domingo, 30 de agosto de 2015

Un día perfecto

de Fernando León de Aranoa. España, 2015. 106.
30 de agosto de 2015. Cines Parqueastur, Corvera.

Con la guerra de los Balcanes a punto de terminar, alguien ha tirado un cadáver a un pozo con la intención de contaminarlo. Un grupo de cooperantes busca una cuerda para intentar sacarlo. Será un día intenso en el que conoceremos el carácter de cada uno. Y también algunos de los desastres de aquella guerra. 

Un pozo, una cuerda y una pelota. Solo con eso y con la poderosa presencia de Benicio del Toro y Tim Robbins (también la de Olga Kurylenko y Mélanie Hierry) Fernando León de Aranoa consigue armar una buena historia que muestra mucho más de lo que cuenta. Un día perfecto es un día cualquiera para este grupo de extranjeros que viven la solidaridad internacional como algo cotidiano. La truculencia con que muchas películas se han acercado al horror de las guerras se sustituye aquí por una ironía que hace compatible la sonrisa con la emoción. Un delicado equilibrio que Fernando León de Aranoa logra mantener con un guión bien escrito en el que cada pequeña historia (la del niño, la de las vacas minadas, la del contraste entre las vidas de los cuatro, la de las burocracias de las fuerzas de la ONU...) va componiendo un grato y eficaz alegato antibelicista. Por lo demás, ese pozo en el que se pudre un muerto que ningún extranjero parece capaz de sacar es toda una metáfora de aquella guerra tras la que tiene que llover mucho para que salgan a la superficie y se puedan superar los horrores del pasado.

miércoles, 26 de agosto de 2015

Qué extraño llamarse Federico

de Ettore Scola. Italia, 2013. 96’.
26 de agosto de 2015. Cines Van Dyck, Salamanca. V.O.S.

Ettore recuerda a Federico. Los inicios en blanco y negro en la revista Marc'Aurelio donde primero empezó Fellini y luego estuvo Scola. Las conversaciones en el coche durante sus paseos nocturnos por Roma. La devoción de los dos por el gran Marcello Mastroianni. Los escenarios excesivos para sus películas en Cinecittà. Es el hermoso homenaje crepuscular de un gran cineasta italiano a un amigo tan genial que convirtió en adjetivo su apellido.

No es un documental, aunque hay muchas imágenes originales. No es una ficción, aunque hay escenas como las de la redacción en la revista Marc'Aurelio que podrían estar en una magnífica historia. No es un relato, aunque tiene un estupendo narrador que nos va describiendo y subrayando lo que vemos. Es cine sobre el cine. Y del bueno. Ettore Scola no solo comparte sus recuerdos (y muchos dibujos) en esta película sobre el amigo. Además de homenajear su figura (que nos muestra de frente cuando es joven y de espaldas en la madurez) pone en la pantalla también su estilo con unos hermosos decorados de los que no oculta la tramoya y con una preciosa fotografía que es la más apropiada para evocar al maestro. Y también con esas imágenes finales de las películas de Fellini que están pidiendo a gritos que la de Scola sea la de apertura (o la de cierre) de un ciclo en el que podamos ver de nuevo en pantalla grande las de su admirado Federico. Esta es la segunda película que se estrena este año en España sobre un gran director italiano. En la de Abel Ferrara, Willem Dafoe clavó (eso sí, en inglés) a Pasolini. Los dos creadores motivaron también dos magníficas exposiciones que pude ver en el CaixaForum de Madrid en 2010 (Federico Fellini. El circo de las ilusiones) y en el CCCB de Barcelona en 2013 (Pasolini Roma). A veces siento nostalgia del futuro y pienso que un lugar tan bello como la cúpula del Niemeyer podría servir para albergar exposiciones así. Y que en su magnífico cine podrían ser cotidianos ciclos como esos.

jueves, 20 de agosto de 2015

El capital humano

de Paolo Virzi. Italia, 2014. 109.
20 de agosto de 2015. Cines Renoir Plaza de España, Madrid. V.O.S.

Un ciclista tiene un accidente en una noche de invierno. El coche que lo ha sacado de la carretera no se ha detenido a socorrerlo. Podría conducirlo el hijo de un tiburón financiero. O quizá su novia, la hija del dueño de un agencia inmobiliaria que quiere aprovechar esa relación para acceder a inversiones que le quedan muy grandes.

