martes, 19 de enero de 2016

Los odiosos ocho

de Quentin Tarantino. EE.UU., 2015. 167.
19 de enero de 2016. Cines Parqueastur, Corvera.

Unos cazarrecompensas comparten diligencia en paisajes invernales de Wyoming. La tormenta de nieve les obliga a buscar refugio en un establecimiento al que también han llegado otros viajeros. En realidad son los miembros de una banda que pretenden liberar a la mujer que uno de aquellos lleva a la horca.  

"La 8ª película de Quentin Tarantino". La frase aparece en los títulos de crédito del comienzo y también en el cartel, justo encima de Los odiosos ocho.  Un título tan extraño que deja la duda de si está aludiendo solo a los personajes de esta película o también al conjunto de la obra tarantiniana. En ella el sádico tiene garantizada la completa atención de su víctima. Así puede permitirse ironías bobas, circunloquios retóricos y lecciones demoradas que se le antojarán muy brillantes ante la mirada cautiva y expectante de quien teme con horror que deje de hablar y empiece a actuar. Y eso no describe solo la relación entre sus personajes, sino también la que Tarantino establece con un público que, en ese estado de alarma, acaba sobrevalorando las referencias históricas, la fotografía efectista, la ambientación teatral y hasta los quiasmos de algunos diálogos pretendidamente felices. Todo eso sirve de coartada para las explosiones de sangre y violencia que caracterizan su manera de entender el cine. En Django desencadenado contaba con la excusa políticamente correcta del abolicionismo. Aquí parece darse la réplica a si mismo en clave casi racista. Algo manifiesto en momentos como la lectura final de esa carta ensangrentada en la que Abraham Lincoln sería amigo de un negro sanguinario o en rótulos tan explícitos como el del título del último capítulo de la película: "Hombre negro, infierno blanco". Cada vez tengo más claro que la burla, la violencia y el encanallamiento del público son las únicas pretensiones de este director. "Nadie viene hasta aquí sin una maldita razón". La frase preside el cartel de la película. Y uno no sabe si solo pretende hacer despreciables a los personajes de esta historia o si está ironizando sobre los motivos del público que le es fiel. Con razón dudé tanto sobre si debía venir.