27 de octubre de 2017. Teatro Carrión, 62º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección oficial).
Julián entra en una cárcel atestada. Mientras consigue adaptarse al lugar, va comprobando que también allí es posible la felicidad. La que le depara su papel como carpintero. Así llaman a los que usan el lenguaje de las manos para comunicarse con las chicas del otro pabellón. Lo hará como mediador de un interno que tiene a su mujer al otro lado. Pero Julián y Yanelly se acaban enamorando.
Una idea estupenda. Unos actores con mucha fuerza. Una ambientación áspera y opresiva, pero muy adecuada... Carpinteros tenía mimbres para ser una magnífica película. Pero un sonido pésimo y un tratamiento un tanto ingenuo de la evolución de la historia lo han impedido y es una lástima. Antes hemos podido disfrutar de un cortometraje extraordinario. La mirada, de Farnoosh Samadi, nos muestra a una mujer que regresa a su casa en autobús y es testigo de como un joven roba la cartera de un hombre dormido. Ella se lo reprocha y luego en la calle tiene miedo de esa moto en la que el joven ha seguido al autobús. Una pequeña joya iraní que confirma que en el cine se puede hacer mucho con muy poco.