de Julio Hernández Cordón. México,
2020. 67’.
22 de noviembre de 2020. 58º Festival de Cine de Gijón (sección: tierres en trance). Filmin.
La niña revive lo que hacía su padre cuando era adolescente. Como un fantasma (y hay otro) él le va susurrando palabras al oído que ella repite en voz alta. También hay una mujer lobo, testimonios de gentes mayores y una tenaz búsqueda del viejo lago Texcoco.
Parece un ejercicio estival de unos niños con una cámara. Si solo fuera eso quizá podría tener su gracia pero, convertido en película para la sección latinoamericana de un festival, la cosa cambia. Aunque se comparta el discurso ambientalista y sean gente estupenda los lugareños que hablan frente a la cámara (me encanta la camiseta verde con la caricatura del logo de Starbucks que lleva el tipo de la derecha), el título de la película bien podría describir la reacción del público que la viera en una sala. Y es una lástima teniendo en cuenta la diversidad y el excelente nivel del cine que se hace en nuestra lengua. Como pudimos comprobar la semana pasada en el festival de Huelva.