sábado, 25 de octubre de 2014

Tokyo!

de Michel Gondry, Leos Carax y Bong Joon-ho. Japón, 2008. 110’.
25 de octubre de 2014. Cines Broadway, 59º Semana Internacional de Cine de Valladolid (Ciclo Bong Joon Ho). V.O.S.

Tres historias de Tokio. Interior design de Michel Gondry. Merde de Leos Carax y Shaking Tokyo de Bong Joon-ho. En la primera una chica y su novio pasan unos días en el minúsculo apartamento de una amiga mientras buscan uno para ellos. En Merde un extraño ser que vive en las alcantarillas y que come flores y billetes sale para aterrorizar a los viandantes. Y en la historia de Bong Joon-ho un hikikomori que lleva diez años aislado en su ordenado apartamento no tiene más contacto humano que el de la chica que le lleva las pizzas. Pero un día la mira a los ojos.

La película se proyecta dentro del ciclo que este año dedica la Seminci a Bong Joon-ho, el autor de la tercera parte de esta trilogía sobre el extrañamiento en Tokio. La de Gondry nos habla de esos minúsculos espacios agobiantes en los que no se hace fácil la vida de los jóvenes nipones. La inesperada capacidad de la protagonista para convertirse en silla en el tramo final de la historia resulta especialmente poética y sorprendente. En el último plano de Merde Leos Carax nos anuncia irónicamente la reaparición en Nueva York de su extraño ser verde, pero lo resucitará en el Paris de Holy Motors. Su historia parece una estupidez propicia para las risas, pero la relación (implícita) de lo que cuenta con los ataques coordinados con gas sarín en el metro de Tokio en 1995 y la referencia (bien explícita) a  un episodio tan vergonzante de la historia nipona como el de Nankin en 1937 hacen que se me escapen sus propósitos en esta película y que la extrañeza que ya me provocó este personaje verde en Holy Motors se convierta en algo más negativo en esta lamentable parte de una película que, en conjunto, me resulta muy sugerente. Sobre todo por lo bien que conecta el mediometraje de Joon-ho con el de Gondry. En el del director coreano que motiva el ciclo los terremotos son la única oportunidad para salir de ese aislamiento autoimpuesto que parece querer denunciar en la hermosa fábula con que se cierra la trilogía. No ha estado mal, por tanto, la selección de las seis películas que hemos visto desde la tarde de ayer en la Seminci. Cuatro de ellas estaban en la sección oficial y, aunque no lo esperaba, me parece justificado el premio al mejor guión que se lleva El corderito, la primera de las que vimos ayer. Vista la acogida que ha tenido en su proyección de esta tarde en el Teatro Carrión, tampoco me extraña el premio del público que ha recibido Nuestro último verano en Escocia. También ha tenido una espiga de plata Mal cazador, el último corto de los cinco que hemos visto. Por lo demás, solo nos ha defraudado Alguien a quien amar, la película sobre la que, curiosamente, teníamos más expectativas. Así que otra vez ha sido muy grata esta breve visita a la Seminci. Un festival que, además, tiene el aliciente de unos teatros preciosos para las proyecciones (esta vez hemos estado en el Carrión, en el Calderón y en el Zorrilla) y de una ciudad que ofrece mucho en poco espacio. Lo ideal cuando se tiene poco tiempo. Volveremos.