viernes, 30 de junio de 2017

Cartas de la guerra

de Ivo Ferreira. Portugal, 2016. 105’.
30 de junio de 2017. Cines Golem, Madrid. V.O.S.

En los primeros años setenta un soldado portugués escribe desde Angola varias cartas a su mujer. Es médico y podría llegar a ser escritor. Dos condiciones que le hacen sufrir aún más en esa guerra colonial que le tiene tan lejos de su amada. 

Una fotografía en blanco y negro extraordinaria y unos encuadres siempre impecables nos muestran unos escenarios bélicos de los que esas cartas de Lobo Antunes consiguen en parte distanciarnos. Las palabras y las imágenes mantienen un extraño diálogo que resulta magnético aunque también puede parecer tedioso. Es lo que tiene la saudade, ese sentimiento portugués que tan bien ilustra esta película. Para unos es cautivador, para otros deprimente.

jueves, 29 de junio de 2017

Júlia Ist

de Elena Martín. España, 2017. 90’.
29 de junio de 2017. Cines Golem, Madrid. V.O.S.

Júlia es una estudiante de arquitectura que se va a Berlín con un Erasmus. En Barcelona queda su novio y la vida que tenía. Serán meses difíciles en los que hará nuevos amigos y se replanteará su vida.

En Las amigas de Àgata Elena Martín era aquella chica barcelonesa para la que la vida cambiaba al llegar a la universidad. En Júlia ist interpreta y dirige esta nueva historia sobre otra joven barcelonesa que vive la experiencia de esa soledad acompañada que puede suponer un Erasmus. Y otra vez hay mucha maestría en este retrato hiperrealista de una juventud que me resulta bien cercana. No sé si de este entorno femenino plural que tan buen cine está haciendo en Barcelona saldrá una nueva historia sobre las transiciones propias de las edades universitarias (¿en un posgrado quizá?). Pero si Laia Alabart, Alba Cros, Laura Rius, Marta Verheyen o Elena Martín se animan a hacerlo con seguridad me tendrán entre su público. Y esperaré de ellas lo mejor.      

lunes, 26 de junio de 2017

John From

de João Nicolau. Portugal, 2015. 98.
26 de junio de 2017. Teatro Filarmónica, Oviedo. V.O.S.

Un nuevo vecino y una exposición sobre Melanesia sacan a Rita de sus rutinas veraniegas. Y van convirtiendo su barrio lisboeta en un colorista y denso espacio tropical. 

Del tedio estival adolescente a las ensoñaciones fantásticas sobre unos trópicos nada tristes. La primera parte es muy parsimoniosa. La segunda muy surrealista. Parece que últimamente en Portugal está de moda dislocar las historias y explorar las posibilidades mágicas del cine. Pero los resultados no siempre son cautivadores.

domingo, 25 de junio de 2017

David Lynch: The Art Life

de Rick Barnes, Jon Nguyen, Olivia Neergaard-Holm. EE.UU., 2016. 90’.
25 de junio de 2017. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

David Lynch según David Lynch. Antes de que fuera el famoso director y también ahora que parece retirado. Escuchamos de su propia voz y vemos en sus imágenes familiares cómo fue su infancia y cómo fueron sus inicios como pintor. También lo vemos trabajando ahora con pinturas y otros materiales. Es el David Lynch artista plástico. Porque el cineasta parece quedar fuera de campo.

Si no supiéramos que su protagonista es el conocido director de cine, pensaríamos que este documental es sobre un pintor de fama contenida y vida sosegada. Así nos habla ahora este hombre tranquilo mientras evoca recuerdos de los comienzos de su vida de artista. La parsimonia y la sinceridad con que está hecho este documental parecen las mismas que las de Una historia verdadera, aquella magnífica película sobre un jubilado que cruzaba medio país en un cortacésped para reconciliarse con su hermano. Esta también parece una historia verdadera. Sobre los momentos cruciales de una vida dedicada al arte y sobre el trabajo cotidiano de un artista que sigue trabajando con las manos.

sábado, 24 de junio de 2017

Selfie

de Víctor García León. España, 2017. 85’.
24 de junio de 2017. Cines Ocimax, Gijón.

Bosco pasa de la Moraleja a Lavapiés, de los entornos peperos a los de Podemos. Es el hijo de un ministro que ha sido encarcelado por corrupto. Con el chalet embargado y su familia desaparecida, a este cachorro pijo del facherío ibérico no le queda otra opción que buscarse la vida donde le dejen. Así que acaba gorroneando a los menesterosos. La misma cámara que nos mostraba lo guay que era la vida para este hijo de papá le sigue en su periplo madrileño para confirmarnos lo imbécil que es el muchacho.

