jueves, 11 de octubre de 2018

Toro salvaje

de Martin Scorsese. EE.UU., 1980. 124’.
11 de octubre de 2018. Fábrica de Armas de La Vega, Oviedo. V.O.S.

Jake La Motta es un boxeador colérico dentro y fuera del ring. Repasando sus grandes peleas asistimos a la forja de un campeón y a la destrucción de un ser humano. Machista, celoso e impulsivo, a su alrededor todos sufren los efectos de su fuerza bruta.

Íbamos a pasar el fin de semana en Madrid pero la Fundación Princesa de Asturias nos lo ha impedido. En esta semana de los premios han transformado la antigua Fábrica de Armas de Oviedo en un lugar maravilloso y tentador dedicado en todos sus espacios a Scorsese. Así que la previsión de unas temperaturas que todavía permiten ir a la playa y un programa cultural extraordinario nos han hecho decidir  quedarnos aquí. En los últimos años la Fundación ha logrado que la semana de los premios sea una deliciosa maravilla para cualquier persona con un mínimo interés cultural. Recuperando espacios con un gusto extraordinario, programando actividades creativas y tentadoras y facilitando el acceso a un público numeroso y diverso (todas las actividades son gratuitas y solo hay que estar pendiente y ser rápido para reservar en Internet) han conseguido que los Premios sean un lujo para los asturianos que va más allá de la mera ceremonia de entrega en el Campoamor. Así que hoy comienzan las actividades en la Fábrica Scorsese con la proyección de esta película con música en directo. Hace siete años ya la habíamos vuelto a ver en las magníficas condiciones de la sala del Niemeyer cuando nuestro querido centro nacía con una programación cinematográfica extraordinaria. Pero ha sido un gusto contemplar de nuevo a ese camaleón llamado Robert de Niro interpretando a un ser egocéntrico, machista e impulsivo que comienza como luchador ambicioso y termina como obeso animador sin gracia en garitos perdidos. Las imágenes en el ring son poderosísimas, como también lo son las escenas familiares que llevan la intensidad del neorrealismo italiano a límites muy atrevidos. Tras la proyección seguimos en la Fábrica Scorsese escuchando desde un sofá a un trío de jazz en directo en el  delicioso ambigú que han dispuesto en uno de los amplísimos espacios que hay en este extraordinario lugar que uno imagina convertido (ojalá que pronto) en algo parecido a lo que hoy es el Matadero de Legazpi. Gracias a la Fundación y a Martin Scorsese podemos disfrutar durante estos días de lo que ojalá que en un futuro próximo llegue a ser cotidiano en este hermoso lugar.