miércoles, 15 de julio de 2020

¡Que no pare la cámara!

de Shinichirô Ueda. Japón, 2017. 96.
15 de julio de 2020. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.

Durante la grabación de una película cutre sobre zombis aparecen unos zombis que atacan a los actores. El director está encantado con la expresividad de las escenas y sigue grabando.

La primera media hora es un magnífico plano secuencia en la que vemos una película dentro de otra película. Pero la que estamos viendo también es otra película, esta vez hecha como programa de televisión en directo. Luego veremos los días previos a su preparación y otra media hora al final en la que veremos cómo se graba en directo esa película sobre un director que está grabando una película de zombis. Así que es una maravilloso encadenamiento fílmico de muñecas rusas (en realidad japonesas) que comienza como bobada de serie B (o C) y avanza como entretenidísima historia que es a la vez una divertida lección sobre la forma en que se hace el cine. Lástima que alguno no haya aguantado la broma de esa sangrienta y cutre (pero magnífica) primera media hora y se haya ido de la sala antes de poder disfrutar con esta película genial que gustaría a muchísimos públicos si las distribuidoras se dieran cuenta de que es una obra deliciosa y muy irónica. En su agilidad y en su injusta marginación comercial me ha recordado también a 7 cajas, la estupenda película paraguaya de Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori.