sábado, 7 de enero de 2017

Silencio

de Martin Scorsese. EE.UU., 2016. 159.
7 de enero de 2017. Cines Parqueastur, Corvera.

En el siglo XVII dos jesuitas portugueses llegan a Japón para apoyar a las comunidades cristianas allí perseguidas. El último misionero que había viajado a aquel país acabó apostatando e integrándose en su cultura. La violencia y las torturas sufridas por los cristianos locales pondrán a prueba la fe de esos jóvenes misioneros.

Confrontar la resistencia de la fe jesuítica y la tenacidad de una cultura tan radical como la japonesa es el atractivo reto que se plantea Scorsese en este capricho cinematográfico en el que hasta Dios casi renuncia al silencio. La duración es lo peor de una película espléndidamente ambientada y en la que se muestra a los japoneses (entre sádicos y refinados) intuyendo las virtudes de técnicas similares a las del experimento Milgram para poner a prueba la fe de cualquier cristiano. Los dos misioneros están interpretados por Adam Driver y Andrew Garfield. Al primero lo hemos visto hace pocas semanas haciendo un papel muy distinto en la estupenda Paterson, la última película de Jim Jarmusch. Pero el segundo no consigue distanciar la gestualidad del misionero portugués de la del objetor religioso que protagonizó (también por tierras japonesas) en Hasta el último hombre de Mel Gibson. Está claro que es el prestigio del gran Scorsese lo que permite que se estrene en salas comerciales una película que, dirigida por cualquier otro, apenas tendría distribución.