Con cuatro perras y mucho talento Víctor García León nos cuenta esta curiosa historia en la que, como reporteros de un programa televisivo que podría titularse "Esta es su vida", vamos siguiendo a este joven que pasa del MBA y la novia de familia bien a ligarse a una chica ciega de Podemos y a hacer como que trabaja. Los dos polos de nuestro espectro político están en esta película (de hecho, Esperanza Aguirre y los líderes podemitas salen sin querer en ella) protagonizada por un gauperas fachilla interpretado divinamente por Santiago Alverú. El dispositivo que utiliza García León es un falso documental en el que hábilmente corta la respuesta a la pregunta que muchos personajes hacen sobre qué pinta esa cámara ahí. Así que, tras la estupenda Vete de mi, con los dos Juan Diego bordando sus personajes (el del joven Botto ya tenía algo que ver con este jetilla), Víctor García León vuelve a acertar con esta sencilla y estupenda película que merece tener mucho éxito en las salas de cine.

jueves, 22 de junio de 2017

El tren

de Jerzy Kawalerowicz. Polonia, 1959. 99.
22 de junio de 2017. Teatro Filarmónica, Oviedo. V.O.S.

Un tren cruza Polonia en la noche. Desde Varsovia hasta el mar. Una mujer y un hombre comparten de forma imprevista un compartimento con dos literas. Él es un cirujano que quiere olvidar un fracaso reciente. Ella intenta alejarse de un hombre que la acecha. En el tren también viaja un asesino. Y muchos otros pasajeros que se entretienen en los encuentros buscados o inesperados que se producen en los pasillos.

Otra joya polaca. El epicentro de este extraordinario viaje filmado está en el compartimento de esa extraña pareja. Pero los protagonistas son todos los viajeros. Y, sobre todo, el propio tren nocturno. De esos viajes tengo recuerdos imborrables de noches largas, encuentros imprevistos y algunas cosas más. Y a ese mundo perdido he podido regresar durante esta hora y media de cine fascinante. Cada plano y cada secuencia son una lección sobre cómo poner la cámara y componer imágenes para hacer que las atmósferas, los sonidos y los gestos digan mucho más que las palabras. Esa parada en medio de la nada en la que los pasajeros persiguen al asesino hasta un cementerio nos saca del naturalismo del resto de la noche y nos lleva a territorios surrealistas propios del cine de Buñuel (el de Un perro andaluz o El ángel exterminador). Y ese final con la cámara recorriendo los compartimentos y pasillos del tren vacío y soleado es un cierre perfecto para una película imprescindible que, gracias a Scorsese, hemos podido disfrutar hoy en Oviedo.

martes, 20 de junio de 2017

La alta sociedad

de Bruno Dumont. Francia, 2016. 122.
20 de junio de 2017. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.

Entre las dunas y la bahía desaparece gente. Lo investigan dos policías que parecen el gordo y el flaco. Pero no llegarán a saber que se la comen los miembros de una familia de mariscadores que vive abajo. En lo más alto de la comarca tiene su mansión otra familia mucho más rica. Además de un romance entre dos de sus hijos, las dos familias comparten un aspecto extraño y un carácter imbécil. 

Parece que Bruno Dumont querría parecerse a José Luis Cuerda o a Pedro Almodóvar. Y no se le ocurre otra cosa que llenar de gracietas propias del cine mudo una película con aspiraciones surrealistas y derivas casi gore. Los paisajes de la costa cercana al Mont Saint Michel, la cuidada ambientación de principios del siglo pasado y una fotografía bastante lucida son lo único salvable de una película que seguramente habrá hecho reír a algunos franceses pero que a mi se me ha hecho muy larga y aburrida.

domingo, 18 de junio de 2017

Personal shopper

de Olivier Assayas. Francia, 2016. 105.
18 de junio de 2017. Laboral Cinemateca, Gijón. V.O.S.

Maureen se gana la vida en París encargándose de comprarle la ropa a una famosa. Es un trabajo que no le agrada, pero le permite seguir en la ciudad mientras espera una señal de su hermano gemelo que murió hace tres meses. Los dos se habían prometido que el primero que falleciera enviaría una señal desde el otro lado. Maureen recibe varias. Y también unos extraños mensajes en el móvil.  

