16 de agosto de 2017. Cines Van Dyck, Salamanca.
En la primavera de 1940 los alemanes ocupan Noruega. Y el rey debe decidir si, como hizo su hermano en Dinamarca, acepta sus condiciones o, asumiendo el coste de una guerra desigual, mantiene la dignidad de una monarquía democrática.
Y el rey optó por lo segundo. Eso es lo que vemos en esta película en la que le seguimos en aquella travesía por Noruega con la que él y su gobierno lograron poner a salvo lo que su figura representaba. Con su cámara en mano Erik Poppe nos hace partícipes de la intimidad del rey, la familiar y la política, y consigue construir un relato interesante sobre un episodio histórico crucial del que los noruegos no han tenido que avergonzarse. Así que ha sido otra tarde grata de buen cine en los Van Dyck de Salamanca. Hoy recordamos otra en la que coincidimos aquí con el maestro Basilio Martín Patino, ese cineasta grande y humilde que nos dejó esta semana. Este país tiene con él una gran deuda. Por no haber sabido reconocer el valor de su obra cinematográfica ni su esfuerzo por mitigar la amnesia sobre nuestra historia. En Salamanca deja, además, un hermoso legado sobre las viejas tecnologías cinematográficas que se llama Artilugios para fascinar. Esta mañana lo visitábamos en la sede de la filmoteca.