6 de febrero de 2018. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.
Un gran museo de arte contemporáneo de Estocolmo prepara una exposición centrada en la idea del cuadrado como espacio acogedor. Para promocionarla su director artístico encarga un video que resultará muy polémico. También tendrá problemas con la forma en que consigue recuperar la cartera y el móvil que le robaron en la calle mientras creía estar ayudando a una chica.
El tono irónico sobre los discursos y ambientes característicos de los museos de arte contemporáneo hace que The square pueda parecer un grato divertimento casi en clave de comedia. Pero el director de Fuerza mayor va más allá y retoma la cuestión de la dificultad de gestionar las responsabilidades derivadas que acciones imprevistas. Tal es la situación de Christian, este elegante director artístico del museo que ha de asumir las consecuencias de decisiones que no se le habrían ocurrido a él pero que asumió como propias (llevar los pasquines amenazantes al edificio de quien le robó el móvil o encargar ese video en el que una niña sueca explota). Por lo demás, los reclamos de ayuda (de la chica en la plaza, del niño en la escalera y de la otra chica en la cena) son algunos de los hilos conductores de una película que tiene mucho más calado reflexivo del que a primera vista parece. Pero es que, además de las divertidas ironías estéticas y de las lúcidas confrontaciones éticas, The square contiene momentos surrealistas y formalmente tan cautivadores como la presencia del mono en casa de la chica o la de ese personaje de maneras simiescas en la impresionante escena que hace tan llamativo el cartel.