Seguimos todo el tiempo a Kristen Stewart mientras la vemos defender bastante bien este extraño personaje que busca ropa para su jefa en las tiendas más caras de París y encuentra fantasmas en cualquier sitio. La historia va, por tanto, de espíritus y sustos clásicos (aderezada con referencias a la pintura abstracta de Hilma af Klint y a las querencias espiritistas de Víctor Hugo). Pero también tiene algo de thriller, de retrato sobre ese pijerío que no necesita fondo de armario y hasta de drama psicológico sobre una chica que no consigue superar su duelo. Personal shopper se ve con interés y uno acaba aceptando la presencia de ectoplasmas en una película que formalmente tiene poco que ver con lo fantástico. Sin embargo, el conjunto adolece de unas intenciones confusas y un desenlace poco claro.

sábado, 17 de junio de 2017

Vanishing Waves (Aurora)

de Kristina Bouzyte. Lituania, 2012. 124.
17 de junio de 2017. Laboral Cinemateca, Gijón. V.O.S.

Lukas participa en una investigación singular en la que se conecta su cerebro con el de una mujer en coma. Las sesiones del experimento le harán vivir una experiencia de amor radical.

Imágenes, sonidos y banda sonora fascinantes. Las hipnóticas sensaciones de la primera sesión, los momentos en esa playa metafísica, en esa casa de arquitectura onírica, los encuentros de erotismo hiperrealista... Todas las escenas son magníficas y sorprendentes. Pero solo en las partes de la película en que se conectan los dos cerebros. En ellas la historia tiene un aire magnético y surrealista que hace pensar en el cine de Malick, en el del último Kubrick y hasta en el del primer Buñuel. Lástima que el resto sea mucho menos interesante y la ciencia ficción no esté a la altura de las ensoñaciones. Aunque quizá esté bien ese desequilibrio. Así compartimos con el protagonista la turbación por dejar esos increíbles espacios virtuales en los que es feliz con Aurora.

jueves, 15 de junio de 2017

La tierra prometida

de Andrzej Wajda. Polonia, 1975. 168.
15 de junio de 2017. Teatro Filarmónica, Oviedo. V.O.S.

Tres jóvenes amigos quieren hacerse ricos en Lodz. Son un polaco, un judío y un alemán. Los tres están empeñados en levantar una fábrica y en especular con el algodón. Son tiempos en los que las nuevas máquinas están revolucionando las formas de producción textil y cambiando la ciudad. Haciendo más ricos a los nuevos ricos, llevando a la quiebra a las empresas tradicionales y depauperando aún más a los trabajadores.

Casi tres horas de cine grandioso. El relato de una ambición desmesurada y el retrato historicista de una sociedad cambiante en la Polonia de finales del XIX. Wajda retrata a la aristocracia rural en declive y a las clases emergentes de aquel capitalismo radical que también era en parte financiero. Los peripecias de los protagonistas me interesan menos que la intrahistoria que nos muestra este clásico cuyas imágenes han envejecido muy poco. Con una ambientación espectacular (en los entornos aristocráticos, en los inmensos espacios fabriles y en los no lugares proletarios de esa ciudad paleotécnica), unos encuadres magníficos, una fotografía primorosa y un montaje muchas veces trepidante,  La tierra prometida se disfruta por sus poderosas imágenes y por lo actuales que resultan algunas de las críticas a ese capitalismo burbujero que Wajda retrata en aquella Polonia decimonónica y que, en su variante inmobiliaria, ha hipotecado a muchos países hoy. Así que hay que felicitar a los responsables de este ciclo Radar que programan excelentes películas en el Filarmónica de Oviedo y han tenido el acierto de incorporar estas obras maestras del cine polaco seleccionadas por Martin Scorsese.

martes, 13 de junio de 2017

El balcón de las mujeres

de Ismach Hatani. Israel, 2016. 96.
13 de junio de 2017. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.

El balcón desde el que asisten las mujeres a las ceremonias de la sinagoga se ha derrumbado. La mujer del rabino está en coma en el hospital y él parece haber perdido la cabeza. Mientras se recupera, otro rabino más integrista se hace cargo de la comunidad. Quiere imponer costumbres conservadoras y entre sus planes no está la reconstrucción del balcón de las mujeres. Ellas no están dispuestas a aceptarlo.

Una historia agradable sobre una comunidad judía de Jerusalén. Son religiosos, pero sin pasarse. Si fueran católicos estarían por el Vaticano segundo, mientras que el clérigo postizo tendría más bien querencias preconciliares. Su humor blanco y su buen rollo costumbrista hace que sea una película amable para muchos públicos. Pero no hay que olvidar que esas mujeres solo aspiran a que les reconstruyan su balcón, a que se mantenga su espacio segregado en la sinagoga. El balcón de las mujeres aporta muy poco sobre la condición femenina en el judaísmo. Desde luego, bastante menos que películas mucho mejores como Gett: El divorcio de Viviane Amsalem de Ronit Elkabetz y Shlomi Elkabetz.

domingo, 11 de junio de 2017

Mare Nostrum

de Michelle Brun y Stefan Haupt. Suiza, 2015. 57’.
11 de junio de 2017. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

Un concierto de Jordi Savall y otros músicos mediterráneos. Tocan viejos instrumentos y hablan de la hermandad que consigue la música. También hay un viaje escolar. El de unos cuantos alumnos de una escuela suiza que visitan otra  en el Atlas.

