de Albert Serra. Francia, 2022. 162’.
14 de noviembre de 2022. Escuela de Comercio. 60º Festival de Cine de Gijón (pase especial). V.O.S.
Lo mejor de la película son las atmósferas. Lo que pasa o lo que se dice no importa tanto como esos entornos magnéticos con colores saturados y gentes curiosas en actitudes displicentes. El de Albert Serra es siempre cine contemporáneo pero esta vez también lo es por el tema. Aunque lo que vemos esté en un lugar remoto, la idea de una amenaza atómica la planteó antes de que Rusia la convirtiera en amenaza del presente. Con Pacifiction Albert Serra consigue ponernos en medio de la vida surrealista y psicodélica de un político europeo en ambientes exóticos. Como en otras películas, su planteamiento formal consigue que asistamos a una experiencia entre onírica e hiperrealista, pero esta es seguramente la más accesible. Lo que no quiere decir que, también por su duración, sea del gusto de cualquier público. Esta noche no ha habido la estampida de hace tres años cuando presentó aquí Liberté. Ni tampoco las reacciones de enfado que sus intervenciones tras la proyección provocaron en parte del público. Aunque hoy Albert Serra tampoco se ha cortado un pelo y escucharle ha sido una experiencia no menos sorprendente que la propia película. A mi no me resulta molesta su provocación deliberada, su sinceridad sin filtro y su lucidez intermitente. Al contrario, me parecen necesarias en estos tiempos en que se lleva más la contención, la impostura y las letanías. Nada de esto hay en su cine. Ni tampoco en él cuando habla de sus películas. Y de algunas otras cosas.