martes, 15 de enero de 2019

Atardecer

de László Nemes. Hungría, 2018. 142’.
15 de enero de 2019. Cines Los Prados, Oviedo.

Una joven que se ha criado en Trieste vuelve a Budapest para pedir tranbajo en la sombrerería que fue la casa de sus padres hasta que perecieron en un incendio cuando ella era una niña. En esa ciudad la joven iniciará una serie de búsquedas. La de un hermano del que no sabía nada. La de unos personajes con relaciones poco claras. Y la del destino que tiene en la corte de Viena la joven que cada año es elegida de entre las trabajadoras de esa extraña sombrerería de postín.

Proximidad máxima, profundidad de campo mínima, sonido omnipresente y seguimiento continuo del protagonista. Esos fueron los mimbres con los László Nemes consiguió que El hijo de Saúl fuera una de las películas más importantes que se hayan filmado sobre el Holocausto. Buena parte de esos recursos los utiliza también en Atardecer, añadiéndoles además una cuidadísima ambientación que nos hace sentirnos en el Budapest inmediatamente anterior a la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, la historia se hace muy confusa. Uno no entiende lo que está buscando esa chica, ni las relaciones entre las gentes que parecen estar al tanto de unos secretos que al menos a mi se me escapan. Así que Atardecer me ha defraudado. Pero eso no empaña el extraordinario recuerdo que tengo de la sobrecogedora historia de El hijo de Saúl.