La música de Jordi Savall y el Mediterráneo. Pedigrí de calidad para una película que no la tiene. Cualquier viaje escolar tendría mucho más que contar. Pero va a ser eso. Que ni Suiza ni el Atlas marroquí tienen mucho que ver con el Mediterráneo. Y me temo que tampoco los directores de un documental que nadie vería si no estuviera Jordi Savall.

sábado, 10 de junio de 2017

La sala de los suicidas

de Jan Komasa. Polonia, 2011. 110.
10 de junio de 2017. Laboral Cinemateca, Gijón. V.O.S.

Dominik es hijo único en una familia bien de Polonia. Su padre se dedica a la política y su madre tiene un puesto importante en un estudio de moda. El chico tiene dudas sobre su orientación sexual y cada vez pasa más tiempo encerrado en su habitación. Sobre todo desde que conoció a una chica con la que comparte vivencias virtuales en un grupo extraño: la sala de los suicidas.

Un adolescente desquiciado y desquiciante. Unos padres que no saben cómo tratar a ese hijo intratable. Y unas animaciones curiosas para esa segunda vida virtual que acabará con la del chico. Todo en entornos elegantes y con maneras muy correctas. Lo malo es la que la tesis de fondo viene a relacionar la soledad y el desamparo del muchacho con la pasión profesional (y cultural) de los padres. Vamos, lo de siempre.

jueves, 8 de junio de 2017

Demonios tus ojos

de Pedro Aguilera. España, 2017. 94’.
8 de junio de 2017. Centro Niemeyer, Avilés.

Oliver vive en Estados Unidos y hace cine. Tras encontrarse en Internet con un video pornográfico de su hermana decide volver a España para pasar un tiempo con ella. Aurora estudia antropología y vive con su madre. Su hermano la vigila a través de la cámara que ha puesto en su habitación. La cosa se va liando y los dos acaban liados.

Cine pijo. Unos chicos muy guapos y convencionales en una historia pretenciosa en la que un afectado cineasta se enfrenta al tabú del incesto con su bonita hermana. Todo con un guión lleno de frases sonrojantes y con incoherencias notables. La historia no consigue ser ni morbosa con los cuerpos ni inquietante con los videos. Recordando cómo filmaba Bigas Luna el morbo o lo que se puede llegar a hacer con las imágenes que graban las cámaras de los ordenadores (por ejemplo, en Todos tus secretos de Manuel Bartual o en 10.000 km de Carlos Marques-Marcet) resulta aún mas patético este cine que hasta en el título es pijo y pretencioso.

miércoles, 7 de junio de 2017

Playtime

de Jacques Tati. Francia, 1967. 115’.
7 de junio de 2017. Museo de Bellas Artes de Asturias (salón de actos del Museo Arqueológico), Oviedo. V.O.S.

Unas oficinas, un restaurante, un supermercado, una glorieta... Lugares parisinos en los que la automatización y la desquiciada forma de vida americana hacía irreconocible la cultura francesa en aquellos tiempos modernos de hace cincuenta años.

Esta mañana he llevado a mis alumnos a la magnífica exposición de Gilbert Garcin en el Centro Niemeyer (antes de un inesperado y grato encuentro con Paco Abril en la explosición de Valdecarzana). Jacques Tati sería una de las referencias de este fotógrafo francés que ha sabido unir la ironía y la metafísica en su taller artesano. Playtime tiene también mucho de irónico en esos dispositivos complejos con los que, más que cuestionar la arquitectura moderna, lo que realmente criticaba era aquello que Marvin Harris llamó la cultura norteamericana contemporánea. En eso no sería difícil encontrar vínculos con tesis actuales tan genuinamente francesas como las del decrecimiento de Serge Latouche. La explícita denuncia que Tati hace de la saturación del inglés en el París de hace medio siglo tiene también el mayor interés ahora a la vista de lo que está pasando en España. Por lo demás, casi se agradece que la versión que se ha proyectado de la película no haya sido la inicial de casi tres horas. Y es que, aunque las escenas finales del tráfico son visualmente muy poderosas, la mayor parte de la película resulta algo reiterativa. En todo caso, con la proyección de Playtime (muy bien presentada por Pablo de María) se ha cerrado el ciclo de cine Metáforas construidas, una prueba más del buen rumbo que el Museo de Bellas Artes está tomando desde que se inauguró su ampliación y desde que lo dirige Alfonso Palacio.

