jueves, 31 de octubre de 2013

El camino de vuelta

de Nat Faxon y Jim Rash. EE.UU, 2013. 103’.
30 de octubre de 2013. Cines los Prados, Oviedo.

Un verano especial para Duncan. El de tener que convivir con el novio de su madre, un hombre que le exige y le desprecia. El de empezar a trabajar en un parque acuático, un lugar donde le acogen y le aprecian.

"En una escala de cero a diez, ¿cómo te valorarías?, yo te pongo un tres". Con un padastro así la vida se le pone complicada a cualquiera. Y de esto va la película. De la importancia de la autoestima en la adolescencia. De lo que los adultos pueden hacer por ella o contra ella. La historia es a ratos fresca y sugerente. Pero otras veces resulta obvia y previsible. A medio camino, por tanto, entre el telefilme televisivo y la sección Enfants Terribles del Festival de Gijón. Así que la película no fascina, pero tampoco defrauda.

miércoles, 30 de octubre de 2013

El domingo si Dios quiere

de Yamina Benguigui. Argelia-Francia, 2001. 98’.
29 de octubre de 2013. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.

Zouina viaja de Argelia a Francia con sus tres hijos y su suegra. Su marido vive allí desde hace diez años. Pero la nueva situación será muy dura para ella. 

Por ser mujeres. Ese el título del ciclo de cine que en las últimas semanas ha reunido a muchas en las proyeciones de Avilés y Oviedo. Durante este mes se han podido ver cuatro películas: Una nueva vida, La teta asustada, ¿Y ahora adónde vamos? y El domingo si Dios quiere. De ellas solo la peruana merecía la pena. La última ha resultado sonrojante. Y más estando programada con pretensiones edificantes. Una lástima tener la sala llena y proyectar algo tan malo.

domingo, 27 de octubre de 2013

Hayatboyu

de Ash Özge. Turquía, 2013. 102’.
26 de octubre de 2013. Teatro Zorrilla, 58º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección Punto de encuentro 2013). V.O.S.

Una pareja madura de la élite profesional de Estambul. Ella es artista plástica y él arquitecto. Los dos con mucho prestigio y una vida estable. Hasta que ella le escucha hablando por teléfono. Seguramente con otra mujer.  

Para toda la vida. Eso significa Hayatboyu en turco. Y así parece esta relación en la que el tedio hace difícil la ruptura. También para esta gente bien de Estambul que rezuma frialdad escandinava. Como la casa en la que viven. Como la propia película, llena de esteticismo arquitectónico. Y así es difícil expresar sentimientos. Sin embargo, no lo fue en el corto que la precedió (Skin, de Cédric Prévost) que mostraba la tensión de una noche en el metro. Ayer vimos otros dos cortos de animación antes de las películas. El primero (De wake, de Pieter Coudyzer) tenía imágenes singulares, pero resultaba confuso en lo que quería contar. No así el segundo (Canis, de Marc Ribas y Anna Solanas) que presentaba una magnífica y tremenda historia sobre un mundo de perros que podría haber firmado un Cormac McCarthy expresionista. Por lo demás, estos dos días en la Seminci han estado muy bien. Hemos visto tres películas correctas y dos excelentes. De las cinco dos han sido premiadas: Matterhorn recibió el premio al mejor nuevo director (aunque tampoco le habría ido mal alguna espiga) y La reconstrucción el premio Fipresci de la crítica (que me alegra por el director y por el actor, pero que no creo que merezca). Han sido dos días de Seminci que la fortuna en la elección de las películas nos ha hecho muy gratos. Volveremos.

Much Ado About Nothing

de Joss Whedon. EE.UU., 2012. 109’. B/N
26 de octubre de 2013. Teatro Zorrilla, 58º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección Proyecciones especiales 2013). V.O.S.

Claudio y Hero se aman. Y van a casarse. Pero, llegada la ceremonia, las intrigas de Don Juan (casi) lo impiden.

