5 de septiembre de 2020. Cines Los Prados, Oviedo.
Celia estudia sexto de EGB en un colegio de monjas de Zaragoza. Es una edad con más dudas que certezas y en la que resulta difícil mantener la complicidad con las amigas y evitar sus desprecios. Sobre todo porque Celia no tiene más familia que su madre y cree que su padre murió antes de que ella naciera.
La cámara de Pilar Palomero sabe mantener la distancia y la neutralidad necesaria para que nos sintamos en medio de esta colección de estampas sobre la intimidad preadolescente (así se llamaba entonces a esa edad) en un colegio de monjas. Eso y la estupenda interpretación de las niñas (sobre todo la de Andrea Fandós en el papel protagonista) son lo mejor de una película que nos devuelve a 1992, aquel tiempo en que en España pasaron muchas cosas. Entre otras, que comenzara a implantarse en los institutos públicos la LOGSE, algo que aún tardaría en suceder en centros privados como el de Celia (y eso se nota). La buena acogida de esta ópera prima hace pensar en otras historias con inspiración más o menos autorreferencial sobre la misma época. Pero la atmósfera de Estiu 1993, la magistral película de Carla Simón, es mucho más sugerente y conmovedora que la de Las niñas. Y no solo porque estas vayan a un colegio de monjas.