sábado, 18 de abril de 2015

Citizenfour

de Laura Poitras. EE.UU., 2014. 114.
18 de abril de 2015. Centro Municipal Integrado Pumarín, Gijón. V.O.S.

Citizenfour es Edward Snowden. Laura Poitras recibe sus mensajes en los que le anticipa informaciones sobre los programas de vigilancia masiva de la NSA. Luego se encuentra con él en Hong Kong y filma la manera en que acuerda con los periodistas Glenn Greenwald y Ewen MacAskill las informaciones que revelarán al mundo la magnitud totalitaria de la vigilancia a la que estamos sometidos por esa agencia norteamericana y su socia británica.

Los Oscar y los BAFTA han reivindicado la dignidad al premiar a este documental. Si lo que narra fuera una ficción también merecería ser premiado. Y es que este relato parece un thriller espeluznante en el que un heroico David se enfrentara a un poderoso Goliat que quisiera hacer real la pesadilla del Gran Hermano. Pero no es una ficción. De Hong Kong Edward Snowden voló a Rusia y allí sigue refugiado (como Julian Assange en la embajada londinense de Ecuador). En lugar de perseguirlo Estados Unidos debería estarle agradecido. Como Laura Poitras muestra diáfanamente en su película,  la privacidad es hoy la clave de la libertad. Y si la defensa de la libertad es una de las señas de identidad de la cultura norteamericana, uno de los ciudadanos que merecen más reconocimiento es precisamente Edward Snowden, un héroe que ha perdido la suya por no ser cómplice de un sistema que compromete la de todos. Gentes como él (o como Laura Poitras o como Glenn Greenwald) más que poner en riesgo la seguridad de sus países son las que mantienen vivos sus mejores valores.