La historia de Shakespeare interpretada por tipos con traje y corbata. Una trama antigua sobre amores, conspiraciones y burlas con intérpretes guapos en escenarios de hoy. Al principio esta adaptación choca porque estos jóvenes actuales mantienen tal cual las cuitas de los personajes de Shakespeare. Pero también el tono alegre que seguramente tenía esta comedia. Así que las buenas interpretaciones y las situaciones divertidas acaban haciendo agradable esta extraña película.

La plaga

de Neus Ballús. España, 2013. 85’.
26 de octubre de 2013. Cines Broadway, 58º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección Spanish Cinema 2013). V.O.S.

Gallecs en los días más calurosos del verano. Un tiempo y un lugar donde se cruzan varias vidas. La de Iurie, el moldavo que practica la lucha libre y trabaja en el campo. La de Raül, el payés que sufre la plaga de la mosca blanca en sus cultivos. La de María, la anciana que tiene que dejar su casa para ir a una residencia. La de Rose, la cuidadora filipina que la atiende. La de Maribel, la prostituta que espera al borde del camino.

La plaga es una película sobre los límites. Los que definen los espacios de lo urbano y lo rural. Los que hacen confluir vidas de aquí y de allá. Los que separan realidad y ficción. Los que borra esta magnífica película. Los personajes no pueden ser más reales. De hecho, son las propias personas interpretándose a si mismas. Mientras la plaga asola los cultivos y la canícula traspasa la pantalla, Neus Ballús consigue que interesen estos seres humanos. Los que tienen nombre en su película, pero también los demás: los padres y los hijos de Raül, los compañeros que entrenan con Iurie, la mujer con la que habla por teléfono, el hombre que traslada a Maribel, las compañeras de Rose, los ancianos con los que (no) convive María. "¿Cómo se hace para no pensar?". Lo pregunta ella en la residencia. Y Neus Ballús nos invita a responderle en esta espléndida película sobre la convivencia entre esas personas y sobre la dignidad con que afrontan estos tiempos. Al final uno piensa que hay motivos para la esperanza en esta intrahistoria del presente. Y también para el cine con películas como ésta.

sábado, 26 de octubre de 2013

Matterhorn

de Diederik Ebbinge. Holanda, 2013. 88’.
25 de octubre de 2013. Teatro Calderón, 58º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección oficial). V.O.S.

Fred es un hombre de costumbres y un buen cristiano. Su vida es rutinaria hasta que aparece Theo, un hombre simple que casi no habla y al que Fred acoge en su hogar. Los dos se complementan. El viudo que echó a su hijo de casa tendrá su pareja ideal en este buen salvaje pasmado que acaba de llegar.

Ya ha merecido la pena venir a Valladolid. Aunque solo hemos visto dos películas de la sección oficial, si Matterhorn ganara el festival también lo haría el prestigio de la Seminci. Es una historia naif con atmósferas magnéticas y momentos hilarantes. La excelente composición de los planos, los lentos movimientos de cámara, la omnipresente música de Bach y esos entrañables personajes componen una película singular e inolvidable. Una historia en la que un Robinson bien integrado en la isla de su comunidad consigue recuperar la felicidad al lado de este Viernes que habla con las cabras y hace felices a los niños. Es mucho más que una denuncia del estreñimiento religioso o una reivindicación de la homosexualidad. Es un canto a la vida, a la libertad y a la originalidad. Es decir, cine.

La reconstrucción

de Juan Taratuto. Argentina, 2013. 93’. 
25 de octubre de 2013. Teatro Calderón, 58º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección oficial).

Un hombre amargado que trabaja en una planta petrolífera recibe la llamada de un viejo amigo. Le pide que vaya a Ushuaia para ayudarle unos días con su negocio. Pero serán los últimos días de su amigo. El encargo se transforma en el de ayudar a la viuda y las hijas a superar el duelo. Y también su propia amargura.

