viernes, 19 de abril de 2024

Civil War

de Alex Garland. EE.UU., 2024. 109.
19 de abril de 2024. Cines La Dehesa, Ponferrada.

Una prestigiosa fotógrafa de guerra y un periodista quieren ir a Washington para entrevistar al presidente de los Estados Unidos antes de que las Fuerzas Occidentales acaben con él. Los acompañarán un periodista veterano y otra fotógrafa jovencita que no se lo quiere perder.

Al líder mundial de la industria bélica y la audiovisual le debe saber a poco haber armado tantas guerras en el mundo y en las pantallas. Por eso, imagina que pudiera haber en su propio territorio una segunda guerra civil. Y para contárnosla recurre a ejes dramáticos como el periplo hacia el frente de batalla y el trabajo de los reporteros de guerra. El primero para hacer amarga e intensa la historia. El segundo para darle un toque humano y reflexivo. Pero ni lo uno ni lo otro. A Alex Garland le habría venido muy bien haber aprendido las lecciones de La carretera (la novela y la película) o de 20 días en Mariúpol para no meterse en estos asuntos. Civil War (el título lo traducen al español en México y Chile, pero no me parece oportuno hacerlo aquí) está llena de tópicos resabidos y sinsentidos argumentales. Por ejemplo, las reacciones inverosímiles de la joven fotógrafa en el tramo final de la película. Garland habrá pensado que es mejor no explicar los motivos de esta guerra ni los de la perfidia del presidente. Así el público estadounidense podrá elegir si el derrocado merecería ser Trump o Biden. Aquí algunos seguramente pensarían en Pedro Sánchez.