algo de retrato generacional de unos treintañeros franceses. Pero el parecido con el cine de Trueba es solo formal. A la mirada de Macaigne le falta poesía y le sobra amargura para poder compararse con la del director de La reconquista y Los exiliados románticos. Así que, excepto por algunos momentos poderosos como la discusión en el coche, esta película pasará a la lista de olvidables de este festival.

lunes, 20 de noviembre de 2017

La vida lliure

de Marc Recha. España, 2017. 90’.
20 de noviembre de 2017. Centro Municipal Integrado Pumarín, 55º Festival de Cine de Gijón (sección oficial). V.O.S.

Tina y Biel están al cuidado de su tío en una granja del norte de Menorca. Su madre ha emigrado a Argelia y ellos querrían reunirse con ella. Quizá puedan hacerlo con el dinero que han encontrado oculto cerca de la playa. Sobre todo si Rom, un hombre que vive en ella, les ayuda. Él se entiende muy bien con ellos y está pendiente de lo que hace un hombre que, acompañado por una elegante mujer, vive en un barco fondeado en la bahía. Son los tiempos de la Primera Guerra Mundial y de la gripe española. Pero también los de la infancia feliz de dos niños que disfrutan de la vida libre.

Marc Recha, Sergi López y los niños. Una relación magnífica que ya me encantó en Un día perfecto para volar. Aquí volvemos a disfrutarla en un paisaje tan maravilloso como el del norte de Menorca, con una lengua tan hermosa como el catalán (balear) y en un contexto tan sugestivo como el de hace un siglo. La historia está muy bien enmarcada y fluye con la información necesaria para que el espectador la siga sin problema, pero con la imprecisión conveniente para que el punto de vista sea el de los niños. Las imágenes son bellas y conmovedoras. Y la música y los títulos de crédito llaman la atención para bien. No sé si ganará algún premio, pero la presencia de esta última película de Marc Recha no le viene nada mal al festival de Gijón. Ojalá que sea verdad lo que ha dicho a la prensa y se anime a hacer en Asturias su próxima película. 

domingo, 19 de noviembre de 2017

El orden divino

de Petra Volpe. Suiza, 2017. 96’.
19 de noviembre de 2017. Teatro Jovellanos, 55º Festival de Cine de Gijón (sección oficial). V.O.S.

Al comenzar los años setenta las mujeres suizas aún no podían votar. El empoderamiento de una joven esposa y madre que poco a poco va tomando conciencia feminista y movilizando a las mujeres de su pueblo es la forma en que se muestra la preparación del referendum de 1971 en ese país.

El personaje de Nora tiene cierto interés. Desde luego bastante más que una película más apta para las sobremesas televisivas que para la sección oficial de un festival como este. La lucha por el sufragio femenino motivó películas tan interesantes como Sufragistas de Sarah Gavron. Al lado de ella El orden divino palidece como una cosa muy menor. De hecho, la lucha de las mujeres suizas más que motivo de orgullo debería serlo de vergüenza para ese país. No por lo que ellas hicieron, sino porque ese derecho les estuviera negado hasta hace tan poco tiempo.

En attendant les barbares

de Eugène Green. Francia, 2017. 75’.
19 de noviembre de 2017. Teatro Jovellanos, 55º Festival de Cine de Gijón (sección oficial). V.O.S.

Unos actores participan en un taller de expresión escénica con Eugène Greene en Toulouse. Y hacen esta película en la que unos franceses pasan una noche en el palacio de un mago y una maga para huir de los bárbaros. Al entrar dejan sus dispositivos electrónicos, luego van confesando en la oscuridad sus miserias y finalmente presencian, también con parsimonia, la historia de Joufre, un romance occitano del siglo XII. A la mañana siguiente saldrán reconciliados con el presente y libres de todo temor a los bárbaros.

Estreno mundial de esta película que Eugène Green presenta como el resultado de un taller con actores. Yo me relamo y anticipo una propuesta del estilo de La academia de las musas de Guerín, pero nada que ver. Con pretensiones antigringas e interés mayormente escénico (no muy distante, por cierto, al de La danza de la muerte de los búlgaros del Theatre Laboratory Sfiumato que vimos ayer en el Niemeyer), En attendant les barbares es un experimento filmado que parece también un productivo divertimento estival para quienes participaron en él. Me temo que fuera de festivales será difícil que esta película interese. Y aquí sirve de contrapunto extraño en una sección oficial en la que hasta ahora estoy encontrando mucha variedad de propuestas pero no tanta calidad.

Until the birds return

de Karim Moussaoui. Argelia, 2017. 114’.
19 de noviembre de 2017. Teatro Jovellanos, 55º Festival de Cine de Gijón (sección oficial). V.O.S.

Un hombre separado que vive con una mujer joven es testigo de una paliza a un hombre una noche y no hace nada. Un joven lleva a un hombre y a sus hijas a su pueblo y en una parada del viaje recupera su relación con una de ellas. Un médico es acusado de participar en una lejana violación por una mujer que se ha instalado con su hijo en una casucha del pueblo. Tres historias levemente vinculadas que no parecen conducir a ninguna parte.

Encadenar historias sin ton ni son puede ser muy atractivo en el cine. Linklater lo demostró en la magnífica Slacker que vimos el año pasado en la Seminci. Nada que ver con esta película que parece más bien tres cortos mal hilvanados y peor justificados. En el coloquio que siguió a la proyección el director dijo que quería cambiar de historia justo cuando el espectador se sintiera cómodo en cada una de ellas. Un propósito que no justifica una película que, por lo demás, carece de otros méritos.

sábado, 18 de noviembre de 2017

Scary mother

de Ana Urushadze. Georgia, 2017. 107’.
18 de noviembre de 2017. Teatro Jovellanos, 55º Festival de Cine de Gijón (sección oficial). V.O.S.