Los mismos hechos contados como capítulos sucesivos desde los puntos de vista de tres de los personajes. Y luego un capítulo final que confirma lo que se viene intuyendo: que los canallas están en todos los ámbitos. Desde el sector inmobiliario hasta la cultura, desde los altos especuladores hasta los que trapichean al por menor. La referencia obvia  del detonante de esta italianísima historia es Muerte de un ciclista de Juan Antonio Bardem. Pero El capital humano tiene también parentelas con otras magníficas películas en las que alguien huye tras haber causado un accidente en la carretera y se busca la forma de evitar las consecuencias. Por ejemplo, con La propuesta, el penúltimo de los Relatos salvajes de Damián Szifrón. O con Madre e hijo de Calin Peter Netzer. O con Tres monos, del gran Nuri Bilge Ceylan. El capital humano está a la altura de cualquiera de esas películas. Así que ya digo bastante.

Blind

de Eskil Vogt. Noruega, 2014. 96.
20 de agosto de 2015. Cines Golem, Madrid. V.O.S.

La ceguera desde el punto de vista de Ingrid. Lo que siente, lo que escribe, lo que piensa. Ella imagina historias sobre una vecina, que también podría ser ella misma. Y sobre su marido, que también podría ser otro hombre.

Oímos los pensamientos y vemos lo que imagina una mujer ciega que nunca sale de casa. Los planos son singulares, como los puntos de vista de quien no la tiene. Los personajes se desdoblan, a la manera de las mujeres del Buñuel de Ese oscuro objeto del deseo. Y son precisamente las variantes del deseo y de las relaciones sentimentales lo que seguramente da sentido a esta historia que es también un ensayo sobre (o mejor desde) la ceguera. La realidad en la que Ingrid vive y la que ella imagina se nos muestran confundidas. Y eso es lo que hace interesante a esta exigente película en la que el espectador debe aceptar la lógica de lo que fluye cuando se tienen los ojos cerrados. Por ejemplo, en los sueños. O en la ceguera.

martes, 18 de agosto de 2015

Al otro lado del muro

de Christian Schwochow. Alemania, 2013. 102.
18 de agosto de 2015. Cines Renoir Plaza de España, Madrid. V.O.S.

Delante de una casa una mujer y su hijo despiden a un hombre que se va por una semana. Tres años después el hombre no ha vuelto y los dos dejan la casa para pasar a la otra Alemania. En la frontera oriental a ella la interrogan y humillan. Algo no muy distinto a lo que le espera en el centro de acogida de la Alemania Federal. La sospecha de que el marido ruso no ha muerto, como ella cree, y de que se dedicó a labores de espionaje hace que los servicios secretos la presionen y dificulten su salida del centro.

La excelente interpretación de Jördis Triebel en el papel de esa mujer que busca una nueva vida, el matizado contrapunto que el niño pone a la historia y la relación que los dos tienen con algunos de los compañeros de ese centro de acogida, que casi parece de concentración, hacen muy recomendable una película que, además, tiene pinceladas que la emparentan con las de espías de los tiempos de la (tardía) Guerra Fría. Al otro lado del muro nos recuerda que las masas de emigrantes y refugiados que intentan cruzar las fronteras están compuestas por personas concretas que viven dramas tremendos y que solo pretenden tener una vida como la de quienes nacieron al otro lado. Y eso era igual en las fronteras interiores de la Alemania de los setenta que en las que ahora endurece Europa para los que huyen de las guerras.

lunes, 17 de agosto de 2015

Bernie

de Richard Linklater. EE.UU., 2011. 99.
17 de agosto de 2015. Cines Renoir Plaza de España, Madrid. V.O.S.
 
Bernie trabaja con mucho entusiasmo en una funeraria. La gente de Carthage, en Texas, aprecia su amabilidad y sus ganas de hacer feliz a la gente. También a Marjorie Nugent, una viuda insoportable a la que poco a poco va dedicando todo su tiempo. Hasta que un día la mata y la guarda en un congelador. Pero Danny Buck, fiscal del lugar, investiga el caso y Bernie acaba en una prisión para siempre. Sin embargo, en Carthage siguen hablando maravillas de él.

La cosa pinta bien desde ese sorprendente comienzo que me recuerda a Despedidas, la estupenda película de Yojiro Takita. Luego, la hilarante descripción de Carthage en el mapa de Texas y los divertidos testimonios de los que conocieron a Bernie (que parecen estar haciendo una parodia de los documentales clásicos, pero sus intervenciones son tan reales como la propia historia que inspira esta curiosa película), hacen que las interpretaciones de Jack Black, Shirley MacLaine y Matthew McConaughey queden estupendamente enmarcadas en esta irónica película que parece muy distinta de esas otras con las que Linklater nos cautivó con su manera de atrapar el tiempo (Boyhood y su trilogía Antes de...) Lo que demuestra que es un director con mucho talento.

domingo, 16 de agosto de 2015

Del revés

de Pete Docter. EE.UU., 2015. 94.
16 de agosto de 2015. Cines Parqueastur, Corvera.

