de Masakazu Kaneko. Japón, 2024. 108’.
22 de noviembre de 2024. Centro Municipal Integrado Pumarín. 62º Festival de Cine de Gijón (sección: Retueyos). V.O.S.
Un padre pasea con su hijo al lado del río y habla con él sobre la inminente construcción de una presa. Muchos años antes, ese mismo lugar fue el escenario de un lejano mito según el cual una chica desapareció en la charca azul tras enamorarse de un joven tornero que pasaba unas semanas en el valle. Los dos tiempos se cruzarán cuando, ante la inminencia de un tifón, el niño del presente se acerque a aquel pasado.
Decía Heráclito que aguas distintas bañan a quienes vuelven al mismo río. Y algo de eso hay en esta pequeña historia poética que a cada cual le habrá hecho pensar en su propio río. El mío se llama Cuerpo de Hombre y en él pesqué de niño cerca de Valdelageve. Contemplados por las garzas, también hemos hecho brincar cantos rodados en los recodos en que sus aguas ceden su nombre al Alagón. Y, últimamente, hemos compartido con los mirlos acuáticos paseos a la vera de las fábricas olvidadas de Béjar. Quizá porque el agua que fluye en medio de la foresta es siempre una experiencia enigmática y gozosa, será difícil que esta película, pequeña y modesta como un cuento ancestral, no haga pensar a cualquiera en sus ríos inolvidables. Por poner una pequeña pega, me han sobrado los minutos finales tras la salida del niño de la gruta (menos es más). Aunque eso lo compensa ese contador nómada de historias como la que nosotros contemplamos desde la mirada azul de un cormorán.