Manana tiene una doble vida. Es ama de casa desatenta y escritora desquiciada. Lo segundo se impone a lo primero cuando, tras empezar a leerle lo que está escribiendo, su marido la obliga a dejarlo. La novela está inspirada en su propia familia y es una historia extrema que a ella la tiene obsesionada pero a él le repugna. El dueño de una papelería cercana también ha leído el manuscrito y lo considera una obra maestra. Así que prepara una habitación para que Manana pueda seguir escribiendo.

Nada me extrañaría que Nato Murvanidze fuera premiada por el atormentado personaje femenino que borda, con una fuerza más que notable,  en ese espacio familiar enclavado en un paisaje urbano postsoviético. El tema de la creación literaria, el contexto y motivo en una familia, la autoría en esta mujer enigmática y el público lector reducido a ese modesto papelero que está seguro de estar asistiendo a la forja de un genio literario, todo ello compone una película muy potente que resulta cautivadora con unos encuadres de radical elegancia en entornos desangelados. El género de esta película (realista pero mágica, costumbrista pero reflexiva, áspera pero irónica) es muy transgresor. Como la propia mirada de género que contiene, que tampoco es nada obvia. Así que Scary mother es una singular propuesta que, a pesar de su extrañeza, se ve con mucho interés hasta ese cierre perfecto en el que el padre de la protagonista se convierte a la vez en personaje de su creación literaria y hemenéuta de la película. Sea cual sea su destino en el palmarés, está claro que el de Ana Urushadze es el tipo de cine por el que ha alcanzado prestigio un festival como este.

viernes, 17 de noviembre de 2017

A man of integrity

de Mohammad Rasoulof. Irán, 2017. 117’.
17 de noviembre de 2017. Centro Municipal Integrado Pumarín, 55º Festival de Cine de Gijón (sección: rellumes). V.O.S.

Un hombre cría peces en unos estanques en el campo. Agobiado por las deudas parece que la única salida que le queda es pagar sobornos y perder su integridad. Sin embargo, él se resiste a hacerlo y las cosas cada vez le van peor. Su mujer es directora de un colegio y le apoya, pero la situación se va haciendo insoportable. Sobre todo por la presión a la que le somete un entorno que quiere que se vaya del lugar. Tras pasar por la cárcel y sufrir la destrucción de su pequeño negocio buscará otra salida. Una que le llevará a la cumbre del entramado mafioso.

La película comienza como un relato de alta intensidad moral del estilo de los que nos regala frecuentemente el cine iraní. Pero, poco a poco va escorando hacia un thriller que me interesa bastante menos. Algo que ya sucedía en Manuscripts don't burn, la anterior película de Rasoulof que vimos en este mismo festival hace tres años. Por lo demás, el gesto amargo y hierático del protagonista, que no cambia en toda la historia, no consigue transmitirme la intensidad que supuestamente debería percibir en la historia. Me hubiera gustado más que la película fuera menos truculenta y se centrara en las vivencias de esa familia acosada. Creo que ahí había otra historia mucho más interesante.

The first lap

de Kim Dae-hwan. Corea del Sur, 2017. 101’.
17 de noviembre de 2017. Centro Municipal Integrado Pumarín, 55º Festival de Cine de Gijón (sección: rellumes). V.O.S.

Dos jóvenes viven juntos desde hace tiempo. No quieren casarse ni habían pensado en tener hijos, pero quizá ella esté embarazada. Unas visitas a los padres de ella y luego a los de él (que ella todavía no conoce) les harán replantearse sus vidas.

Encuentro que Kim Dae-hwan se parece más a Rohmer que a Hong Sang-soo. Con esto está dicho todo sobre esta segunda película de la primera tarde de esta edición del festival. La cámara está siempre bien colocada sin importunar una intimidad a la que asistimos en la casa de esa pareja, en su coche (siempre desde el asiento de atrás) y en los hogares de sus padres. Lo que se nos muestra son instantes cotidianos con diálogos en la cama, en mesas llenas de platos y botellas verdes de soju y en exteriores invernales que son los más propicios para reflejar el estado de esta pareja. Los dos se entienden muy bien pero las inseguridades sobre su futuro les pesan tanto como la certeza de no querer ser como sus padres. Por lo demás, los contrapuntos de las dos madres y los dos padres resultan perfectos para enmarcar una relación que se consolida en un momento crucial de la vida. Todo está muy bien contado y es más que interesante, pero esa escena final en la que la pareja duda en Nochevieja sobre el rumbo que tomar es el cierre perfecto para una película cuya sencillez es tan grande como su calidad. Habrá que seguir la pista a Kim Dae-hwan. Por el momento ya le deseo lo mejor en este festival.

El futuro que viene

de Constanza Novick. Argentina, 2017. 84’.
17 de noviembre de 2017. Centro Municipal Integrado Pumarín, 55º Festival de Cine de Gijón (sección oficial).

Romina y Flor en tres momentos de sus vidas. Su amistad adolescente, sus primeras relaciones estables y el momento en que sus hijas ya tienen la edad que ellas tenían cuando empezaron a ser amigas.

Como siempre, Dolores Fonzi está estupenda en esta historia sobre una amistad en femenino variable. También lo está Pilar Gamboa en ese papel más inestable, pero no menos interesante. La relación entre los dos personajes hace grata una película que resulta correcta, pero que podría arriesgar más. Como retrato amable de esos instantes singulares que jalonan una amistad no está nada mal. Pero uno esperaba más de la película elegida para abrir un festival que tiene una bien merecida fama de rendir homenaje al cine independiente.