Riley ha crecido muy feliz con sus padres en Minnesota. Hasta que a los once años la familia se traslada a San Francisco y ella lo lleva mal. Nosotros vemos lo que le pasa por dentro. La forma en que Alegría, Tristeza, Miedo, Ira y Asco gobiernan sus reacciones desde el centro de control. Y lo que le sucede a su personalidad cuando Alegría y Tristeza se extravían.

En uno de los episodios de Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar Woody Allen nos mostró una relación sexual desde dentro, desde el centro de control cerebral en el que unos homúnculos daban órdenes al resto del cuerpo. Aquella ingeniosa idea es la que desarrolla Pete Docter en esta estupenda película. Los cinco sentimientos, el centro de control, los recuerdos esenciales y las islas de la personalidad son algunos de los elementos que componen la fascinante topología psíquica que vamos recorriendo con las magníficas imágenes a que nos tiene acostumbrados Pixar. Es toda una lección de psicología preadolescente de la que no disfrutarán menos los padres que los hijos. Y es que, en paralelo con la historia de la niña que no se adapta a la nueva ciudad, el recorrido por el interior de su mente nos depara momentos tan estupendos como el tránsito por la sala de abstracción, la eliminación de los recuerdos no evocados, la mezcla entre hechos y opiniones o la caída al abismo del olvido. Una delicia recomendable para todos los públicos.

jueves, 13 de agosto de 2015

Los exiliados románticos

de Jonás Trueba. España, 2015. 70’.
13 de agosto de 2015. Centro Niemeyer, Avilés.


Al final del verano tres amigos madrileños van a Francia en una furgoneta. El reencuentro con tres amores inciertos en lugares que evocan el exilio español es la excusa del viaje.

Cine persiguiendo la vida e intentando mostrar en presente continuo unos tiempos con un futuro indefinido en el que nos gustaría poder evocar algún día un pretérito perfecto. Así terminaba la reseña de Los ilusos, la segunda película de Jonás Trueba con la que esta tiene tiene tanta afinidad en las intenciones y tantas simetrías formales.  Los ilusos era una historia fragmentaria y elusiva en un invierno madrileño en blanco y negro. En Los exiliados románticos la historia de esos personajes a los que también persigue la música (como en Todas las canciones hablan de mi) se hace nómada, luminosa y mucho más precisa en la descripción de esos instantes marcados por la sensación de que el verano (también el biográfico) está a punto de terminar. Los diálogos tienen ese equilibrio perfecto entre el naturalismo de lo improvisado y la voluntad literaria de un guión que es muy consciente de lo mal que le sienta a la vida que se note la escritura. Escenas tan estupendas como la declaración de amor en los jardines de Luxemburgo (que ironiza precisamente sobre eso) o la cena en casa del generoso anfitrión inglés hacen de Los exiliados románticos una película cautivadora sobre unas vidas de las que quisieramos saber cómo recordarán ese baño final al atardecer cuando haya pasado el tiempo. Si no supiéramos que el cine (todo el buen cine) es el arte de capturar el tiempo, diríamos que Jonás Trueba es quien ha descubierto cómo hacerlo.

martes, 11 de agosto de 2015

Mi casa en París

de Israel Horovitz. Reino Unido, 2014. 107’.
11 de agosto de 2015. Cines Los Prados, Oviedo.

Mathias llega a Paris desde Nueva York buscando la casa que ha heredado de su padre. Es una hermosa vivienda con un bonito jardín en Le Marais. Su intención es venderla y comenzar una nueva vida. Pero allí vive Mathilde, la mujer a la que su padre se la compró como viager, un tipo de contrato francés que permite la venta aplazada de un inmueble a cambio de una renta vitalicia para el vendedor, que sigue habitando en él hasta que muere. Mathilde tiene noventa y dos años y una hija con la que Mathias descubrirá que comparte muchas cosas. Como el dolor de unas infancias marcadas por el amor adúltero entre sus padres.

"El hoy es la sombra del mañana". Cuando llega a París Mathias ve esta frase escrita en una pared. Y también podría ser el título de esta película que comienza como una comedia ligera sobre el conflicto entre un maduro americano y una nonagenaria anglofrancesa, pero pronto se revela como un drama introspectivo sobre un pasado que les vincula mucho más que la propiedad de una casa. A sus setenta y cinco años Israel Horotitz se estrena como director con esta historia que tiene el delicado aire teatral que corresponde a un autor con una larga experiencia en ese campo. Y también un dominio de la sintaxis de la cámara derivado seguramente de su trabajo como guionista de cine. Por el título, por el escenario, por la calidad de los actores y por el tono de introspección humana con la excusa de un espacio urbano, Mi casa en París me ha recordado a En un patio de París de Pierre Salvadori. Un tipo de películas sobre el corazón de las personas y las ciudades que antes veíamos en cines como los Marta o los Centro. Y que seguimos extrañando tanto.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Kamikaze

de Alex Pina. España, 2014. 94.
5 de agosto de 2015. Teatro Cervantes, Béjar. XIX Semana de Cine Español.

