2 de diciembre de 2017. Cines Los Prados, Oviedo.
Él es cardiólogo y ella oftálmóloga. Los dos forman una familia perfecta con dos hijos estupendos. Él tiene una extraña relación con el hijo de un hombre que murió mientras lo operaba. Quiere que conozca a su familia y eso será el comienzo del drama porque el joven le anuncia que si no mata a uno de los tres, su mujer y sus hijos morirán. El joven le anticipa la secuencia de los daños: primero se les paralizarán las piernas, luego dejarán de comer y finalmente los ojos ensangrentados serán el preludio de su muerte. Y esos terribles presagios se van cumpliendo.
Yorgos Lanthimos construye una tragedia griega con esta familia americana. Elegante en las formas y con encuadres en los que el gran angular es angustioso y perturbador, El sacrificio de un ciervo sagrado, además de referentes en el mundo clásico y en el cine de Buñuel, también tiene algo de esos dramas familiares inexplicables que filma el Haneke más duro. La historia es delicadamente fría y contenidamente angustiosa. Aunque quizá resulte menos perturbadora que Canino y Langosta, las otras películas que había visto de este singular director.