viernes, 30 de diciembre de 2016

Vuelta a casa de mi madre

de Eric Lavaine. Francia, 2016. 97’.
30 de diciembre de 2016. Cines Los Prados, Oviedo.

La que vuelve a casa es Stéphanie, una arquitecta que acaba de perder su trabajo y a la que le parece raro el comportamiento de su madre. En la cena del viernes quiere hablarlo con sus hermanos. Justo cuando la madre viuda querría presentarles al hombre que desde hace tiempo es su amante.

El buen recuerdo de Barbacoa de amigos (la anterior película de Lavaine sobre un hombre que al cumplir los cincuenta y sufrir un infarto decide dejar de llevar una vida saludable y ser sincero con sus amigos) nos animó a ver esta comedia en femenino plural. Pero parece que a Lavaine se le dan mejor las tramas masculinas que las de esta familia que tiene conversaciones más pensadas para el público que para los personajes. Así que con esta comedia francesa menor (¿valga la redundancia?) terminamos un año de cine en el que hemos visto cosas muchísimo mejores.

jueves, 29 de diciembre de 2016

Rogue One: Una historia de Star Wars

de Gareth Edwards. EE.UU., 2016. 133’.
29 de diciembre de 2016. Cines Ocimax, Gijón. 3D

El Imperio tiene lista un arma muy poderosa. Para diseñarla ha contado con un ingeniero leal a la Resistencia. Tanto que escondió dentro de ella la clave para destruirla. Su hija y un grupo de rebeldes buscarán los planos que lo harán posible.

Estética paleofuturista en escenarios ucrónicos. Narrativas mestizas entre el cine bélico americano y las películas de romanos. Nada nuevo, por tanto, en las maneras de una saga de la que no me interesan ni las cuitas, ni los personajes. Pero sí las imágenes. Sobre todo las de la parte final con vuelos alucinantes y construcciones vertiginosas en escenarios tropicales. Aunque el 3D no es muy llamativo, las imágenes son lo mejor de una película cuya trama entiendo a medias y me importa más bien poco. Y ahora una coda lingüística. Repárese en el título. Siete palabras: tres en castellano y cuatro en inglés. La menos conocida es rogue, que solo es nombre propio cuando uno de los personajes bautiza así a su nave (añadiéndole ese one que la singulariza y le da empaque bélico). En inglés significa pícaro o granuja. Si la gesta fuera en una de las naves de Colón la película podría titularse, por ejemplo, La Pinta: Una historia colombina (Pinta: A Columbus Story). Así que Rogue One: a Star Wars Story quizá se podría haber traducido con un título tan bonito y castizo como La Picarona: una historia de guerras cósmicas. Los angloparlantes lo entienden más o menos así, pero pocos españoles se habrán preocupado por el significado de ese título. Ni falta que hace. Con que esté en inglés parece que ya nos vale. Nos basta con saber que la cosa tiene que ver con esa cadena cuyo primer eslabón no se tituló Star Wars, sino La Guerra de las Galaxias. Qué le vamos a hacer. En el país en el que nació la segunda lengua con más hablantes nativos del mundo parece que cada día nos avergonzamos más de ella y hacemos todo lo posible para que, también aquí,  la sustituya cuanto antes la tercera.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Assassin's creed

de Justin Kurzel. EE.UU., 2016.108.
28 de diciembre de 2016. Cines Parqueastur, Corvera.

Un tal Aguilar era miembro de los asesinos, un grupo que en 1492 se enfrentaba en España a los templarios para impedirles acceder a un secreto vital para la libertad de los humanos. La lucha sigue. Así que unos templarios futuristas con la ayuda de una máquina que lee recuerdos filogenéticos pretende descubrir lo que sabe de ese asunto un descendiente de aquel luchador español.

"Eres la prueba viviente del vínculo entre herencia genética y criminalidad". "No todo ser merece vivir". Con frases como esas parece claro el nivel ético de esta historia futurista que, a pesar de haberla dirigido quien filmó un Macbeth muy notable, solo tiene la virtud de mejorar un poco la vistosidad de los vuelos y los mamporros de Águila Roja. Nada más. Incluso menos, porque ningún guionista español, por poca cultura científica que tenga, osaría vertebrar una historia en una idea lamarckina tan alucinante como que los recuerdos se pueden transmitir a la descencencia. Aunque lo protagonicen actorazos como Michael Fassbender, Marion Cotillard, Jeremy Irons o Charlotte Rampling este credo de los asesinos resulta bastante increíble.