Un terrorista suicida de Karadjistan sube a un avión de Russian Airways que se dirige a Madrid. Su idea es hacerlo explotar tras el despegue para que caiga sobre Moscú. Pero una tormenta de nieve obliga a suspender el vuelo y los pasajeros son trasladados a un hotel en el que esperarán varios días a que el temporal amaine.

El roce hace el cariño. Y mucho más si es con unos cuantos españoles y argentinos. Por muy terrorista que se sea, cualquiera caerá rendido ante nuestro natural buen rollo en situaciones de gregarismo accidental. Esa es la tesis de una película que quiere aunar cuatro géneros: el de los dramas aéreos, el de los conflictos políticos, el de la comedia y el de las historias de amor con final feliz. Y no lo hace peor (ni mejor) que esas películas americanas del género tonto que se mantienen varias semanas en nuestras carteleras. Kamikaze tiene a su favor que está interpretada por buenos actores que saben activar los resortes de la risa y la emoción del público. Así que se lo han pasado muy bien los bejaranos que esta noche llenaban el Teatro Cervantes. Y es que la película de hoy en la Semana del Cine Español era de un director de aquí.

martes, 4 de agosto de 2015

24 cines por segundo

de Mariela Artiles. España, 2013. 61.
4 de agosto de 2015. Teatro Cervantes, Béjar. XIX Semana de Cine Español.

El cine (español) en las nuevas encrucijadas. La de la digitalización de las salas, la de la desaparición de los cines del centro de las ciudades, la de la atomización de las pantallas... Una coyuntura que interpretan muy lúcidamente directores, productores, distribuidores y exhibidores.  Y que se complementa con la épica de esas sábanas blancas que algunos héroes siguen llevando a las plazas de los pueblos.

Un año más coincidimos con esta Semana de Cine Español de Béjar que está a punto de cumplir ya dos décadas. Ayer se proyectó Todos están muertos de Beatriz Sanchís (la habíamos visto en diciembre en la Filmoteca de Cataluña) y hoy ha venido Mariela Artiles al Teatro Cervantes para presentar y comentar este estupendo documental que es un buen diagnóstico de la situación del cine en España (mucho peor que la situación -creativa- del cine español). Hay tanta sensatez en las declaraciones que este documental se convierte en un verdadero libro blanco sobre los problemas de nuestro cine. Pero no es solo eso. Los fundidos en blanco y las imágenes de ese héroe de Peñaranda de Bracamonte (que, además de mantener abierto su cine, lleva en su camioneta películas a los pueblos) hacen de este documental bastante más que una serie de excelentes testimonios. En el coloquio pensaba en la suerte que tienen aquí. Los Multicines de Béjar y los Van Dyck de Salamanca siguen abiertos haciendo que el público palomitero tenga en la sala de al lado las películas con las que disfrutan los (otros) cinéfilos. Tras el cierre hace tres semanas de los Cines Centro de Gijón ya no tenemos en Asturias salas de cine dentro de nuestras ciudades. Todas están ya en centros comerciales y ofrecen pocas excepciones a la carroña continua que suministra la industria norteamericana. En Asturias, y sobre todo en la comarca de Avilés, se sigue proyectando mucho buen cine español, latinoamericano y europeo. Pero hay que buscarlo en los centros culturales o en los festivales y eventos cinéfilos (como este). Y eso supone una dramática escisión de los públicos que, por suerte para ellos, no sufren los salmantinos.

sábado, 1 de agosto de 2015

El secreto de Adaline

de Lee Toland Krieger. EE.UU., 2015. 112.
1 de agosto de 2015. Cines Parqueastur, Corvera.

Adaline tiene veintinueve años. Desde hace ocho décadas. Un extraño accidente en los años treinta la condenó a no envejecer. Desde entonces cambia de nombre y de vida cada diez años para no comprometerse con nadie. Hasta que conoce a Ellis, un hombre con el que le gustaría envejecer.

El curioso caso de Benjamin Button es el referente obligado. El secreto de Adaline comparte con ella voz en off y querencias metafísicas para justificar el enigma de unos seres que viven con el tiempo trastocado. Pero la película de David Fincher era densa y cautivadora, mientras que la de Toland Krieger acaba escorando hacia el melodrama previsible. Situar la historia de esta Dorian Gray involuntaria en el presente y centrar sus cuitas en su último amor no parece una decisión acertada. Es verdad que recorrer el siglo con ella haría que esta historia se pareciera demasiado a la que protagonizaba Brad Pitt. Sin embargo, la comparación sigue siendo inevitable y al final El secreto de Adeline solo acaba interesando por la interpretación de la guapa Blake Lively y por volver a ver a un Harrison Ford por el que sí pasan los años.