de Iciar Bollaín. España, 2024. 110’.
3 de octubre de 2024. Cines Parqueastur, Corvera.
Seguramente el rubicón en la lucha contra la violencia sexual en España fue la reacción a la sentencia del caso de la Manada, pero el precedente más importante fue el de Nevenka Fernández. Ver esta película (o leer Hay algo que no es como me dicen, el libro de Juan José Millás sobre la lucha de esta mujer destrozada) debería ser obligatorio en los entornos de compadreo testosterónico, desde clubes de fútbol hasta empresas e instituciones públicas (y, por supuesto, también en muchas familias). Como también hizo en Flores de otro mundo, Te doy mis ojos o Mataharis, Iciar Bollaín retrata como nadie ese machismo cotidiano en el que se incuba la violencia expresa o soterrada. Soy Nevenka comparte también con Maixabel ese delicado equilibrio entre valentía, sinceridad y ternura en el acercamiento a temas sobre los que la mirada social suele preferir apartarse. En Maixabel Blanca Portillo le daba a su personaje una entereza y dignidad que nos ponía muchas veces el nudo en la garganta. Las mismas que Mireia Oriol ha sabido aportar a este personaje vulnerable que, como la Nevenka real, nos ofrece un legado de ejemplaridad. Por su parte, Urko Olazabal aportaba una verdad inigualable interpretando con proximidad máxima al etarra de Maixabel y aquí, en un registro muy distinto, hace un trabajo magnífico con este personaje grimoso y maléficamente empoderado del alcalde acosador (por lo demás, tan común y reconocible). Así que recomiendo que se recomiende mucho esta película y sigo insistiendo en que, quienes no lo hayan hecho, lean también el libro de Millás. Como en El 47 se tratan cosas muy importantes. Nada menos que la valentía y la dignidad.