28 de septiembre de 2019. Teatro Victoria Eugenia, 67º Festival de San Sebastián (sección: Zabaltegui). V.O.S.
Los trabajadores de una torre futurista que se construye en Dákar llevan tiempo sin cobrar sus salarios. Souleimane es uno de ellos y está muy enamorado de Ada, una chica que se va a casar con un joven potentado al que no ama. Souleimane y sus compañeros se hacen a la mar en una patera con el propósito de llegar a España. Pero la patera naufraga y todos mueren. Sin embargo, algunas noches sus espíritus vuelven para reclamar los salarios que se les debía. El de Souleimane solo quiere encontrarse con Ada.
La naturalidad con que se muestran los entornos periurbanos de Dákar y la tierna belleza de las historias de estos jóvenes senegaleses son lo mejor de una película a la que no perjudica la arriesgada apuesta por integrar a los fantasmas. Sin embargo, algunas incoherencias en la historia (muchos dicen haber visto a Souleimane cuando el modo en que regresan estos fantasmas es a traves de los cuerpos de sus novias) hacen que la película de Mati Diop no alcance plenamente la calidad que podría haber tenido. En todo caso, no debe ser nada fácil hacer cine en Senegal y, sin embargo, Atlantique es algo más que una película correcta.