7 de febrero de 2016. Cine Zumzeig, Barcelona. V.O.S.
Joel despierta y encuentra moribundo al perro de su mujer. Hace varios días que no come ni bebe, así que sale con él en brazos para llevarlo al veterinario y, con las prisas, olvida las llaves dentro. El día será tremendo para este hombre doliente que quiere volver a casa y huir de todo tras la muerte de su mujer.
En El último tango en París Bernardo Bertolucci hizo inolvidable el duelo de un hombre que había perdido a su mujer. Sergi Pérez nos deslumbra con el de este hombre desdichado durante esta jornada barcelonesa. El perro deshidratado y el imperioso deseo de volver a casa se convierten en metáfora de la situación de alguien que parece haberlo perdido todo. Igual que Bertolucci, Sergi Pérez nos oculta acertadamente todo lo anterior a ese día. No sabemos la causa de la muerte de ella, ni entendemos la relación que tenían, ni por qué él se resiste a hablar con su familia. A cambio nos ofrece la intensidad de esa jornada de dolor en la que el ansia por volver a casa parece resumir lo que el hombre espera del futuro. La historia es sencilla, pero está expresada tan magistralmente y con tanta calidad formal que uno se enfada con los que (¿por estar en catalán?) no han distribuido esta joya por todo el país. Por suerte, el Cine Zumzeig no defrauda y la exhibe en las mejores condiciones (incluido el corto previo) en esa magnífica sala que siempre tiene una programación excelente.