Como en No sos vos soy yo Diego Peretti encarna a un hombre a la deriva. Allí, en tono de agradable comedia, era un amante abandonado en Buenos Aires. Aquí es un viudo que vive su dolor en los confines australes. Los primeros segundos de la película (la secuencia en que el protagonista pasa de largo ante un accidente de tráfico) son toda una lección de cómo mostrar un carácter. Los últimos (la del abrazo entre los cuatro mientras suena Towards the Sun de Alexi Murduch) dejan, sin embargo, la impresión de que ese hosco personaje (y también ellas) se ha reconstruido demasiado pronto. El corazón mueve la hiel. Esta podría ser la tesis de la película. Pero el personaje de Peretti destila demasiada para suponer que en solo unos días los corazones de esta historia (el que él tiene partido, el que le falla a su amigo, el dibujado en una pizarra, los del duelo de ellas...) consiguen disolverla. Primera película de las que veremos hoy y mañana en estas últimas jornadas de la Seminci de Valladolid. Aunque esta historia argentina con aires de cine independiente norteamericano no es despreciable, seguramente no estará entre lo mejor de la sección oficial.

jueves, 24 de octubre de 2013

The Bling Ring

de Sofía Coppola. EE.UU, 2013. 90’. 
23 de octubre de 2013. Cines Ocimax, Gijón.

Cuatro pijas y un pijo forman The Bling Ring, un grupo de adolescentes que entran en casas de famosos para robar bolsos, zapatos y demás objetos con los que emular su estilo de vida. Lo conseguirán cuando sean detenidos. Entonces serán famosos y queridos por las cámaras.

Tras la inquietante Las vírgenes suicidas, Sofía Coppola ha hecho películas muy diferentes, pero en todas parece haber un tema común: la ociosidad y sus derivas. Lost in traslation, María Antonieta, Somewhere y ahora The Bling Ring presentan las formas de vida de unas gentes que no tienen que buscarse la vida. La sugerente mirada de Sofía Coppola oscila entre la simpatía hacia los naúfragos existenciales que coincidían en aquel hotel japonés y la antipatía que fácilmete despiertan estos adolescentes que roban para parecerse a Paris Hilton. Aunque la película me ha gustado menos que las anteriores, la tarde ha sido grata por otro motivo: el público casi llenaba la sala. Los 2,90 euros de esta fiesta del cine organizada en toda España han animado a muchos a volver a las salas en los últimos días. Ojalá no sea algo excepcional y sirva para que muchos se den cuenta de que es fácil pagar menos de cinco euros por ver una película si se sabe elegir cuándo y dónde verla. Lo de que el cine es caro no siempre es un motivo para no ir. A veces solo es una coartada.

martes, 22 de octubre de 2013

Caníbal

de Manuel Martín Cuenca. España, 2013. 116’. 
21 de octubre de 2013. Cines Centro, Gijón.

El caníbal es Carlos, un sastre que trabaja a un lado del Darro y vive al otro. Es un hombre de orden que mata mujeres para comérselas. La última, su nueva vecina rumana. La siguiente debería ser su hermana, que ha venido para buscarla. Pero el amor será mas fuerte que la carne.

La semana Haneke parece prolongarse en esta oscura Granada. Allí Antonio de la Torre compone primorosamente un personaje intemporal. Parsimonioso. Rutinario. Solitario. Solo come carne y bebe vino. Como en una liturgia. Su frialdad contagia los encuadres, la fotografía y los decorados. Pero hay mucha caspa en su vida. La de las radios locales. La de los meapilas provincianos. La de quien no ha conocido mujer. En ese mundo gris solo contrastan el rojo del manto de la virgen y el del vestido de la mujer a la que no devora. Los cuerpos que consume son para él pret a porter. Echa de menos un amor para toda la vida. Como los trajes que confecciona.

viernes, 18 de octubre de 2013

Código desconocido

de Michael Haneke. Francia, 2000. 107’.
17 de octubre de 2013. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.


Un adolescente francés trata a una indigente rumana como a una papelera. Un joven negro se lo reprocha y se inicia un incidente en el que también interviene la novia del hermano del adolescente. El resto de la película mostrará más de esas vidas.

