12 de marzo de 2013. Casa de la Cultura, Avilés.
Tres veinteañeros belgas organizan un viaje a España decididos a perder su virginidad. El proyecto de ese grupo compuesto por un líder algo macarra, un rubio guaperas y un friki enamoradizo no resultaría muy especial si no fuera porque son además un tetrapléjico, un enfermo terminal y un ciego.
Sin esas minusvalías la historia se parecería a las de tantos jóvenes nórdicos que vienen a lo que vienen. Lo que la hace singular es la voluntad de combinar la normalidad de sus deseos con lo especial de sus circunstancias. Aunque da cierto juego el contrapunto de esa Claude que les conduce y cuida como un ángel de la guarda, un guión con demasiados resortes previsibles en busca de sonrisas y emociones no ayuda a que la película sea algo más que una historia entretenida.