de Sergei Loznitsa. Alemania, 2022. 112’.
14 de diciembre de 2022. Filmin. V.O.S.
No hay declaraciones retrospectivas. Ni voces que subrayen nada. Tampoco hay textos que guíen la mirada. Tan solo material de archivo basado en el libro de W.G. Sebald magníficamente montado y sonorizado. Los minutos finales (los únicos con acompañamiento musical) deberían ser vistos por todo el mundo, para que se sepa que la brutalidad de los bombardeos sobre ciudades no es patrimonio exclusivo de Putin ni comenzó en Ucrania. La destrucción de Alepo, Homs o Beirut no está tan lejana. Ni tampoco deberíamos olvidar que la destrucción sistemática de las ciudades empezó en Guernica, pero tuvo una continuación infame en los bombardeos a cargo de la aviación inglesa y estadounidense sobre las grandes ciudades alemanas. Esa brutalidad, junto con la negativa aliada a bombardear los campos de exterminio (o al menos las vías de ferrocarril que llevaban hasta ellos) y, por supuesto, las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki (los mayores atentados terroristas de la historia) deberían servir para recordarnos que el mal radical no es patrimonio de los malos. Este extraordinario documental nos enseña la magnitud del horror impune que causaron los buenos.