Un hogar en el mundo

de Andreas Koefoed. Dinamarca, 2015. 58’.
28 de diciembre de 2016. Centro Municipal Integrado La Calzada, Gijón. V.O.S.

Refugiados. Niños refugiados. De Chechenia, de Siria, de Bosnia, de Afganistán... Un centro educativo de la Cruz Roja danesa les enseña la lengua y la cultura del país hasta que están en condiciones de integrarse en una escuela.

La cámara no intimida. Ni a los niños ni a esos educadores comprometidos que se alegran cuando sus alumnos se van porque saben que es una vida normal lo que les espera. Un hogar en el mundo no debería ser un documental excepcional. Ni emotivo. Ni heroico. Debería ser simplemente el retrato de lo que en cualquier lugar de Europa se hace con los refugiados: esperarlos, acogerlos, integrarlos. Pero ahora que termina este año en el que cinco mil de ellos han muerto en el Mediterráneo intentando llegar a nuestras costas, este último Documental del Mes de 2016 se convierte en un alegato en favor de otra Europa posible. Esa que no rechaza a los refugiados.

martes, 27 de diciembre de 2016

Las inocentes

de Anne Fontaine. Francia, 2016. 100’.
27 de diciembre de 2016. Cines Los Prados, Oviedo. V.O.S.

En diciembre de 1945 una monja está de parto en un convento polaco. Una novicia sale a buscar ayuda en el destacamento de la Cruz Roja francesa y consigue que una joven sanitaria vaya con ella al convento y le haga una cesárea. Pero son muchas más las que están embarazadas porque, al final de la guerra, soldados soviéticos las violaron durante los cuatro días terribles en que ocuparon el convento. La superiora quiere mantener el secreto para salvar a las monjas de un estigma que aún sería peor en ese tiempo de posguerra con el país ocupado. Así que la joven francesa mantiene el secreto y vuelve una y otra vez al convento para ayudarlas.

Un drama femenino e invernal magníficamente contado por Anne Fantaine y que, por fortuna, hemos podido ver esta tarde en versión original (en la película se habla francés, polaco y ruso). La elegante composición de cada plano, cuidada hasta el límite justo para evitar un preciosismo que resultaría impertinente en este drama, da el tono perfecto para un relato conmovedor en el que tan protagonista es esa joven francesa, que siempre hace lo que debe, como esas monjas polacas que, más o menos perfiladas, se convierten en mucho más que portadoras de hábitos. Ahora que el concepto de posverdad se está poniendo de moda, podríamos decir que esta magnífica película se sitúa en un nuevo género cinematográfico que podríamos llamar posrreligioso. Un cine que ni maltrata ni ensalza creencias, pero que consigue mostrar lo sublime que puede surgir cerca de ellas. Las inocentes es un drama contenido y, sin embargo, conmovedor que muestra mucho más de lo que parece sobre unos personajes marcados por un contexto histórico que, apenas esbozándolo, Anne Fontaine consigue retratar bastante mejor que muchas películas y libros pretendidamente históricos.

lunes, 26 de diciembre de 2016

Hasta el último hombre

de Mel Gibson. EE.UU., 2016.131.
26 de diciembre de 2016. Cines Parqueastur, Corvera.

La historia de Desmond Doss en tres tiempos. El del enamoramiento perfecto de un chico amable e ingenuo que quiere ser médico para ayudar a los demás. El del entrenamiento y encarcelamiendo de un soldado dispuesto a ir a la guerra pero no a empuñar un arma. Y el de las acciones heroicas de este objetor de conciencia que puso a salvo a decenas de soldados en el infierno de Okinawa.

Habiendo sido objetor en los ochenta, no me podía perder esta película en la que Mel Gibson pone a prueba al espectador con una primera parte dulcisima que presenta una historia de amor con maneras muy clásicas y una última parte durísima que hace alarde de lo que las tecnologías cinematográficas pueden llegar a hacer para meternos en una batalla sin ahorrarnos sangre, estruendos y cuerpos desmembrados. El epílogo con los testimonios de los protagonistas reales suman otro paralelismo entre esta película y la ya clásica Salvar al soldado Ryan. Aunque la historia heroica del objetor tiene interés y las imágenes del acantilado y la llanura infernal seguramente quedarán en la memoria, uno no deja de pensar que en esa misma batalla murieron 150.000 civiles, muchos de ellos en suicidios colectivos por temor a lo que pudiera pasarles en manos de los americanos. Chris Marker nos lo contó en Level five. Y algo así dice bastante más sobre sobre lo que es una guerra que este espectacular homenaje de Mel Gibson a aquel objetor religioso.

viernes, 23 de diciembre de 2016

Mystery train

de Jim Jarmusch. EE.UU., 1989. 105’.
23 de diciembre de 2016. Centro Galego de Artes da Imaxe, La Coruña. V.O.S.

