de Jasmila Zbanic. Bosnia y Herzegovina,
2020. 115’.
1 de junio de 2021. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.
Vemos desde dentro lo que supimos que estaba sucediendo en aquel julio de 1995 sin que nadie hiciera nada. Lo recuerdo perfectamente. Estaba pintando el salón de mi casa aquella tarde terrible en que escuchaba cada hora el parte en la radio en que se nos relataba cómo se estaba preparando (y permitiendo) aquel genocidio. La directora de la Grbavica, aquella historia sobrecogedora sobre las consecuencias personales de aquella tragedia que Europa consintió, vuelve a mostrarnos su buen hacer en esta película que combina perfectamente el drama de una familia concreta con la descripción de unos hechos que ya están en la historia universal de la infamia. Jasna Djuricic hace un trabajo magnífico en el papel de esa intérprete que vive la impotencia de saber lo que está pasando y saber también que nadie va a hacer nada. Junto a ella impresionan los miles de personas, seguramente de la zona, que hacen de figurantes para recordarnos la magnitud de una tragedia que todos supimos que estaba sucediendo sin que nadie hiciera nada.