domingo, 4 de junio de 2017

Yo no soy Madame Bovary

de Feng Xiaogang. China, 2016. 128’.
4 de junio de 2017. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

Li Xuelian y su marido habían acordado divorciarse para conseguir un piso. Luego volverían a casarse. Sin embargo, él no cumple lo pactado y se casa con otra mujer. Ella denuncia el falso divorcio pero las autoridades de su provincia no le hacen caso. Li Xuelian no se desanima y sigue reclamando. Aunque tenga que ir a Pekín para que le den la razón.

Un cuento chino de originalísimo formato e ingenua ironía. Con una fotografía cuidadísima y unos encuadres impecables, la mayoría de las escenas se muestran en formato circular (algo especialmente pertinente en un entorno como el del Centro Niemeyer). Eso ya hace muy especial esta bonita historia que es la del empeño de una activista naif, la de la crítica a una burocracia blanda y la del cuestionamiento de un machismo declinante. Aunque la historia parece mínima, Feng Xiaogang consigue acercarnos con ella a la realidad de una nueva China. Hermosa, irónica y mutante. Como su película.

viernes, 2 de junio de 2017

Las confesiones

de Roberto Andò. Italia, 2016. 100’.
2 de junio de 2017. Cines Los Prados, Oviedo.

Reunión crítica del G8 en un lujoso balneario de la costa alemana. El director del Fondo Monetario Internacional ha invitado también a un monje italiano con el que se encuentra a solas en la noche anterior a la reunión. A la mañana siguiente se ha suicidado. Todos piensan que el monje guarda secretos de confesión de enorme importancia económica.

Solo por ver a Toni Servillo en el papel de monje y a Daniel Auteuil haciendo de capo del FMI ya ha merecido la pena ver esta película. Con el primero Roberto Andò ya hizo la muy interesante y dislocada Viva la libertad. Aquella película tenía que ver con la política italiana. Ahora con Las confesiones nos lleva al centro de la economía mundial. Aunque un secreto de confesión y una muerte sorpresiva dan para un thriller interesante, lo mejor de esta película no son los enigmas que oculta, sino las cosas que se llegan a decir en esa cúspide del poder económico para la que este católico inmaculado que gusta de grabar a los pájaros y acaba atrayendo a los perros resulta un contrapunto de lo más singular.

jueves, 1 de junio de 2017

Después de la tormenta

de Hirokazu Kore-Eda. Japón, 2016. 117.
1 de junio de 2017. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

Ryota ronda los cincuenta años. Hace tiempo que escribió una novela pero su carrera literaria no ha prosperado. Es buena gente aunque un poco tarambana. Trabaja para una agencia de detectives en la que, más que información, ofrecen chantajes. Una vez al mes pasa un día con su hijo, pero su exmujer le reclama una pensión que nunca acaba de pasarle porque el poco dinero que consigue lo acaba perdiendo en juegos y apuestas. Se avecina un tifón, así  que el encuentro mensual con su mujer y su hijo se acaba convirtiendo en una noche juntos en casa de su madre. Es una mujer mayor que ha enviudado hace poco pero lo lleva bastante bien. Aunque no se separó de él, su marido debía parecerse bastante a Ryota.

Sencilla, familiar, conmovedora y con mucho más calado del que parece. Así es Después de la tormenta, la última obra de ese maestro contemporáneo que es Hirokazu Kore-Eda. De su cine siempre espero algo bueno desde aquella película inigualable que fue Nadie sabe, la primera que vimos de él en España. Y, otra vez, no me defrauda. Los retratos de los personajes son sencillos, creíbles y amables. A pesar de sus defectos y contradicciones, es fácil sentir empatía hacia todos ellos. Son familias en las que uno nunca se siente extraño. Después de la tormenta es algo más irónica, pero me ha recordado a aquel otro magnífico retorno a la vida familiar que nos ofreció en Still walking. La madre de Ryota dice que los hombres viven siempre en el pasado o en el futuro y que por eso, a diferencia de las mujeres, son incapaces de encontrar la felicidad en el presente. También compara la vida con el sabor de un buen guiso: ambos necesitan tiempo para dar lo mejor de si. Son reflexiones impagables para ese personaje extraviado que, sin embargo, sigue queriendo ser escritor. Y se las debemos a un director sensible que sabe que está bien esa esperanza.