Una pareja de jóvenes japoneses llegan en tren a Memphis para visitar la casa de Elvis Presley y el estudio donde grababa. Estarán allí dos días y pasarán la noche en un hotel en el que por la mañana se oye un disparo. Una italiana se tiene que quedar una noche en Memphis antes de coger un avión al día siguiente. Compartirá habitación con una desconocida en ese hotel en el que por la mañana se oye un disparo. Tres tipos llegan de madrugada al mismo hotel después de que uno de ellos haya disparado a un hombre. Durante un forcejeo uno de ellos acabará herido por un disparo por la mañana.

Lejos de Yokohama, Un fantasma y Perdidos en el espacio son los títulos de las tres historias (casi tres cortometrajes independientes) que Jim Jarmusch reúne Mystery Train. Pero el todo es más que la suma de las partes y los leves anclajes entre esas historias (el sonido de los trenes, Elvis, el disparo, los recepcionistas del hotel...) consiguen componer un interesante tríptico sureño que comparte esa atmósfera, trufada de ironías, que hace tan singular en cine de Jim Jarmusch. Por lo demás, la elegante simetría de los paisajes ferroviarios que abren y cierran la película (recordando quizá la forma en que Ozú enmarcaba sus Cuentos de Tokio) hacen que Mystery Train sea mucho más que tres buenas historias en Memphis.

jueves, 22 de diciembre de 2016

Bajo el peso de la ley

de Jim Jarmusch. EE.UU., 1986. 107’.
22 de diciembre de 2016. Centro Galego de Artes da Imaxe, La Coruña. V.O.S.

Un pinchadiscos flipado y un proxeneta tranquilo llegan a la cárcel de Nueva Orleans por delitos que no cometieron. Allí coinciden con un alegre italiano que ha matado a un hombre. Los tres consiguen escapar y acaban divagando por los bosques de Luisiana. Hasta que llegan a una casa en la que otra italiana se enamora de su paisano y los otros dos fugitivos emprenden caminos separados.

En esta miniescapada a La Coruña en el comienzo de la Navidad nos encontramos en el CGAI con un pequeño ciclo sobre Jim Jarmusch del que la semana pasada vimos Paterson, su última película. En este 2016, en el que se han cumplido treinta años de tantas cosas, también cumple tres décadas Bajo el peso de la ley, una historia en blanco y negro con mucho carácter y con partes y estilos bien diferenciados. Antes de la cárcel, vemos las historias semihilvanadas de esos personajes menores que bien podrían dar para un thriller. Sin embargo, en la celda, la película cambia de tono y se apodera de ella el humor entre bondadoso y bobo del personaje de Roberto Benigni, desdibujándose los perfiles iniciales de los otros dos personajes. Tras el deambular por el bosque, con Begnini haciendo de las suyas, la historia concluye con la separación de los tres: el italiano por haber encontrado su amoroso lugar en el mundo y los otros encarando la muy jarmuschiana separación de caminos del hermoso plano final. Bien escrita y bien estructurada, la historia y las imágenes de Bajo el peso de la ley resisten muy bien estos treinta años que, con ese poderoso blanco y negro y esos escenarios tan bellamente meridionales, la hacen parecer un clásico.

martes, 20 de diciembre de 2016

La comuna

de Thomas Vinterberg. Dinamarca, 2016. 107’.
20 de diciembre de 2016. Cines Ocimax, Gijón. V.O.S.

