domingo, 27 de octubre de 2013

Hayatboyu

de Ash Özge. Turquía, 2013. 102’.
26 de octubre de 2013. Teatro Zorrilla, 58º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección Punto de encuentro 2013). V.O.S.

Una pareja madura de la élite profesional de Estambul. Ella es artista plástica y él arquitecto. Los dos con mucho prestigio y una vida estable. Hasta que ella le escucha hablando por teléfono. Seguramente con otra mujer.  

Para toda la vida. Eso significa Hayatboyu en turco. Y así parece esta relación en la que el tedio hace difícil la ruptura. También para esta gente bien de Estambul que rezuma frialdad escandinava. Como la casa en la que viven. Como la propia película, llena de esteticismo arquitectónico. Y así es difícil expresar sentimientos. Sin embargo, no lo fue en el corto que la precedió (Skin, de Cédric Prévost) que mostraba la tensión de una noche en el metro. Ayer vimos otros dos cortos de animación antes de las películas. El primero (De wake, de Pieter Coudyzer) tenía imágenes singulares, pero resultaba confuso en lo que quería contar. No así el segundo (Canis, de Marc Ribas y Anna Solanas) que presentaba una magnífica y tremenda historia sobre un mundo de perros que podría haber firmado un Cormac McCarthy expresionista. Por lo demás, estos dos días en la Seminci han estado muy bien. Hemos visto tres películas correctas y dos excelentes. De las cinco dos han sido premiadas: Matterhorn recibió el premio al mejor nuevo director (aunque tampoco le habría ido mal alguna espiga) y La reconstrucción el premio Fipresci de la crítica (que me alegra por el director y por el actor, pero que no creo que merezca). Han sido dos días de Seminci que la fortuna en la elección de las películas nos ha hecho muy gratos. Volveremos.