Este Código desconocido se abre y se cierra con unos niños sordos jugando a adivinar palabras. En medio, el relato incompleto de varios viajes (lo escribe el propio Haneke al comienzo). El viaje de la emigrante rumana que siente vergüenza por su pobreza, el viaje del padre del joven negro que conserva la dignidad, el viaje del adolescente que no quiere vivir con su padre, los viajes de su hermano Georges que no sabe como amar a Anna (otra vez Georges y Anna, como en El séptimo continente, Funny games, Caché o Amor), los viajes de ella viviendo otras vidas como actriz. Pero este Código desconocido es también una crónica ambigua sobre los otros europeos. Los que vienen buscando una vida mejor y acaban sobreviviendo en las calles, los que mantienen una dignidad ancestral o los que avergüenzan a los suyos con comportamientos como el de la escena del metro. Incomunicación, juegos mortíferos, noticias en una radio, muerte de animales, lo audiovisual dentro de la película... Recurrencias del cine de Haneke que también están en este Código desconocido. Una película menos inquietante que otras historias suyas, pero llena de claves que invitan a descifrar los códigos del mundo
Haneke.

jueves, 17 de octubre de 2013

El séptimo continente

de Michael Haneke. Austria, 1989. 104’.
16 de octubre de 2013. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.


Primera parte, 1987: instantes irrelevantes de una familia normal que tiene una vida normal. Segunda parte, 1988: las mismas rutinas pero también algunos instantes inquietantes. Tercera parte, 1989: los padres y la niña deciden acabar con todo. Con sus cosas, con su casa, con sus vidas.



Basada en hechos reales. Pero elegidos por Haneke. Planos cortos de una cotidianidad aparentemente neutra en escenas separadas por larguísimos fundidos a negro. Los objetos próximos definen los espacios de esas vidas. Los sonidos de la radio (como en Amor) las enmarcan en un tiempo concreto de la historia de Europa. Y luego el cataclismo. La decisión de renunciar a todo. De destruirlo todo. Solo en la mucho más que mayúscula Vegas: Based on a True Story de Amir Naderi o en la inquietante Take Shelter de Jeff Nichols, he visto historias de autodestrucción familiar tan radicales como esta. Pero la de Haneke es más desoladora. Porque aquellos padres americanos querían encontrar un gran bien o salvar de un gran mal a sus familias. Estos padres europeos no quieren nada. Si acaso llegar a esa isla de los bienaventurados que aparece en sus sueños. Un séptimo continente tan nihilista como la forma en que Haneke parece entender el séptimo arte en algunas de sus obras.

miércoles, 16 de octubre de 2013

El video de Benny

de Michael Haneke. Austria, 1992. 105’.
15 de octubre de 2013. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.


A Benny le gusta ver videos. Y grabarlos. El del sacrificio de un cerdo con una pistola le fascina. Tanto que mata con ella a una joven desconocida a la que ha invitado a su casa a ver videos. Y a grabarlos. Cuando regresan sus padres ven ese último video atroz. Pero deciden proteger a su hijo. La madre se lo lleva una semana a Egipto mientras el padre se encarga de todo. Pero Benny entrega un video a la policia. El que grabó cuando sus padres decidieron no denunciarlo.

Arno Frisch interpretaba al malvado joven que dirigía el macabro juego en Funny Games. Cinco años antes era Benny, el adolescente amoral que protagoniza esta historia. Sin otras referencias sobre el cine de Haneke, esta desasosegante película podría ser vista como una denuncia de la incomunicación intergeneracional o de los efectos de las imágenes (vistas o captadas) en la educación de los adolescentes. Pero tratándose de Haneke quizá haya más. En su cine el mal está ya en las primeras edades de sus personajes. La maldad infantil que muestra La cinta blanca parece el resultado de una educación represiva y culpabilizadora que pudiera estar en los orígenes del nazismo. Los hijos de aquellos niños podrían ser los padres de este adolescente VHS, una generación que tuvo que asumir las consecuencias del horror que desató en Europa la de sus padres. Y precisamente son ellos los que asumen ahora las culpas de una adolescencia que en las postrimerias del siglo XX parece tan amoral según Haneke como la infancia de sus inicios. Con una diferencia. Ahora no sería la represión, sino la indulgencia, la posible causa de esta maldad nihilista y radical. Aunque parezca anecdótica, en esta película hay una cosa que conecta a las dos generaciones: esa economía piramidal que, como un juego, podría haber nacido hace dos décadas y que hoy ha destruido a tantos países que no hablan alemán. Da miedo pensar que tipos como Benny pueden haber sido los causantes de tanto mal para tantos con esos juegos especulativos. Y que no se sientan culpables.