Un arquitecto hereda la enorme casa en que pasó su infancia. Su intención es venderla, pero su mujer le convence para formar en ella una comuna. La pareja y su hija adolescente llevan bien la nueva forma de vida, pero las cosas cambian cuando él se enamora de una alumna y su mujer le propone que la lleve a vivir con ellos. La estabilidad y buena voluntad de los comuneros no consigue que ella realmente acepte la nueva situación

El director de Submarino, La caza o Lejos del mundanal ruido ha llevado al cine esta historia que antes fue obra de teatro. Y lo ha hecho con su habitual solvencia para mostrar las aristas de las pasiones humanas. La comuna es una película sobre un tipo de convivencia que hoy parece impensable, pero que hace cuarenta años era cuanto menos el horizonte utópico para imaginar que otras formas de vida eran posibles, al menos en las latitudes escandinavas. Pero más que una historia coral, esa comuna es el marco para hacer público y controvertible el drama de ese triángulo sentimental (en el que la hija aporta la mayor lucidez) que resulta insuperable para la mujer madura. Con un color hermosamente envejecido, unas interpretaciones estupendas (especialmente la de Trine Dyrholm) y un guión muy bien construido, La comuna es una buena historia que nada me extrañaría que en algún momento disfrutemos en el teatro.

lunes, 19 de diciembre de 2016

El faro de las orcas

de Gerardo Olivares. España, 2016.110.
19 de diciembre de 2016. Cines Parqueastur, Corvera.

Una mujer española llega con su hijo autista a un faro de la Patagonia en el que vive un hombre apasionado por las orcas. El contacto con esos animales resultará terapéutico para el niño y despertará el amor entre la madre y el naturalista.

Las orcas y los paisajes patagónicos son lo mejor de la película. Los subrayados musicales y un guión mejorable hacen que El faro de las orcas me haya interesado bastante menos que películas anteriores de Gerardo Olivares como 14 kilómetros o Entrelobos. Y eso que entre Maribel Verdú y Joaquín Furriel hay buena química en algunos momentos. Como en ese baile con la maravillosa música del Oblivion de Piazzolla.

domingo, 18 de diciembre de 2016

Chevalier

de Athina Rachel Tsangari. Grecia, 2015. 99.
18 de diciembre de 2016. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

Seis hombres griegos en un barco de recreo. Pescando, descansando y jugando. Por ejemplo, a un juego que han inventado. El de decidir cuál es el mejor hombre a partir de pruebas o medidas que ellos mismos deciden. Cada uno anota en un cuaderno su valoración sobre los demás. Cuando termine el juego y dejen el barco, el ganador llevará el anillo del mejor hombre.

Entre ingenuos, surrealistas y naturales. Así son los diálogos de esta extraña película sobre esos seis personajes (acompañados por la tripulación) que se ponen a prueba en ese barco de recreo. Hay relaciones diversas entre ellos, pero no acabamos de tener claro si esos días en el mar corresponden al plan de ocio de un grupo de amigos o a una de esas actividades de cohesión grupal que están tan de moda en muchas empresas. Lo cierto es que con esos diálogos tan frescos, lúcidos y disparatados en el singular entorno aislado de un barco casi de lujo, Athina Rachel Tsangari ha conseguido que Chevalier resulte una película tan extraña como cautivadora.

Alemania, año cero

de Roberto Rossellini. Italia, 1948. 74.
18 de diciembre de 2016. Laboral Cinemateca, Gijón. V.O.S.

Recién terminada la guerra un niño se busca la vida entre las ruinas de Berlín. Es Edmund, un niño con un padre enfermo, una hermana que sale cada noche y un hermano que fue soldado y se oculta por temor a que lo detengan.

Ese niño y las ruinas son los protagonistas de esta tremenda película. La miseria en las casas y la prostitución femenina e infantil en las calles se muestran con crudeza en esta historia casi documental que levanta acta de los desastres de la guerra y sus consecuencias dantescas en el paisaje urbano. El de Berlín que filmó Rossellini es ya paradigmático. Pero esas terribles imágenes se repiten una y otra vez en las ciudades asoladas por las guerras. Por ejemplo en Alepo, donde tanto están sufriendo ahora otros niños como Edmund.

viernes, 16 de diciembre de 2016

El último verano

de Leire Apellaniz. España, 2016. 93.
16 de diciembre de 2016. Laboral Cinemateca, Gijón.

Miguel Ángel Rodríguez lleva películas a los pueblos en verano. Con sus equipos de treinta y cinco milímetros recorre España coordinando varias proyecciones cada noche. Pero con la llegada del cine digital las películas ya no estarán en bobinas ni serán de celuloide. Así que este puede ser el último verano para su trabajo. 

