domingo, 9 de junio de 2019

Los hermanos Sisters

de Jacques Audiard. Francia, 2018. 121.
9 de junio de 2019. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

En los tiempos de la fiebre del oro los hermanos Sisters tienen el encargo de encontrar a un hombre para matarlo. O a dos, porque ahora se ha asociado con otro. Será una búsqueda larga por pueblos recién nacidos del Oeste americano. Tras muchos avatares que desvirtúan el periplo, los cuatro acaban reunidos a la vera de un río en el que encuentran pepitas de oro valiéndose de un peligroso compuesto químico. Al final el hermano pequeño quedará manco y volverá con el mayor a la casa de la madre después de llegar tarde al ajuste de cuentas con el potentado que primero les encargó asesinar y luego encargó asesinarlos.

Un profeta, De óxido y hueso, Dheepan y ahora Los hermanos Sisters. Cuatro películas muy distintas en los temas y en las formas pero que tienen en común la intensidad de sus historias y una forma de contarlas que confirma la maestría de su director. Los hermanos Sisters es una película del Oeste. El contexto, el periplo y los personajes lo confirman. De hecho, es casi una película canónica que tiene en una ambientación tan perfecta que casi huele (como en De óxido y hueso, en la que curiosamente también había una amputación crucial) y que cuenta con unos actores impecables (Joaquin Phoenix, John C. Reilly, Jake Gyllenhaal y Riz Ahmed). Sin embargo, en muchos aspectos también es una película bastante europea. Por ejemplo, en ese guión lleno elegantes complicidades verbales entre las dos parejas protagonistas, en la ambivalencia con que se define a unos personajes tiernos y despiadados o en la relevancia que el pasado y el futuro tienen en esa relación fraternal marcada en el fuera de campo por el parricidio del hermano pequeño y por la promesa de una vida feliz que alienta los afanes del mayor. Siendo clásica en su género, Los hermanos Sisters también es sutilmente novedosa por ese dispositivo que nos muestra, como si la descubriéramos por primera vez, la belleza de los paisajes del Oeste americano y de unos poblados en construcción que parece que inauguramos mientras los recorremos con estos hermanos. Además Jacques Audiard sabe siempre dónde debe situar la cámara y cómo debe usar la música. Así que es una gozada el cine de este francés que casi nunca lo parece y que con Los hermanos Sisters nos ofrece un viaje inmejorable por los espacios prístinos y los tiempos míticos del Oeste americano.