martes, 15 de octubre de 2013

El castillo (de Franz Kafka)

de Michael Haneke. Austria, 1997. 123’.
14 de octubre de 2013. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.


K. es contratado como agrimensor para el Castillo, pero no se le espera allí. Los intentos de hablar con alguien que resuelva su situación se entrecruzan con sus relaciones amorosas y con extrañas ofertas de trabajo. 

Como en La cinta blanca, los diálogos se intercalan con los comentarios en off. Pero ni los unos ni los otros consiguen aclarar la densa maraña que embrolla al protagonista de esta historia crudamente invernal. El peso burocrático de ese  Castillo que no vemos es una de las pocas cosas que nos quedan claras en esta historia. Pero los abruptos cortes entre escenas y el repentino final inconcluso (como en la novela de Kafka) hacen aún más extraña una película que aporta poco a la trayectoria de Haneke.

lunes, 14 de octubre de 2013

Funny games

de Michael Haneke. Austria, 1997. 108’.
14 de octubre de 2013. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.


Un matrimonio y su hijo acaban de llegar a su casa junto al lago. Unos jóvenes que parecen ser conocidos de sus vecinos entran en ella con la excusa de pedir unos huevos. La amabilidad da paso a la tensión y más tarde a un juego que esa noche acabará con las vidas de los tres.

El Premio Principe de Asturias de las Artes que recibirá Michel Haneke la semana próxima hace que podamos ver una amplia muestra de su cine en los ciclos organizados simultáneamente en Oviedo, Gijón y Avilés. A las películas que he visto de él (La pianista, Caché, La cinta blanca y Amor) añadiré estos días algunas más. La primera ha sido esta Funny games que había comprado hace tiempo en DVD y nunca encontraba momento para ver. Nada extraño, porque este nuevo retrato del mal (¡vaya semanita!) es de los más duros que recuerdo. La pareja protagonista (Ulrich Mühe y Susanne Lothar) es la que a continuación veré en El Castillo. Ella también tenía un papel terrible en La cinta blanca y él estaba magnífico en La vida de los otros, pero lo que les pasa aquí impresiona mucho más. Es la pesadilla extrema: que la maldad absoluta, disfrazada de buenas maneras, irrumpa en la intimidad familiar y demore una tortura cuyo final es sabido. La quietud del larguísimo plano (casi) fijo tras la muerte del niño es de lo más terrible que se puede mostrar en el cine. Las palabras finales de los dos asesinos, antes de dirigirse a unas nuevas víctimas, parecen querer justificar a la película como tesis sobre (y contra) el consumo de imágenes de violencia. Algo que también explicaría los dos momentos en que el dulce canalla mira a la cámara y se dirige al espectador para decirle que le sabe partícipe de su juego (o también el rebobinado que él mismo hace de la propia película con el mando a distancia). Sin embargo, no lo tengo claro. La cinta blanca es una película dura, pero la tesis que propone y la forma en que Haneke cuenta esa historia hacen que su principal interés no sea la truculencia. Aquí no estoy seguro. Imagino que si todo su cine fuera como éste, Muñoz Molina vería en Haneke un simple Tarantino (¿qué le dirá la semana próxima cuando coincidan en Oviedo?). Aunque Lucía Puenzo ha sido comparada con el director austriaco por El médico alemán, está claro que su Mengele parece casi amable al lado de estas bestias con guantes blancos que juegan a torturar en un dulce hogar.

domingo, 13 de octubre de 2013

El médico alemán

de Lucía Puenzo. Argentina, 2013. 90’.
13 de octubre de 2013. Cines Los Prados, Oviedo.