Leire Apellaniz, que también es proyeccionista y ha trabajado en el festival de San Sebastián, ha venido esta noche a Gijón para presentarnos esta película sobre un amigo suyo que se hace querer a los dos lados de la cámara. Con un planteamiento muy similar a 24 cines por segundo, el estupendo documental de Mariela Artiles que vimos el año pasado en la semana de cine español de Béjar, El último verano nos habla de un cine que agoniza en esa España vacía de la que habla Sergio del Molino en su libro. Y también de esos otros cineastas que han intentado resistir ante la macdonalización de la exhibición cinematográfica y la demolición incontrolada del sector que ha propiciado su digitalización y ha sido consentida por esa derecha irresponsable y culturalmente miope que nos sigue gobernando en España. La cámara acompaña sin importunar nunca a este héroe maduro que, entre proyectores y proyeccionistas, nos va mostrando la agonía de una actividad que daba vida a las noches estivales en las plazas de tantos pueblos. El último verano se ve con agrado y contiene momentos especialmente sugerentes como los de ese tramo final en el que vemos al protagonista conversar con Álvaro Ogalla, el proyeccionista de la Cineteca del Matadero que protagonizó la estupenta El Apóstata de Federico Veiroj (el director de La vida útil, aquella magnífica película sobre otro cineasta maduro que se quedaba sin trabajo en Montevideo por el cierre de la cinemateca). O también cuando, tras la triste conversación con el proyeccionista de la Sala Berlanga, la cámara se queda sola en la cabina y nos muestra el cambio de proyectores para luego ofrecer una sucesión de planos de los que han quedado abandonados en naves olvidadas o en salas de cine arruinadas. Y tras hora y media de cine sencillo y sugerente, Leire Apellaniz tiene el buen gusto de ofrecernos esa hermosa escena final rodada en treinta y cinco milímetros en la que Miguel Ángel Rodríguez se fuma un cigarro con José Sacristán.

jueves, 15 de diciembre de 2016

Mi hija, mi hermana

de Thomas Bidegain. Francia, 2015. 114.
15 de diciembre de 2016. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

La hija de una familia francesa amante del country desaparece. Se ha ido con su novio musulmán y no tiene intención de volver a casa. Pero el padre y el hermano no dejarán de buscarla durante años por diversos países.

Por el tema podría haberse convertido en una película llena de tópicos sobre la abducción de una adolescente por el integrismo islámico. Sin embargo, el aliento inspirador de Centauros del desierto hace que la historia se sitúe de forma muy equilibrada entre el impecable drama familiar y una aproximación nada maniquea a un tema sociopolitico complejo pero bien modulado con leves alusiones a los atentados de Nueva York, Madrid y Londres como hitos que jalonan el relato. La impecable caracterización de los personajes (el padre es un verdadero cowboy de maneras rudas), un guión bien estructurado con simetrías muy acertadas entre las dos partes de la historia y escenas tan sobresalientes como la del encuentro final de los hermanos hacen de Mi hija, mi hermana una película más que interesante.

martes, 13 de diciembre de 2016

Paterson

de Jim Jarmusch. EE.UU., 2016. 113’.
13 de diciembre de 2016. Cines Los Prados, Oviedo. V.O.S.

Paterson es un conductor de autobús que escribe poemas. También es el nombre de la ciudad en la que vive feliz con su chica y con su perro. Ella disfruta decorando la casa, preparando pastelitos, tocando la guitarra que acaba de comprar y llenándolo todo de alegres formas en blanco y negro. Durante una semana vemos las serenas rutinas de esta pareja deliciosa.

Jim Jarmusch ha compuesto un hermosísimo relato poético sobre la buena vida. La del amor sencillo y delicado de estos dos jóvenes cuyas amables maneras podrían ser las mismas que las de unos ancianos que llevaran muchas décadas queriéndose y cuidándose. La música sosegada que acompaña sin subrayar, los encuadres perfectos que comienzan cada mañana con un plano cenital del despertar de estos amantes y los delicados poemas que van apareciendo en la pantalla a la vez que él los escribe en su cuaderno,  dan un tono casi naif a una película que termina siendo redonda con el encuentro (casi un epílogo) entre el japonés aficionado a la poesía americana y el conductor poeta. Paterson es simplemente una delicia. Sencilla y sugerente. Sutil y muy bella. Como el más hermoso poema.

lunes, 12 de diciembre de 2016

María (y los demás)

de Nely Reguera. España, 2016. 90’.
12 de diciembre de 2016. Cines Los Prados, Oviedo.

