lunes, 31 de mayo de 2021

Gunda

de Viktor Kossakovsky. Noruega, 2020. 93.
31 de mayo de 2021. Cines Los Prados, Oviedo.

Una cerda y sus cochinillos. Desde el parto hasta que ya crecidos se los llevan. Los vemos en el pequeño establo, en el lodazal y en el campo. También vemos a una gallinas que parecen perdidas en una arboleda y a una manada de vacas saliendo a campo abierto. Todo desde bien cerca y sin importunar a los animales.

La vida porcina a la altura de sus ojos. Planos elegantísimos filmados en blanco y negro con una cámara que permanece fija o se mueve con sosiego. Las imágenes son cautivadoras y poéticas. El sonido las completa con una plenitud natural en la que parece estar de más cualquier referencia a lo humano. De hecho, no vemos a ninguna persona, aunque no es difícil pensar en el debate de si también lo son los animales. Solo por la escena inicial de la llegada al mundo de los cerditos y por el impresionante plano secuencia final en el que la cerda los extraña, la película de Viktor Kossakovsky ya tiene bien merecidos todos los premios que reciba. En Gunda no hay ni una sola palabra. Y contemplándola también nos quedamos sin ellas.