En 1960 Josef Mengele se oculta en Argentina. De camino a Bariloche entabla relación con una familia que le atrae. El padre es un artesano que hace muñecas perfectas, la madre va a tener gemelos y la hija está poco desarrollada para su edad. El monstruo describe en su cuaderno las características de sus cuerpos, como hacía quince años atrás. Todavía sigue queriendo experimentar con seres humanos.

La caza de Eichmann aparece al fondo de esta historia. La de Mengele no fue posible y murió en Brasil casi veinte años después.  Hannah Arendt convirtió a Eichmann en el paradigma de esa temible (por cotidiana) banalidad del mal, pero Mengele no ha dejado nunca de ser el modelo del mal sustantivo. Lucía Puenzo lo sabe y por eso es tan valiente al presentarlo en la distancia corta y en un entorno tan lejano del horror como los bellos paisajes de Bariloche. Así consigue dar el tono justo a una historia en la que el oportuno hieratismo de Àlex Brendemühl (y su parecido físico con aquel canalla) resulta perfecto para mostrar la inhumana tendencia a ver en los cuerpos humanos escenarios para investigaciones sin límites ni sentido. Como en XXY una adolescente diferente vuelve a estar en el centro de una buena historia de Lucía Puenzo. Aunque esa centralidad es compartida aquí con una madre educada en un temible colegio alemán y un padre que, en contraste con la bestia, pone el corazón en las muñecas y desconfía de quien piensa que la diferencia es defecto.

viernes, 11 de octubre de 2013

Arraianos

de Eloy Enciso. España, 2012. 70’. 
10 de octubre de 2013. Centro Niemeyer, Avilés.

En la frontera galaico-portuguesa se muestran los paisajes y paisanajes de una forma de vida rústica e invernal. 

Estampas del bosque. Declamaciones existenciales con apariencia de performances con intérpretes aldeanas. Los trabajos y los días en unos entornos evocadores. Un documental poético con pretensiones de ensayo sobre lo rústico. Hay imágenes sugerentes, pero el todo es (bastante) menos que la suma de las partes.

jueves, 10 de octubre de 2013

Gloria

de Sebastián Lelio. Chile, 2012. 110’.
9 de octubre de 2013. Cines Los Prados, Oviedo.

Gloria inicia una relación con Rodolfo, un hombre recién divorciado que no consigue superar la dependencia que su exmujer y sus hijas siguen teniendo de él. La compenetración afectiva y sexual entre los dos amantes no parece ser suficiente para que él se libere de esas ataduras.

Una historia de afectos, deseos y compromisos en la frontera entre la madurez y la edad tardía. La prestancia de esta Gloria, atractiva y con un entorno amable, tiene su contrapunto en la bondad de un Rodolfo al que la responsabilidad le hace pusilánime. Retratos familiares como el de la cena en casa del hijo de Gloria o metáforas como la del esqueleto que baila o la del pavo real albino que exhibe sus plumas canosas enmarcan magníficamente una historia en la que da gloria ver, vestida o desnuda, a esta Gloria que coquetea, ama, disfruta y no quiere renunciar a nada. Aunque esta historia es la suya, uno imagina lo interesante (y triste) que también sería otra película posible. La que se titulara Rodolfo.    

miércoles, 9 de octubre de 2013

Una vida nueva

de Ounie Lecomte. Corea del Sur, 2009. 92’. 
8 de octubre de 2013. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S. 

Jinhee llega a un orfanato. Su padre es quien la ha dejado allí. Ella no quiere ser adoptada porque espera que él vuelva. Pero eso no sucederá.