María se ocupa de todo. De su padre, que ahora sale del hospital tras el último tratamiento con quimioterapia. De las celebraciones familiares, en las que vuelven a casa los dos hermanos y sus parejas. De ese amante que tiene dos hijas y con el que ella quisiera tener más relación. Del día a día de la editorial en la que trabaja y en la que le gustaría publicar una novela. Y ahora también de la boda de su padre con la enfermera que conoció en el hospital.

Hasta el título está bien elegido en esta película que es tanto sobre María como sobre los demás. De hecho, son los que la rodean los que la hacen sentirse entre paréntesis. Un paréntesis que para ella seguramente se abrió cuando murió su madre hace veinte años y que ahora se cierra con la boda del padre. La directora de esta estupenda película parece prima hermana de Mar Coll. Y es que, con unos diálogos tan bien escritos que no lo parecen y con una cámara tan bien colocada que nos hace entender muy bien el drama cotidiano de la protagonista, Nely Reguera ha construido una historia que encajaría perfectamente como el episodio gallego de la magnífica trilogía que podría componer con Tres días con la familia y Todos queremos lo mejor para ella. Claro que, además de ser una historia perfecta sobre la tristeza de una mujer que no quiere alejarse del eje pero siempre está fuera de él, esta película cuenta con unas interpretaciones memorables. En primer lugar, la de una Barbara Lennie que, como en Magical girl, borda un papel precioso y contenido (con momentos tan destacados como la escena de la playa o la de la noche en la editorial) ofreciéndonos otro brillante trabajo pocas semanas después de que la hayamos visto con Israel Elejalde en el Palacio Valdés en esa extrardinaria lección de teatro superlativo que fue La clausura del amor. Pero si Barbara Lennie esta magnífica como María, las interpretaciones de los demás actores no caben en un paréntesis. Sobre todo la de José Ángel Egido que, como en Los lunes al sol, es de nuevo un gallego inolvidable.

sábado, 10 de diciembre de 2016

La doncella

de Park Chan-wook. Corea del Sur, 2016. 145’.
10 de diciembre de 2016. Cine Renoir Princesa, Madrid. V.O.S.

Sookee va a trabajar como doncella para Hideko, la joven que vive en la mansión de un poderoso japonés aficionado a los libros de erotismo. Un estafador que se hace pasar por conde utiliza a Sookee para aprovecharse de Hideko (o al revés). Pero la atracción entre las dos jóvenes hará que todo sea distinto.

El director de la subyugante Stoker sitúa esta historia de estafas, amores lésbicos y erotismos opresivos en la Corea de la colonización japonesa transitando continuamente entre las dos lenguas y las dos culturas. La trama es sugerente y está contada con giros, recapitulaciones e ironías muy interesantes. También es muy atractiva la estética de una película que está a medio camino entre la refinada recreación oriental del mundo del Marqués de Sade y la alegre presentación de una historia de amor lésbico que nace en esas circunstancias pero se burla de ellas. Así que son dos horas y media de cine muy grato con una película de la que ya tenía buenas referencias tras su paso por el festival de Gijón.

viernes, 9 de diciembre de 2016

Frágil equilibrio

de Guillermo García López. España, 2016. 83’.
9 de diciembre de 2016. Cine Renoir Princesa, Madrid. V.O.S.

Imágenes de los tremendos desahucios madrileños, del sufrimiento y la violencia policial en la valla de Melilla y de la vida deshumanizada de una sociedad avanzada como Japón. Todo ello glosado por las palabras lúcidas y casi poéticas de José Mujica.

Ha ganado el premio al mejor documental en la Seminci y acaba  de estar en el festival de Gijón, pero no había podido verlo hasta esta noche en que inesperadamente ha contado con la presentación del propio director. Las imágenes del monte Gurugú y de la valla son tremendas, como también las de los desahucios desde dentro (a la manera de las de Cerca de tu casa, pero reales). También emocionan esos instantes sobrecogedores de los niños llorando tras un desembarco seguramente en una isla griega (casi estoy seguro de que corresponden al impresionante trabajo de Javier Bauluz sobre los refugiados sirios que estuvo este verano en el Niemeyer). Sin embargo, a mi juicio, está completamente de más la parte japonesa. Ni las imágenes (un remedo menor de Koyaanisqatsi) ni los testimonios de quienes reniegan allí de la deshumanización de sus vidas aportan nada que no diga mucho mejor Pepe Mujica. Por otra parte, los subrayados musicales restan más que suman a una película que, con menos música y limitada a las imágenes más radicales y a las palabras del expresidente uruguayo, habría sido algo más corta pero mucho mejor.

