26 de febrero de 2019. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.
Tina es una vigilante de aduanas con mucho olfato. Puede detectar cualquier cosa, hasta los archivos pornográficos digitales que hay en la tarjeta de un móvil. Su aspecto de neandertal llama bastante la atención. Por eso tendrá una especial sintonía con un tipo extraño que se parece bastante a ella. En realidad los dos son trols, unos curiosos personajes de la mitología escandinava.
Mientras la historia se centra en ella la película cautiva. Por sus extraños poderes, por sus querencias forestales, por su buen rollo con los animales salvajes... Pero cuando aparece el compañero la historia naufraga. Parece tratar de los límites entre el bien y el mal, entre lo humano y lo infrahumano (o lo suprahumano), de unos amores tan distintos que además de transgénero son transespecie... Pero la sutileza de esos límites no queda bien reflejada con ese contrapunto pseudomasculino que más que aportar resta en una historia cuya singularidad estaba en la exploración de los límites de lo humano. Gräns tiene algo de regreso al tema de la bella y la bestia, aunque aquí ambas estén a la vez fundidas y desdobladas en estos trols con pinta de neandertales que sueñan con un paraíso en tierras Finlandesas. Por cierto, aunque la película es rabiosamente escandinava y su título podría dejarse en su lengua o traducirse como Límite o como Frontera, se ha decidido que se distribuya como Border, a mayor gloria de esa castración lingüistica generalizada y esa implantación forzada de la anglofilia verbal a la que venimos asistiendo sin que nadie diga nada. Bueno, yo sí lo digo. Una y otra vez.