La historia de esta niña abandonada debería conmover. Pero no lo consigue. Me impresiona más el drama de la adolescente coja o la bondad de la amiga que intenta que las dos sean adoptadas por la familia americana. No entiendo por qué debemos sentir más empatía por Jinhee que por las otras niñas sin nombre. Tampoco comprendo su adopción repentina que precipita un final poco coherente con un comienzo impreciso y parsimonioso. Que sea autobiográfica no la hace mejor.

lunes, 7 de octubre de 2013

Gravity

de Alfonso Cuarón. EE.UU., 2013. 90’. 
6 de octubre de 2013. Parqueastur, Corvera. 3D

A seiscientos kilómetros de la Tierra tres astronautas hacen tareas rutinarias de mantenimiento alrededor de una estación orbital. De repente, una lluvia de fragmentos de basura espacial destroza la nave. Solo sobreviven una ingeniera que no parece tener motivos para regresar a la Tierra y un veterano astronauta que no la deja a la deriva.

Aunque solo fuera por las imágenes en 3D de la Tierra desde la estación orbital, ya merecería la pena ver una película en la que la belleza de lo que se muestra es comparable al vértigo de una ingravidez que casi se siente. Pero, además, la lucha por sobrevivir en ese espacio etéreo da pie a una historia de ciencia-ficción tan emocionante como realista y cercana. Acostumbrados a la espectacularidad de los efectos especiales y sus avatares, Cuarón tenía difícil sorprendernos. Sin embargo sus fascinantes efectos espaciales casi recuerdan la sorpresa que supusieron los de Kubrick. En la dimensión intimista que también tiene la película, Sandra Bullock y George Clooney componen unos personajes complementarios que convierten esta Gravity en la historia de una pareja que se atrae en los confines de nuestro espacio y de su tiempo. Él es un ángel de la guarda que primero la rescata y luego la salva en una escena onírica de la que ella saca la fuerza para superar su pasado y regresar a la Tierra. Al final ella nota el peso de la gravedad terrestre y nosotros sentimos dejar de disfrutar con la levedad de la celeste.

domingo, 6 de octubre de 2013

La herida

de Fernando Franco. España, 2013. 98’.
5 de octubre de 2013. Cines Van Dyck, Salamanca.

La herida es Ana, una conductora de ambulancia para la que la vida es un tormento. Ella sufre. Y se hiere. Y también hiere a los demás. Solo parece feliz mitigando el sufrimiento de quienes van en su ambulancia.

Todo el tiempo la seguimos de cerca. Y casi duele. La cámara se mueve siguiendo gestos y diálogos. No hay la tregua que da el distanciamiento del plano y el contraplano. Eso nos hace estar siempre al lado de Ana y sentir su dolor indecible e insoportable. Sobre todo porque viene de dentro. Y llega adentro. No es (solo) cine para psicólogos y psiquiatras. Es cine mayúsculo. Ese que nos hace entender por qué Michael Haneke merece venir a Asturias en un par de semanas. Un cine que no suelta a un personaje herido admirablemente interpretado por una Marián Álvarez a la que le costará dejar de ser Ana. Pero no es cine solipsista. Aunque sus relaciones con los demás personajes apenas están esbozadas, esos leves trazos ya harían excelente a cualquier otra película (esa madre que aparenta calma en la tormenta, ese Jaime que comparte y comprende, ese Martín que se hunde en la desmemoria, ese confidente invisible al que Ana le cuenta todo, ese Alex omitido hasta una escena breve y poderosa que sería magistral si no estuviera en una película llena de ellas). Entre los agradecimientos Fernando Franco (el impresionante montador de Blancanieves que aquí se estrena como magnífico director) incluye a Jaime Rosales y a León Siminiani. Y me alegra esa complicidad expresa. Como ellos, es un director que sabe llevar la vida a la pantalla. Y hacer que lo que pasa en la pantalla afecte a nuestras vidas. Tras el fundido en negro que corta el llanto de Ana, nadie se movió de su butaca. En silencio dejamos desfilar todos los títulos de crédito entre el rumor de la vida en la calle que llegaba por una puerta abierta al lado de la pantalla y la congoja de un llanto ahogado unas filas más atrás. Instantes como estos son los que hacen sublime la experiencia de ver cine en el cine. Y solo ocurren cuando por la pantalla ha pasado cine mayor.