jueves, 8 de diciembre de 2016

Snowden

de Oliver Stone. EE.UU., 2016. 134.
8 de diciembre de 2016. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

Edward Snowden se encontró en un hotel de Hong Kong con Laura Poitras, Glenn Greenwald y Ewen MacAskill para entregarles información sobre los programas de vigilancia masiva de la NSA. Vemos momentos de la formación de este genio de la informática en los servicios americanos de vigilancia, de la relación con su novia y de las circunstancias que explican por qué decidió revelar lo que sabía.

Oliver Stone ficciona la historia de Edward Snowden para entender a este joven de veintinueve años que decidió salir de su país, quizá para siempre, por defender precisamente los ideales de libertad en que se basa su democracia. Aunque resulta insuperable el extraordinario documento que Laura Poitras compuso en la singular Citizenfour a partir de las grabaciones de aquellos días en Hong Kong, Oliver Stone consigue complementar aquel testimonio con esta interesante aproximación al carácter, los motivos y la vida del protagonista de aquellas revelaciones. Joseph Gordon-Levitt encarna tan verosímilmente a nuestro héroe que no resulta nada chocante la aparición del propio Snowden protagonizando, en lugar de él, las últimas escenas. Cine militante y necesario el de Oliver Stone en esta reivindicacíon de este campeón de la libertad y los derechos civiles que, aunque siga perseguido en su país, representa lo mejor de los valores americanos.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

1898. Los últimos de Filipinas

de Salvador Calvo. España, 2016.129.
7 de diciembre de 2016. Cines Parqueastur, Corvera.

En 1898 España perdió sus últimas colonias. Pero hasta un año después un grupo de soldados españoles siguió resistiendo en la isla de Luzón atrincherados en una iglesia. Fueron los últimos de Filipinas.

Uno de ellos podría haber sido Dimas Marín, el hombre del pueblo de mi padre que, según me contaron, asistió ya muy anciano a mi bautizo. Pero, más que alguno de los protagonistas de la triste gesta que retrata esta estupenda película, seguramente fue uno de aquellos nueve mil españoles que quedaron abandonados a su suerte en Filipinas tras la venta de aquellas islas. La cuidada escena inicial en la iglesia y las hermosas imágenes de la llegada dejan claro desde el comienzo que la película es ambiciosa y asume el riesgo de que el resto defraude. Pero no. Un guión bien estructurado y escrito y una dirección muy solvente hacen que 1898. Los últimos de Filipinas sea una historia de heroismo clásico que nada tiene que envidiar a las mejores producciones del género. Con su singular mirada sobre los filipinos aporta algo muy pocas veces visto en el cine bélico como es una presentación amigable del enemigo casi en clave antibelicista. Al repudiar ese maniqueismo de las historias bélicas convencionales, Salvador Calvo tiene el acierto de buscar los males de estos héroes no fuera de la iglesia sino principalmente en unos demonios interiores patrios que quedan bien esbozados en los perfiles de los protagonistas. Así, aquella iglesia lejana y encerrada en si misma no es solo metáfora del drama que nuestro país vivió a finales del XIX, sino que seguramente también quiere serlo de la forma en que las distintas generaciones de españoles están interpretando a comienzos del XXI las herencias del pasado y necesidades del presente. Para esa confrontación generacional nada mejor que un duelo interpretativo tan estimable como el que también se establece entre los magníficos actores de la generación consolidada (Luis Tosar, Javier Gutiérrez, Eduard Fernández, Karra Elejalde, Carlos Hipólito, Pedro Casablanc) y la más joven (Álvaro Cervantes, Patrick Criado, Miguel Herrán, Ricardo Gómez, Emilio Palacios, Ciro Miró). Así que ojalá tenga el éxito que merece (sobre todo de público) esta buena película española que, conservando esa preciosa canción que es Yo te diré,  le da la vuelta a la manera en que hace setenta años se mostraba el heroísmo triste de aquellos españoles que fueron derrotados en medio del paraíso.