de Ross McElwee. EE.UU., 2003. 107’.
20 de septiembre de 2020. Play-Doc, XVI Festival Internacional de Documentales. Filmin, Tui. V.O.S.
John Harve McElwee, el bisabuelo de Ross, cultivaba tabaco en Virginia del Norte. Sus disputas con Jake B. Duke forman parte de la memoria de su familia. Pero los enormes males que causa el tabaco en todo el mundo no pueden atribuirse a los McElwee porque aquel antepasado resultó perdedor frente al magnate. Así que sus descendientes se dedicaron más bien a la medicina (y alguno al cine) y no a vivir del emporio más importante de la industria tabaquera mundial.
Ross McElwee vuelve a Virginia del Norte para indagar sobre su bisabuelo y su contrincante tabaquero y sobre las posibles conexiones de sus disputas con una novela (Bright leaf, escrita por Foster Fitz-Simons) y con una película (El rey del tabaco, protagonizada por Gary Cooper). Ambas ficciones bien podrían haberse inspirado en la contienda real que mantuvieron aquellos dos tipos hace más de un siglo. También buscará hablar con personas que sufren o se enfrentan a esa adicción con la que tanta gente pretende sentir la detención del tiempo mientras fuma un cigarrillo. Una sensación y una adicción que McElwee confiesa entender muy bien. Son las mismas que él siente cuando juega a parar el tiempo con su cámara. Y yo también debo reconocerlo: empiezo a sentirme enganchado a su cine y no puedo soportar la idea de que haya hecho una película titulada In Paraguay (¡nada menos que Paraguay!) y no esté incluida en la retrospectiva que le dedica este festival. Lo peor es que solo me queda recibir una segunda dosis de Photographic memories. Ya estoy temiendo el mono que vendrá después.