martes, 2 de diciembre de 2014

Interstellar

de Christopher Nolan. EE.UU., 2014. 169’.
2 de diciembre de 2014. Parqueastur, Corvera.

La Tierra está hecha polvo. Literalmente. Los excesos del siglo XX se pagan en el XXI. Las plagas y las tormentas de polvo están acabando con los cultivos. El planeta será pronto inhabitable. Así que la NASA encarga a Cooper (un intrépito astronauta que ahora se aburre como granjero) una misión extraordinaria: buscar en otra galaxia un nuevo planeta para nuestra especie.

Aunque Matthew McConaughey está muy bien en esta película, me resulta cargante ese papel de padre indómito típicamente americano que interpreta en la primera media hora. Pero cuando deja la Tierra la película se convierte en una historia fascinante con referencias a la cosmología relativista que deben dar mucho juego a los profesores de Física que no reducen su asignatura a una sucesión de problemas y exámenes. Me parece magnífico haber ubicado cerca de Saturno (el lugar desde el que la sonda Cassini nos ha enviado preciosos selfies) ese agujero de gusano que nos conectaría con otra galaxia. También se agradece el breve homenaje a Kubrick en el viaje por ese atajo en busca de un nuevo mundo. Me encantan esos robots asimovianos de ironía variable y cuerpo paralelepipédico.  Y me parece estupendo el regreso de Cooper por el agujero negro hasta la fascinante retícula espacio-temporal en la que consigue interactuar con su hija en esa biblioteca casi infinita (¿será deliberado el homenaje a Borges?) en que se convierte la estantería de su habitación infantil desde la perspectiva intemporal de nuestro viajero. La odisea interestelar de esta historia de amor filial está a años luz de las cuitas de aquella pareja a la deriva con la que sentimos tanto vértigo en la magnífica Gravity. Cinematográficamente también hay bastante distancia entre la película de Nolan y aquella joya de Cuarón, pero reconozco que las casi tres horas de este viaje galáctico se me han hecho muy cortas. Y es que en el espacio de un cine a veces le pasan cosas muy raras al tiempo.